Libro, Capítulo

1  III,       X|        pues, de este cuidado de abrir la tierra y unir los mares,
2   IV,    XXVI|        son tan recios, que para abrir uno es menester darle con
3   IV,    XXVI| quebrándolas así, las acaban de abrir y comen a placer lo que
4    V,      IV|      demás guacas o ídolos, era abrir las manos, y hacer cierto
5    V,      XX|    ordinario del sacrificio era abrir el pecho al que sacrificaban,
6    7,       V|        él lo agradaban, que era abrir los pechos y sacar los corazones
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