Libro, Capítulo

  1 Prom         |      habitación de aquel orbe; los cuales libros yo había primero
  2    1,      II|          que son muy notables, las cuales jamás me acuerdo haber echado
  3    1,      VI|        nuestra común patria, a los cuales respondemos que por eso
  4    1,       X|       regiones de ambos lados, las cuales, por caer entre el ardor
  5    1,      XI|          aquellas palabras: En las cuales cosas anduvistes un tiempo
  6    1,      XI|        sino a otros mundos, de los cuales escribe Clemente en su epístola:
  7    1,     XIV|       ventura es el Tauro), 76 los cuales montes caen a la siniestra
  8    1,     XVI|       consigo ciertos pájaros, los cuales sueltan a menudo, y como
  9    1,     XIX|          por el Rey de Suevia: los cuales indios, navegando desde
 10    1,     XXI|            hallado navíos grandes, cuales se requieren para pasar
 11    1,     XXI|         usaban los indios, con las cuales no podían engolfarse sin
 12    1,     XXI|        andaban por los navíos, los cuales creyeron que debían ser
 13    1,     XXI|          Papagayos hay muchos, los cuales tienen gran vuelo y andan
 14    1,     XXI|          ovejas de las Indias, las cuales, demás de la lana y carne,
 15    1,     XXV|          orbe donde habitan, a los cuales desengañamos con nuestra
 16   II,      IV|      inundaciones del Nilo, de las cuales tanto los antiguos disputaron.
 17   II,      IV|            grandes lagunas, de las cuales, según la verdadera y cierta
 18   II,      VI|           sierras del Perú, de las cuales coge inmensidad de aguas,
 19   II,      VI|           de Aguirre, de todos los cuales trabajos y peligros le libró
 20  III,       V|     vientos, que son notables, las cuales en diversas carreras de
 21  III,       V|          vientos.~ ~Ahora digamos, cuales de estos vientos llaman
 22  III,       V|           vientos llaman brisas, y cuales vendavales, nuestros marineros
 23  III,       X|      Europa, Asia y África, en las cuales entran unos brazos de aquel
 24  III,      XI|          aflojar tres días, de los cuales pensando dar en tierra cada
 25  III,    XIII|        grandes y valientes, de los cuales trajeron a España algunos
 26  III,     XVI|         altos de la sierra, de las cuales nacen ríos o arroyos, que
 27  III,     XVI|      sierras y cordilleras, en las cuales no entran ríos, antes salen
 28  III,   XVIII|            de calabazas, sobre las cuales echan las personas o ropa
 29  III,   XVIII|          para regar la tierra, las cuales usaron hacen con tanto orden
 30  III,     XIX|          trigo, cebada y maíz, las cuales no se dan en tierras muy
 31  III,      XX|    siembran, que llaman papas, las cuales debajo de la tierra se dan,
 32  III,    XXII|   condiciones que he dicho. En las cuales, las cosas más particulares
 33  III,    XXVI|           de los volcanes, con las cuales se encienden también otra
 34   IV,      II|         son la plata y el oro. Los cuales, no sólo entre los hebreos,
 35   IV,       V|           los hombres aman, de las cuales diremos algunas adelante.
 36   IV,       V|        mundo las de Potosí. De las cuales trataremos un poco despacio,
 37   IV,     VII|           después los romanos. Las cuales, como ya he dicho, no sólo
 38   IV,     VII|           el día de hoy, entre las cuales fué famosa la que de su
 39   IV,     VII|            palabras de Plinio, las cuales he querido aquí recitar,
 40   IV,    VIII|  inventaron los socavones, por los cuales se entra y sale a paso llano.
 41   IV,    VIII|  doscientas y cincuenta varas, las cuales tardaron en labrarse los
 42   IV,      IX|            de los azogues, con los cuales aquellos desechos, o desmontes
 43   IV,     XII|            se hacen en tinas), las cuales lamas se queman y benefician
 44   IV,    XIII|          son de agua; fuera de los cuales hay en Potosí otros treinta
 45   IV,      XV|           de los pobres buzos, los cuales bajan seis y nueve y aun
 46   IV,     XIX|          entrar los españoles, los cuales han llevado hortalizas y
 47   IV,   XXIII|        cierta telilla delgada, los cuales delicadamente cogen y son
 48   IV,   XXIII|            unos como capullos, los cuales se abren y dan aquella hilaza
 49   IV,    XXVI|     operaciones y medicinas; a los cuales podrá acudir quien deseare
 50   IV,   XXVII|           con mil diferencias, las cuales suelen los indios ponerse
 51   IV,     XXX|        quince días enteros. En los cuales, también por ver el sol
 52   IV,  XXXIII|           pusieron obrajes, en los cuales se hacen paños y frazadas,
 53   IV,   XXXIV|      también nombres de nuevo, los cuales de ordinario son los mismos
 54   IV,   XXXIV|        animales silvestres, de los cuales hicimos en el primer libro
 55   IV,   XXXVI|            Europa y África: de las cuales se lee haber en ellas castas
 56   IV,  XXXVII|          que de allá se traen; las cuales con mucha razón son estimadas
 57   IV,    XLII|           animales ponzoñosos, los cuales empozoñan el agua y pastos
 58   IV,    XLII|        crían la piedra bezaar, los cuales comen esta hierba y con
 59   IV,    XLII|     secretos y maravillas, por las cuales debe ser adorado y glorificado
 60    V,      IV|            de la Sabiduría. De las cuales se pueden tomar argumentos
 61    V,      VI|       capilla y adoratorio, de los cuales el virrey Marqués de Cañete (
 62    V,      VI|            que al propio Inga; las cuales llevaban a la guerra, y
 63    V,    VIII|            amigos y conocidos, los cuales traían presentes al muerto,
 64    V,    VIII|         según ellos lo pedían, las cuales eran tantas, que cuasi no
 65    V,      IX|           zorras, lobos, etc., los cuales iban hacia la cumbre huyendo
 66    V,    XIII|        unas varas delgadas, en las cuales estaban ensartadas muchas
 67    V,    XIII|          éste que se ha dicho, los cuales estaban pegados unos con
 68    V,    XIII|     ochenta gradas, al cabo de las cuales se hacía una mesa de ciento
 69    V,     XIV|        Dios verdadero o falso, los cuales sirven para los sacrificios
 70    V,     XIV|        chácaras de sus dioses, las cuales eran muchas y muy ricas.~ ~
 71    V,      XV|           doce a trece años, a las cuales llamaban las mozas de la
 72    V,     XVI|       dieciocho a veinte años, los cuales llamaban religiosos. Traían
 73    V,    XVII|          la gente dos días, en los cuales no llegaban a mujeres, ni
 74    V,   XVIII|    sortílegos por sus suertes, las cuales acabadas, de la contribución
 75    V,     XIX|            de los de Israel, a los cuales pareció este hecho tan triste,
 76    V,      XX|         las gradas del templo, las cuales se bañaban en sangre; lo
 77    V,      XX|          con ellos solemnidad; los cuales, por pocos que fuesen, siempre
 78    V,   XXIII|            por muchos días, en los cuales ningún forastero podía hallarse
 79    V,   XXIII|           de carneros blancos, los cuales aquel día sacrificaban.
 80    V,    XXVI|   salamanquesas, víboras, etc. Las cuales recogían los muchachos de
 81    V,    XXVI|         como a hombres santos, los cuales traían engañados y embaucados
 82    V,    XXVI|         hay en todas partes, a los cuales acuden muy de ordinario
 83    V,   XXVII|         los traían ocupados, a los cuales servían mucho más por el
 84    V,  XXVIII|         que usaban los indios, las cuales, porque eran muchas y varias,
 85    V,  XXVIII|          la gente dos días, en los cuales no llegaban a mujeres, ni
 86    V,    XXIX|        solemnidades y fiestas, las cuales de hacienda eran más baratas;
 87    V,    XXIX|         antes de la fiesta, en los cuales tañía aquel sacerdote la
 88    V,    XXIX|        habían de llevar, todos los cuales salían embijados de negro,
 89    V,    XXIX|          según su posibilidad, las cuales eran el pie de altar de
 90    V,    XXIX|         unas cintas anchas, de las cuales pendía en medio de las espaldas
 91    V,    XXIX|           y de los sacerdotes, los cuales habían ayunado cinco días
 92    V,     XXX|            como queda dicho, a los cuales asistía sólo un sacerdote,
 93    V,     XXX|            en aquestas formas, los cuales, subiéndose en una arboleda,
 94    6,       I|      dignas de admiración, por las cuales se deja bien comprehender
 95    6,      II|   llamábanlos días valdíos, en los cuales no hacía la gente cosa alguna,
 96    6,      II|         cesaban de sacrificar. Los cuales días cumplidos, tornaban
 97    6,    VIII|           hoy día Quipocamayo, los cuales eran obligados a dar cuenta
 98    6,       X|       llaman allá chasquis, de los cuales se dirá en su lugar.~ ~
 99    6,      XI|       capitanes y príncipes, a los cuales durante aquel ministerio
100    6,      XV|      señalaban para aquello, a los cuales el Inga proveía lo que había
101    6,     XXI|       llamaban los Pururaucas, las cuales llevaban a la guerra con
102    6,     XXV|           príncipes electores, los cuales, después de elegido el rey,
103    6,    XXVI|      señalaban en las guerras, los cuales salían siempre en ellas
104    6,    XXVI|       tanta cuenta como éstos, los cuales tenían unas coletas cortadas
105    6,   XXVII| voluntariamente llevaban allí, los cuales tenían ayos y maestros que
106    7,      II|       policía, los Navatlacas, los cuales se dividen en siete linajes
107    7,     III|           de los Tlascaltecas. Los cuales los aseguraron y, fingiendo
108    7,       V|    naciones con los mejicanos, los cuales habían elegido por su capitán
109    7,       V|       pueblo de los Culhuas, a los cuales hallaron de fiesta, y allí
110    7,     VII|         dios les mandó adorar, los cuales llamaron Capultetco, que
111    7,    VIII|          con un gran presente, los cuales dieron su embajada en esta
112    7,      IX|         ciudad de Azcapulco, a los cuales pagaban tributo, como gente
113    7,       X|        culto de sus dioses, de los cuales tenían por opinión que eran
114    7,      XI|            los de Culhuacán, a los cuales contaron el hecho tan feo
115    7,     XII|         gateando por el suelo, los cuales perecerán, si nuestros enemigos
116    7,     XII|         otras muchas palabras, las cuales, como en su lugar se dijo,
117    7,    XIII|         plebeyos y los nobles (los cuales cumplieron después de grado,
118    7,   XVIII|           a sus contrarios, de los cuales, cuando le acometieron,
119    7,     XIX|        otros enojado Autzol, a los cuales se les puso en figura de
120    7,     XXI|            lo habían usado, en los cuales reprehendió mucho haberse
121    7,   XXIII|           adoraban juntamente: los cuales, así por haber pasado en
122    7,   XXIII|          decir lo mismo, entre los cuales fué uno, que muy en particular
123    7,    XXIV|            verdes y amarillas, las cuales creyeron los indios ser
124    7,    XXIV|      entrar los embajadores, a los cuales no les faltó sino adoralle
125    7,   XXVII|           de aquella tierra, a los cuales, viendo el español que pasaban
126    7,  XXVIII|          dignos de memoria, de los cuales no sólo oímos milagros notables
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