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503 XV | Valcárcel, se empleaba en otras aplicaciones de tanteos aventurados,
504 VII | de todas las matemáticas aplicadas a la hacienda, el símbolo
505 XIII | mujer!» pensaba don Juan, aplicando el mismo verbo al calor
506 IV | complemento consistía en aplicar a las costumbres algo de
507 V | las de la Gorgheggi, le aplicaron esencias a las narices y
508 XIII | que se llama música; se aplicó de veras al estudio, dejó
509 III | mismo sitio, en el ánimo apocado y calmoso del suave cónyuge.~
510 XIV | dejaba que la debilidad se apoderara de él. Empezaba a sentirse
511 XV | Para mí! -Bonis se apoderó del papel como de una presa,
512 IV | por una pared maestra, el apodo vulgar de faltriquera (años
513 V | cabeza hermosa de aquel Apolo bonachón y romántico, algo
514 I | asfixia; hacían pensar en la apoplejía, en cualquier terrible crisis
515 XVI | la tarima, con la cabeza apoyada en el altar de relieve churrigueresco.~ -¡
516 XVI | aspecto más noble; carretas apoyadas sobre el pértigo, como dormidas,
517 XV | rostro de Emma, que tenía apoyado en su pecho, y encontró
518 XIV | al sentirse a su gusto. Y apoyando ambas manos en la cama,
519 II | Valcárcel perdieron su único apoyo, y el movimiento de retroceso
520 XII | aprovechar otras cualidades, más apreciables en aquella tierra, como,
521 XVI | tiros a los comisionados de apremios, a los alguaciles y a los
522 XIII | al darle a luz, tenía un aprendizaje anulado que le sirvió no
523 VII | esta. Emma, cada día más aprensiva y más irascible, exigente
524 X | y señoras que las hacía aprensivas, antojadizas, caprichosas.
525 XVI | despreciaba!... Como soy tan aprensivo... se me figura sentir cierta
526 XV | pronto.~ D. Venancio se apresuraba, tomando medidas con ademanes
527 VIII | peso de dos brazos que le apretaban con tal especie de ahínco,
528 XV | sudor frío, la garganta apretada.~ «¡Me estoy poniendo
529 XV | y se quedó con las manos apretadas sobre el vientre. Cuando
530 VII | frunciendo las cejas y apretando los labios, gozando, aunque
531 X | labios estrechos, sonreía, apretándolos.~ Así como, si a Sagasta
532 XV | tenía ella. Emma dejó de apretarse el corsé, dejó de defenderse;
533 XIV | con el trabajo, y hubo que aprovecharla, por más que doliera a unos
534 VIII | enérgico.~ Mochi se aproxima al héroe, le abraza y le
535 XII | verdadera, de que en una apuesta con un capataz de las minas
536 VII | libro de memorias en que apuntaba las medicinas, cantidades
537 XVI | apasionamiento -se atrevió a apuntar el respetable y mofletudo
538 X | más pensó, a pesar de lo apurado de la situación: «En las
539 X | su Bonis, como no se la apurase mucho, como no fuera en
540 XI | hacía, si no prodigios, arabescos muy agradables; el arabesco
541 VII | panteón, y saltó a la jota aragonesa.~ Se lo agradeció Bonis,
542 XVI | estaba dispuesto a morder y arañar para impedir que la salud
543 XII | XII -~ Ardían en las arañas de cristal muchas docenas
544 IV | de la costumbre, a formar arcos de círculo, semicírculos
545 X | los cuarterones de aceite ardiendo en los altares; pero en
546 XIII | rodeaba y le llevaba a desear ardientemente, no morirse, porque a la
547 XI | razonables; no se parecían a las ardientes prisiones en que se convertían
548 IV | bajo y gordo, era como una ardilla y hablaba más que un sacamuelas,
549 VII | engañarle, arrojarse con ardor al vicio, al amor lucrativo;
550 XIV | Por lo visto, temía los ardores del buen Nepomuceno.~
551 XII | a Emma Valcárcel. No fue ardua empresa la del tío, que
552 XV | que eran capitales para el arduo paso. Y arrojándose desnuda,
553 V | pensaba:~ -Esas columnas argentinas debía formarlas yo: ¡yo
554 XV | Minghetti que cante sus arias y sus romanzas, pero que
555 XIII | por aquellas jóvenes de la aristocracia, cuyos finos modales y hasta
556 XIII | amistad de aquellas elegantes aristócratas haciéndoles un favor y matando
557 VII | guarismos, y en punto a aritmética, decía él que todo lo entendía
558 III | como no fuera del orden aritmético, en el cual prefería las
559 XIV | previsiones y recuerdos aritméticos, no sólo a las cuentas del
560 I | guerra de las Alpujarras. Armado de punta en blanco, avellanado
561 I | a ti te cargaran con esa armadura, estarías gracioso.~
562 XVI | había leído, y de aquel Armando, que había amado hasta olvidar
563 XVI | Sacó el fondo de su armario de ropa blanca, que era
564 XIV | amparar a sus hijos, de armarlos contra la guerra, a que
565 VII | mujer.~ Sí, era preciso armarse de valor, ir al suplicio
566 II | elocuencia saliese como el armiño de las cenagosas aguas de
567 XVI | embelesado con sus travesuras armónicas en el órgano. Tenía aquella
568 XVI | nueva vida, más intenso, armónico y poético sentido. Era que
569 VIII | pero finos, mezclado con el aroma natural de la cantante,
570 VII | aguarda lecho de rosas y de aromas, que no sé si serán orientales,
571 XIV | Bonis a todo un tratado de arqueología; era del repertorio de las
572 XI | tono al cariño, que, al arraigarse y convertirse en costumbre,
573 XV | falso profeta que le había arrancado la esperanza de ser padre,
574 XIV | Pero en la noche en que, al arrancar la diligencia de Galicia,
575 XI | aprendí de tus primeros arranques de amor frenético y desvergonzado;
576 XII | comodidades que podían ser arrastradas casi con grúa, hasta las
577 V | desaparecieron algunos bastidores arrastrados, y Reyes se vio entre un
578 X | acercaba al lecho de su mujer, arrastrando las babuchas de fingida
579 XIII | claudicar; se había dejado arrastrar con todos los demás a la
580 XVI | diste el ejemplo... tú la arrastraste a esa vida imposible. Y
581 I | quiso dejarse robar; Emma le arrastró a la fuerza, a la fuerza
582 VII | de las horribles horas de arrebato enfermizo, casi epiléptico.~
583 XIII | los ideales; pero se las arreglaba de manera que en su disertación
584 XI | menos para él, tener bien arreglada la satisfacción de las necesidades
585 XIII | llamasen en adelante, previo el arreglo del mobiliario, derribo
586 XVI | noción clara del contrato de arrendamiento. La palabra foro le sonaba
587 XVI | mucho daño. Cuando mañana te arrepientas de tus palabras, acuérdate
588 VI | pero antes de morir se arrepiente de la trampa, y quiere devolver
589 VIII | que... lo digo yo y no me arrepiento, yo, Bonifacio Reyes, pago
590 V | así, y pensando mejor, se arrepintió de haber entregado aquellos
591 II | y de toda interpretación arriesgada e irreverente de la ley
592 X | realidad del alma ideas muy arriesgadas y que creía muy originales.
593 V | Poco después Bonifacio se arriesgó, poniéndose muy colorado,
594 XI | empleo a las manos, Bonis, arrimado al velador de incrustaciones
595 XVI | haga usted el favor de arrimarse a este rincón, porque ahí
596 XVI | igual situación; que se le arrinconaba demasiado, que se prescindía
597 XIV | impotencia de su honradez arrinconada por la traición, el pecado,
598 XII | del espíritu; oscurecidas, arrinconadas, avergonzadas; las vio,
599 X | quedaban como Santas Teresas arrobadas en la meditación y el amor
600 VII | dulcísima pendiente del arrobamiento ideal, cuasi místico, a
601 XIII | y por su nobleza y las arrogantes figuras que ostentaban,
602 XIII | a las algas, que el mar arrojaba a las costas de la provincia
603 XI | la última vez que había arrojado la pluma con el propósito
604 XV | Oliva de una estocada, y arrojándole a los pies un bolsillo de
605 VIII | colchón bien mullido, le arrojaron, como sirenas vencedoras,
606 VII | querido todavía; y engañarle, arrojarse con ardor al vicio, al amor
607 XII | extravíos lúbricos a que él la arrojase, pero siempre le ocultaría
608 XII | en calidad de ayudante, y arrollaba y desarrollaba planos, y
609 XVI | justicia, con plantarme en el arroyo... Yo eché a correr; salí
610 III | flaca criatura pálida y arrugada: lo demás del tiempo, casi
611 XV | deforme, ridícula, un vejete arrugadillo, que parecía un niño Jesús,
612 XVI | rostro del recién nacido, arrugado, sin gracia, lamentable,
613 XVI | miradas puntiagudas; le vio arrugar las comisuras de la boca
614 XV | esto nos produce algo o nos arruina en efecto».~ Volvió,
615 XIII | a Roma por todo. Si la arruinaban, ¿qué? Tendría gracia. Ella
616 XIV | las ruinas! ¡Los Reyes se arruinan; la casa Valcárcel truena...
617 VII | ha de querer arruinarse y arruinar a su mujer por una cómica.
618 XIII | vienen a divertirse y a arruinarnos; todos parecemos cómicos
619 XVI | estamos de acuerdo para arruinaros a vosotros, para acabar
620 VII | hacía soñolienta, parecían arrullos inocentes del cariño santo,
621 II | decir «los sustentáculos del artefacto, señor excelentísimo». A
622 VI | secreto de la confesión... in articulo mortis... La persona que
623 IX | hubiesen producido una artificial robustez... carne falsa...
624 XII | conseguido como resultado de las artimañas. Engañar por engañar era
625 VII | dejaba querer al estilo artístico-oriental tan ricamente. Y, sin embargo,
626 XIV | guarida, preparada contra los asaltos de las fieras, a las demás
627 XVI | la pila brillaba como un ascua de oro, iluminada por grandes
628 XVI | estaba seguro de encontrar asechanzas de aquellos aldeanos, que
629 VIII | harto contradictorios que le asediaban; pero la parte física pudo
630 XV | viajado, que ha visto mucho, y asegura que... Que las señoras comm'
631 II | que no era así; pero lo aseguraban todos. Los cortesanos de
632 XV | en adelante, pues estaba asegurada, o poco menos, la descendencia.
633 XV | y engordado, se sonreía, asegurando en voz baja que la cosa
634 XVI | anónimo que recibí hace días, asegurándome que tú habías cobrado dos
635 XV | médico del pueblo tuvo que asegurarle bajo palabra de honor que
636 V | Gorgheggi miró en rededor, se aseguró de que no había testigos,
637 VII | escribiente la superficie de aquel asendereado cuerpo de su mujer, donde
638 XVI | rey Sobrino, iba como de asesor. ¡Buena falta le hacía a
639 X | cuando se baje...~ Emma asestó los gemelos a los bajos
640 XV | Emma, y la sofocaba, la asfixiaba... Abrió los párpados con
641 XVI | tragicómica, aquella cara de mono asfixiándose, que era tan diferente de
642 V | que sobrevenir, y se dejó asfixiar moralmente, como él decía
643 XII | convirtió fácilmente en amistad asiduamente cultivada, en una amistad
644 XIII | pues en el trabajo era asiduo, y su destreza en todo oficio
645 IV | amar por uno de aquellos asiduos tertulios, un D. Críspulo
646 IX | el algodón en rama fuera asimilable y se convirtiera en fibrina
647 IX | el estómago, llegando a asimilar las buenas carnes, y los
648 XI | excelente?~ -Excelente -asintió Nepomuceno, limpiándose
649 XVI | boca abierta, y como quien asiste a una farsa muy chusca;
650 XII | veces la señorita de la casa asistía a las conferencias de su
651 XIII | natural de Valencia; había asistido en su infancia a los azares
652 XIII | y las de Ferraz también asistieron alguna vez al espectáculo,
653 XII | instrumentos de cuerda estaban asmáticos, sonaban a la madera, como
654 VIII | mis pies, etc.», y por una asociación de ideas, añadió por cuenta
655 XVI | vinagre que a veces se le asomaba al rostro sin saberlo ella,
656 XI | roquero, una hermosa nazarena asomada a la ojival ventana, una
657 XVI | de saber a vinagre, se le asomaron a los ojos.~ -El infame
658 X | no conocían; y además, se asombraba menos, porque conocía ciertos
659 X | subordinados para seguir asombrándose de aquella inaudita resolución.
660 X | tenía sus motivos para no asombrarse tanto como los otros; primero,
661 XII | del todo nuevo, inaudito, asombroso y de todo punto irregular
662 X | la pantomima con mayores aspavientos.~ Bonis se fijó bien;
663 VIII | el arte y el amor son dos aspectos de una misma cosa, el anverso
664 IV | difícil, llena de los roces ásperos con la necesidad y la miseria,
665 XIII | azares de la miseria, que aspira a convertir en industria
666 XI | cierta edad y se hacen ricas aspiran a la honradez como a un
667 VII | llegaría a ser prima donna assolutissima en los grandes teatros.~
668 XVI | esperaba. Nepo, con redomada astucia, con intención felina, le
669 VI | había lucrado, gracias a la asustadiza conciencia del jurisconsulto,
670 V | acudieron a todo correr, asustados. Serafina se puso en primera
671 VIII | un~ -¡Toma! ¡Vete a asustar a tu abuela!... ¡Infame,
672 XVI | rostro de Serafina volvió a asustarle. Aquella mujer tan hermosa,
673 XVI | y no se te decía por no asustarte... ¡hubo peligro!...~
674 XVI | pie. Sonrió de un modo que asustó a Bonis, porque nunca había
675 XII | filarmónico, pero oso, en un Ata Troll de carne y hueso.
676 X | la prosa miserable que le ataba a su oficio de médico provinciano,
677 XV | tocólogos de la ciudad y atacaba con dureza la fama milagrosa
678 IV | por casualidad después de atacar con valentía una nota, o
679 XVI | Ulises, aquellos perros le atacarían si le vieran; pero Eumaios,
680 XIII | las medias muy ceñidas, atadas sobre las rodillas y de
681 XVI | pasmo.~ Recapacitando y atando cabos, Bonis llegó a recordar
682 VI | común a todos los de casa. Atándose los cordones de la bata
683 XII | material, hipócrita, contra los ataques del macho; Marta podría
684 IX | sentía de echar cuentas y atar corto a Nepomuceno: comprendía
685 X | prosaico, pero familiar atavío, se volvió sonriente hacia
686 II | a la horda; era aquel el atavismo de todo un linaje. Por algún
687 III | las cuentas del tío, sin atender, sin sacar en limpio más
688 IX | Y llueve.~ Eufemia atendió al ruido de la calle.~ -
689 XIV | el tío, que sabía a qué atenerse!~ Bonis tuvo que sentarse
690 IV | qué guapa, qué amable, qué atenta con el público, qué agradecida
691 I | los ojos, antes sin vida y atentos nada más a la música, como
692 XVI | los cortes de las laderas aterciopeladas, semejantes en su caída
693 V | la pasión me asusta, me aterra; pero, con todo, no hubiera
694 VIII | La hora! -grita aterrado, y procura separarse de
695 VI | ponía delante el cuadro aterrador: «Emma saltaba de la cama
696 III | aquellas irregularidades aterradoras de los fenómenos periódicos
697 XI | dibujo, y en este punto el atildado pendolista no vacilaba en
698 X | género de los elegantes y atildados, que un doctor de borla
699 XVI | alarmado. Echó pie a tierra, ató el caballo al tronco de
700 XVI | Para huir de aquel atolladero, humillado, corrido, lleno
701 XI | eran remordimientos para el atolondrado marido. ¡Solo, solo se volvería
702 XII | Tanto foro, tanta casería atómica, eran cosa ridícula. ¡Sursum
703 III | tantos crímenes que debían atormentar con feroces remordimientos
704 XIII | alegría desfachatada, pero atractiva, que los demás miraban desde
705 XI | sofocantes, llenas de pavor y de atractivo. Yo soy el amante de una
706 IV | día procuró, como siempre, atraer hacia sí la atención de
707 VIII | Bonis estaba pálido, se le atragantaban las palabras, hacía pucheros,
708 XI | apuros de su miserable y atragantada existencia. En tiempo de
709 XII | escuela... y esto mismo la atraía, a pesar de ciertos asomos
710 XII | querer remediarlo, como atraído por un imán, se aproximó
711 XII | primer número del programa; atrajo la atención por dos cosas;
712 XIII | muchas veces para salir de atrancos. Comprendía él que parte
713 XII | carácter general; v. gr.: lo atrasada que estaba España, a pesar
714 XVI | perdonando anualidades atrasadas, o por lo menos aplazando
715 V | ciudadano del pueblo más atrasado del mundo, estaba allí,
716 XVI | un puente de madera que atravesaba el Raíces, riachuelo poético,
717 XIII | las muñecas a su amante, atrayéndole a su seno y besándole con
718 V | sin ánimo de ofenderle, me atreva a hacerme cruces, un millón
719 V | usted... no creí nunca poder atreverme a hacerlo... Usted no sabe
720 III | la esposa -. ¿Todavía te atreves a hablar? ¿No dices que
721 VII | de las más recónditas y atrevidas imaginaciones. Y si no,
722 XII | bobalicón de Bonis, ¿se había atrevido, sin su permiso... y saliendo
723 VIII | quieran los artistas. Si yo me atreviera huiría con vosotros, sería
724 IX | admiración para todos los grandes atrevimientos y extravagancias de este
725 IX | verosímilmente se hubiera podido atribuir a lo que él denominaba encantos
726 X | señas de su mujer ni les atribuyó gravedad alguna.~ -¿
727 XIII | él y le admiraba, hacía atrocidades ridículas para que su penitencia
728 XIV | Sebastián y Minghetti, que atropellaron a Bonis.~ -¿Qué hay? ¿
729 III | mermas de la hacienda a su aturdida sobrina, exigía que Bonifacio 1
730 XVI | Después de dos horas de aturdimiento, de verdadera agonía, sólo
731 XII | señoritos del pueblo de los más audaces y despreocupados. Emma y
732 IV | emitir juicio por una sola audición», el público, menos circunspecto (
733 VII | externo, con lo cual se aumentaban las fatigas del cónyuge
734 IV | poética piedad y daban una aureola de martirio a sus ídolos.~
735 XVI | como se piensa en el amor ausente, mandando miradas y deseos
736 XII | pecado, entre la virtud austera y la pasión seductora... ¡
737 X | una copa de Jerez superior auténtico, traído directamente, por
738 XIII | incidentes, descripciones autobiográficas que se referían casi siempre
739 VII | antes era para la esposa autocrática la única gracia de su marido,
740 XIII | pie; Julio se quejó a la autoridad porque el barítono se le
741 VI | echando fuego por los ojos y avanzaba en silencio hacia él, estrujando
742 XIII | representación en el caso de ser muy avanzado, librepensador y cosas por
743 XV | separándose de Emma, y Reyes avanzó resuelto, con ademán de
744 XIII | justo castigo de tontos avarientos y confiados necios, en que
745 X | y detestándole a él por avaro; y además, aunque parezca
746 V | una pasión fuerte todo lo avasalla, como había leído y oído
747 III | y venía aquella voluntad avasalladora, pero insegura, de cien
748 XI | plata, dibujaba con pluma de ave sobre un pedazo de papel
749 I | Armado de punta en blanco, avellanado y cejijunto, de mirada penetrante,
750 V | otras, sin duda se hubiera aventurado a vivir del arte y sería
751 XV | aplicaciones de tanteos aventurados, locos, desde el punto de
752 XIV | que era una actriz y una aventurera, para creerse una dama honrada
753 XIII | misma vida desarreglada, de aventurero simpático, generoso, alegre,
754 XIII | todos parecemos cómicos y aventureros, herejes y amontonados».
755 XV | sus entrañas, y le mostró, avergonzada de la caricia, como siempre
756 XII | oscurecidas, arrinconadas, avergonzadas; las vio, como el guardarropa
757 V | explicaciones, salió de allí avergonzado, aturdido, como si acabara
758 X | novedad. Se puso colorado, avergonzándose de su mal pensar. Ni en
759 VII | pasión fatal, invencible. Averiguado esto, todas las consecuencias,
760 XV | le pida cuentas al tío, averiguaré si esto nos produce algo
761 VI | escapaban las furias del Averno (estilo Bonifacio), gritándole: «
762 XV | cría de gallinas y otras aves de corral, mostraba un compendio
763 X | una tirantez nerviosa y avinagrada en el gesto, había sido
764 III | en aquella ocasión ¡rara avis! (dijo) Bonifacio tenía
765 XV | alta, echando a broma el aviso, que en realidad le había
766 XV | sus precauciones, con sus avisos continuos.~ -¡Cuidado! ¿
767 XIV | en obstetricia! Ella, tan avispada, en esto de fingir inocencia
768 XI | infernales. Aquellas abejas o avispas del diablo, volaban en torno
769 XVI | remordimiento le llenaban de avisperos el cerebro... Hubiera mordido,
770 XII | padre, como en calidad de ayudante, y arrollaba y desarrollaba
771 XI | Vaya si se les ayudará! ¿Verdad, tío?~ El tío
772 XVI | rara! Y ahora que yo la ayudaría con tanto gusto».~ El
773 IX | acá, nadie hacía nada para ayudarla a no morir, nadie decía: «
774 XI | prórrogas de esperanzas, ayudas del préstamo, acomodos del
775 XV | casa, Emma exigió que la ayudasen dos, que habían de ser Bonis
776 VII | virtud de usted... y le ayudo en su campaña para desarmar
777 IX | misa, en la esquina del Ayuntamiento. Corre, vete por eso; oye,
778 XIII | asistido en su infancia a los azares de la miseria, que aspira
779 XVI | un nombre en la comedia azarosa de la vida! ¡El bautizo
780 XII | Nepomuceno, que parecía haberse azogado las patillas, que semejaban
781 XIV | pertenecían.~ Emma rabiaba, azotaba el aire; y aumentaba su
782 I | con la punta de un pie, azotando el suelo, y en los pasajes
783 XVI | gracias a un trago de agua azucarada, que debió de parecerle
784 XVI | continuaban explicándole por a más b la ruina de los Valcárcel
785 XIII | animales; quedaba la torre de Babel; quedaba el pecado, que
786 XIV | hombre, arriba! ¡Siempre en Babia! Emma así..., y tú fuera...~
787 VII | transformaba en iniciativa de bacanal, es más, en un furor infernal
788 XII | Marta, virgen, era una bacante de pensamiento, y las mismas
789 XV | Cuidado! ¿Eh? ¿Qué es eso? ¿Un bache? ¡Maldito brinco! Despacio...,
790 X | filosofía, pero sin llegar a bachiller; mas su ciencia no provenía
791 XII | ejemplo: -¿Por qué lloras, badulaque? -Pues lloro de amor...
792 XIII | robusta alemana, que no bailaba porque... aquí una disculpa
793 XIV | esto lo he traído yo! ¡Y bailan sobre las ruinas! ¡Los Reyes
794 XIII | con la esperanza de estar bailando otras dos o tres horas.
795 XIII | riesgo de molestar a los bailarines, tal vez contenta con molestarlos,
796 XIII | plazas, iglesias, paseos, bailes y teatro. Pero llegó un
797 XIII | del Casino, y poco después bailó con Minghetti una polca
798 II | toda la familia. Cuando bajaban al llano venían cada vez
799 II | oriundos de la montaña, habían bajado a las villas de las vegas
800 X | los pies. Acaso cuando se baje...~ Emma asestó los
801 XII | hablar como la burra de Balaam; pero la inefable cantinela
802 X | anhelaba salir volando por los balcones y escapar muy lejos, beber
803 IV | eficaz consuelo; un verdadero bálsamo en forma de silencio perezoso
804 VII | partes; se le figuraba estar bañándose todo el día en los besos
805 XII | zurupeto, y más atendía ya a la banca y sus gajes que al arte
806 XVI | existencia? Un fiasco, una bancarrota, cosa inútil; pero todo
807 XIV | vecino para dirigir una banda municipal...; pero tiples
808 XVI | este San Sebastián con sus banderillas por todo el cuerpo..., aquel
809 XV | novedad a la costa. Emma se bañó al día siguiente, con los
810 XV | tiempo para levantarse de la banqueta del piano. Estaba él cantando
811 VII | aquellas horas de transportes báquicos, las caricias que ella hacía
812 II | tal vez porque eran más baratas y más cómodas. Ya se sabía
813 VIII | frase, «lo echaremos todo a barato»; y a la invitación de su
814 XIV | mí! ¡Qué atrocidad! ¡Qué barbaridad! ¡Qué va a ser de mí!... ¡
815 XII | pasión seductora... ¡Qué barbaridades pienso esta noche! -se decía
816 XV | y hubiese una de pópulo bárbaro. A esto había contestado
817 VI | servía para firmar como en un barbecho cuantos papeles le presentaba
818 IV | su pueblo averiados, como barcos viejos que buscan una orilla
819 XV | alegría, al arte..., a... los barítonos..., las mujeres superiores,
820 XII | después, todo junto, lo barnizaba con los cien colorines de
821 XII | muy fresca, llena de grasa barnizada de morbidez y suavidad;
822 V | por mi cara bonita -. Los barrenderos levantaban nubes de polvo
823 XIV | chusma dentro. Si fuera para barrerlos! Y a mí con ellos... a todos...,
824 X | elegantísima señora a paso ligero, barriendo las tablas con una cola
825 XII | madera, como sabe la sidra al barril; los de bronce eran estridentes
826 XIII | los demás pillastres de su barrio, al quedarse en el mundo
827 X | exactamente, a un mal como cuatro barruntado, pero que yo me figuro como
828 X | o él veía mal, o tenía barruntos de un cambiazo no exento
829 XVI | casa, menos él, todo aquel barullo de pasiones bajas, vulgares,
830 X | los jaropes del otro, que bastaban unas tomas de aquellos glóbulos
831 XI | arreglar otra campaña que bastase para pagar trampas, y esperar
832 II | matrimonios ventajosos que bastasen, con esta desmedida facultad
833 IV | Nabucodonosor que parecía el rey de bastos, ni un Atila semejante a
834 VI | Atándose los cordones de la bata saludó a un viejecillo que
835 XII | aplaudiendo, sonaban como batanes; Marta aplaudía también,
836 XVI | espera de la calderilla del bateo. Para Bonis, que siguió
837 IV | escenario. No había entonces baterías de gas y no podía llevarse
838 V | fueran, veía a Reyes que batía palmas entusiasmado; entonces
839 IV | las melancólicas olas que batían en la playa, y de las ramas
840 XVI | Había que reír a mandíbula batiente.~ Y se reían.~ Bonifacio
841 X | usado, que le servía de batín en las estaciones templadas.
842 XI | instalar sus personas y baúles en la mediana hospedería
843 XVI | a recibir las aguas del bautismo. Ahora no veía en nada de
844 XVI | hijo. Otras veces, viendo bautizar hijos ajenos, había pensado
845 XVI | ella sabía, que el niño se bautizara aquella misma tarde, para
846 XVI | llamara Antonio, aun antes de bautizarle. Se le llamaría Antonio
847 XVI | a mi hijo, que acaba de bautizarse, en el libro bautismal.~
848 XV | Bonis fueron dignos de un Bayardo y de un Creso, en una pieza.
849 VII | y al ver la expresión de beatitud de aquella cara, quedose
850 VIII | que había comido mucho y bebido proporcionadamente. Estaba
851 XII | amores musicales; estaba por Beethoven; en lo que estaban de acuerdo
852 X | las piernas, cometiendo la bellaquería que solían en los casos
853 IV | tan poca cosa, que las bellezas que había soñado y de que
854 XI | conjunción de estos dos bellos ideales. La familia no era
855 XV | del abogado Valcárcel, la bendición que santificó tus amores
856 XIV | seré como mi padre: un bendito, un ser vulgar». Y ahora
857 IV | tanto que desear como en los benditos años románticos; los adulterios
858 XIII | lecciones se daban con su beneplácito, y además podía observar
859 XII | En Madrid, en París, en Berlín, las grandes señoras sabían
860 XIV | brinco al estribo de la berlina, pudo, a hurtadillas, dar
861 VI | He consultado al chico de Bernueces, que es boticario y abogado...
862 VIII | abraza a Reyes, que le besa entre lágrimas.)~ Quiso
863 XIII | atrayéndole a su seno y besándole con un entusiasmo de agradecimiento,
864 XI | mujer no sabe que yo me dejo besar... y beso... como quien
865 IX | marido y todos los demás bestias de la casa, querrían sacarla
866 XII | hazaña engulléndose dos besugos. Esto era otra cosa; y los
867 XI | las que salían multitud de bichos, puntos unidos a otros puntos
868 I | darle cierto parecido con un bienaventurado. Reyes, tocando la flauta,
869 III | las injustas lucubraciones bilioso-nerviosas de su mujer, era el ruido.~ «
870 X | médico, que no conocía de la biografía de Proteo más datos que
871 XII | de etiqueta, paseaba los blancos dedos, de uñas sonrosadas,
872 X | abrazó a las almidonadas blancuras, que crujieron contra su
873 XII | gran cola, enseñando los blanquísimos hombros y las primorosas
874 V | oyó un silbido y voces y blasfemias que sonaban en lo alto;
875 X | pague.~ -Eso es una... bobada, tío, y usted dispense;
876 II | ni ciertas amenazas de bochornosas confesiones por parte de
877 VIII | mismo?, a no ser con una bofetada y un~ -¡Toma! ¡Vete
878 IV | inspiraban los poetas en boga, o los buenos cómicos, o
879 XIII | A Minghetti, que era un bohemio, sin saber de tal epíteto,
880 XII | el ingeniero jugaba a los bolos con singular destreza y
881 IV | faltriquera (años adelante bolsa). No había nadie en el palco.
882 VII | para los señores de las bolsas o faltriqueras, y hasta
883 XV | medidas con ademanes de bombero en caso de incendio. Siempre
884 X | puesto la cabeza como un bombo... voy a estar desvelada;
885 XV | sentían nostalgia de la vita bona que habían dejado. Serafina
886 V | cabeza hermosa de aquel Apolo bonachón y romántico, algo envejecido
887 III(1) | Bonifasio» en el original. (N. del
888 V | cinco mil reales por mi cara bonita -. Los barrenderos levantaban
889 XII | culpa la Inquisición y los Borbones, y después el mal ejercicio
890 XVI | un montón de tela blanca, bordada, de encajes y de cintas
891 X | atildados, que un doctor de borla amarilla.~ Bonis se
892 VIII | ve nada... ya todos están borrachos.~ Y sin esperar respuesta,
893 XIV | un poco, corrió la misma borrasca de que se estaba secando
894 XI | aquellos los días de las borrascas sensuales, en que el amor
895 XI | con otra luna, un cielo borrascoso con espíritus infernales
896 X | No hablo del pie, borrico; el pie ya sé yo lo que
897 IV | sirenas, esparcidos por los bosques repuestos y escondidos,
898 XVI | Sebastián, medio dormidos, bostezando. Unieron sus argumentos
899 VIII | lo primero que hizo fue bostezar, pero lo segundo... fue
900 XV | salas y pasillos, con una bota y una zapatilla, tal como
901 VIII | de oír a un infeliz, a un botarate, algo que les llegaba muy
902 VI | chico de Bernueces, que es boticario y abogado... sin precisar
903 VII | había aprendido que a «bragas enjutas no se pescan truchas»;
904 XVI | escondido tras de las olas que bramaban a lo lejos. Reyes, volviendo
905 VII | Tengo el gaznate hecho brasas...~ El mozo sonrió compadeciendo
906 XVI | Sebastián, que era positivamente bravo y fuerte, y muy capaz de
907 VI | con ellos iba a tapar una brecha abierta al crédito de la
908 XII | convertía en minutos las breves horas de aquellas interesantes
909 II | siglos remotos en que había brillado por las armas. Honra y provecho
910 I | de mirada penetrante, y brillando como un sol, gracias al
911 XII | apasionados y rientes, de bigote brillante y barba puntiaguda y algo
912 XI | las últimas esperanzas de brillar en el arte, y Serafina pensaba
913 XI | Valcárcel, había decretado que brillara en las profundidades de
914 XII | ocioso; con otro horizonte, brillaría como estrella de primera
915 V | que no había testigos, le brillaron los ojos con el fuego de
916 II | buena boda, salió de pobre, brilló en estrados con fulgor de
917 XV | gabinete de su esposa en pocos brincos.~ Horrorizada, con cara
918 XIII | noble orgullo de Federica Brion, que no quiso casarse nunca,
919 XII | lozanía del cuerpo era bien briosa y bien sólida; no había
920 XVI | tierra adentro, lejos de las brisas del mar. Era Raíces un misterioso
921 X | todo su cuerpo, vestido de brocado de comedia y cubierto de
922 VI | quitaba siempre la gana de bromear. Fuese por lo que fuese,
923 V | vientre de uno de ellos brotaba la luz de un sol que le
924 XV | dentro de la conciencia, la brújula del deber le daba vueltas
925 XV | se derretía en aquella bruma caliginosa, que envolvía
926 XV | abismo de una niebla húmeda, brumosa, y se despedía haciendo
927 VIII | Bonis se moviese, ella, bruscamente, sin levantarse, hizo que
928 II | con el natural huraño y brusco de la raza montés. Aquellos
929 VII | un corsé regente, en unos búcaros con chinos pintados, en
930 I | cabellera castaña, fina y con bucles, pie pequeño, buena pierna,
931 XI | hasta hubo su poquito de buffet, a pesar del acuerdo de
932 VII | buitre en una horca, un búho en un torreón escueto y
933 XIII | multiplicaban, verdaderas buhoneras de sí mismas, siempre con
934 VII | encaramarse en ella como un buitre en una horca, un búho en
935 XIII | aquella vida desordenada y de bullicio en que se había metido como
936 V | voz temblona -; come siete buono...~ Y le cogió la mano
937 XVI | haber sentido como unas burbujillas de ruido muy lejano, hacia
938 XI | símbolo de la defensa del burgués contra el invierno. Envidiaba
939 V | chistes con que Mochi se burlaba con disimulo de la orquesta,
940 XV | desafiaba su dignidad de esposa burlada, pensaba y decía a su cómplice
941 X | todo; su mujer se estaba burlando de él. Sabía de sus amores,
942 XII | sonrisas que eran señas y burlas mal disimuladas de los santos
943 XIV | Calle usted, Aguado! ¡No se burle de mí! ¡No estoy para bromas! ¡
944 XIV | comedor se acentuó el carácter burlesco de las bromas con que se
945 XVI | fingida humildad, Lobato se burló de su amo; haciéndose el
946 XVI | ver una especie de desafío burlón un tanto irónico. Vamos
947 IX | sonsacarle a la realidad burlona ninguno de sus utilísimos
948 XII | llegado a hablar como la burra de Balaam; pero la inefable
949 IV | como barcos viejos que buscan una orilla donde morir tranquilos,
950 X | significado no recordaba; ya lo buscaría en el Diccionario. Ello
951 V | lo tengo yo. Pero hay que buscarlo corriendo, no hay más remedio.
952 XV | carta, ha prometido volver a buscarme en cuanto haya una contrata
953 XVI | Eso que tú no tienes y buscas, lo tengo yo: tengo fe,
954 V | En cambio, si no se los busco inmediatamente me despreciará,
955 XVI | creído al verlo de lejos. ¡Ca! No se parecía a las grandes
956 XIII | algas), que hasta a las caballerías las hacía espantarse, pudiese
957 XVI | espesura, eran, las más, cabañas humildes, otras vetustos
958 XVI | iban ganando. Lobato, un ex cabecilla carlista, era un lobo mestizo
959 XVI | flautista..., y llevó, por los cabellos, la discusión al asunto
960 XVI | Recapacitando y atando cabos, Bonis llegó a recordar
961 IV | un Atila semejante a un cabrero, sino un caballero particular
962 VII | digámoslo así.~ ¿Y dónde cabría mayor gloria que gustarle
963 X | herirle, exclamó con gran cachaza:~ -Tiene razón Bonifacio; ¿
964 IV | movimientos de gato silencioso y cachazudo; apoyó los codos en el antepecho
965 VIII | ofendían mucho; más quería un cachete, si a mano viene, que una
966 XIV | susto?~ -Sí, parecía un cadáver...~ -Lo que parecía
967 XVI | veía atado a él por sutiles cadenas espirituales, de esas que
968 IX | pico, enamorado como un cadete y picado de veras y en lo
969 VI | caza mayor para mi caso; y cae lo que usted cree robezo
970 XV | cartas de amor, que de fijo caerían en poder de Nepomuceno y
971 XVI | capilla oscura, para no caerse.~ Como él no hablaba,
972 IX | desventuras sin cuento que caían sobre los predios de la
973 XVI | aterciopeladas, semejantes en su caída a los acantilados de la
974 IV | estrellas... de aceite, caídas. A la derecha del actor (
975 X | si a Sagasta o a Cánovas, caídos los llamase la Reina al
976 X | terno que iba sacando del cajón remitido por el artista
977 X | Polión.~ -Pero, vamos, calabacín, di algo; ¿son o no son
978 XIII | aburrida, inaguantable, un calabozo, una tiranía; pero ya era
979 XV | infalible; en la práctica, una calamidad. No se abandonaba por completo
980 X | experimentar una mujer de su calaña. Sobre todo, lo que ella
981 VIII | cuarto oscuro que a los calaveras del pueblo y al amo del
982 IX | no calentarse los cascos, calculando lo caro que le salía este
983 VI | miles de reales, le parecía cálculo superior a sus fuerzas ordinarias.~
984 IX | pelado sobre motivos de un caldo demasiado caliente.~
985 IX | dejaba robar, prefiriendo no calentarse los cascos, calculando lo
986 XIV | racionalista y moderado, calificaba de enfermizas. El infeliz
987 II | presbítero, si se le permitía calificarle así». «Mal aconsejado -decía
988 XII | que no sería ella quien la calificase de senil, en vez de rechazar
989 XVI | achicó un tanto por lo que él calificó de fuerza moral de aquellas
990 XV | derretía en aquella bruma caliginosa, que envolvía a la criaturita
991 VII | realizados entre las brumas caliginosas de las horribles horas de
992 XI | como siempre, caprichos caligráficos con remates de la fauna
993 VI | ellos, se decía, y seguía callando.~ Rompió el silencio
994 XVI | Bonifacio, que desde una calleja vecina contemplaba el cuadro
995 XVI | por aquellas quintanas y callejas adelante, de puerta en puerta,
996 XIV | disimulando el dolor de un callo que le había pisado aquel
997 VI | entrañas.~ El agua le calmó y dio cierta fuerza. Pudo
998 III | sitio, en el ánimo apocado y calmoso del suave cónyuge.~
999 V | el palco sobre la cabeza calva del músico.~ -¡Mil gracias...
1000 XII | antiguo figle, don Romualdo, calvo, digno, de gran panza; en
1001 XIV | él se quitaba las botas y calzaba las babuchas. No había felicidad
1002 VIII | botas en las manos (¿cómo calzar botas y no zapatillas al
1003 V | por la mañana de la cama y calzarse las botas de buenas a primeras.
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