Libro, Capítulo

 1    1,      IX|           pues, el filósofo55 del viento ábrego o sur, si hemos de
 2    1,      IX|   conceder que el ábrego es aquel viento que sopla de la región que
 3    1,      XI|          llevándola la fuerza del viento por el mar océano, vino
 4    1,     XVI|      regíanse por la cualidad del viento y por conjeturas del camino
 5    1,     XIX|      arrebatadas de la fuerza del viento, y arrojadas a tierras no
 6    1,     XIX|          vencidos de la furia del viento, sin tener ellos tal pensamiento.~ ~
 7   II,     VII|       disipando, ni derramando el viento, con facilidad se derriten
 8   II,    VIII|         el sol cause lluvias y el viento las estorbe, o que las haga
 9   II,    XIII|           debe a la propiedad del viento que en ella corre, que es
10   II,    XIII| principalmente en la cualidad del viento pruébase con indicios y
11   II,    XIII|          por participar menos del viento que refresca. Y así otras
12   II,    XIII|      otras tierras donde no corre viento, o es muy terrestre, y abrasado
13   II,    XIII| diferencia, sino la propiedad del viento, que o refresca o enciende.~ ~
14   II,    XIII|         en esta consideración del viento que se ha tocado podrás
15   II,    XIII|       diferencias y extrañezas el viento es el que principalmente
16   II,    XIII|          cesando el beneficio del viento fresco, es tan grande el
17   II,    XIII|     ordinario y como morador este viento fresco, no consiente que
18   II,    XIII|         en el Perú el frescor del viento hace que, en faltando de
19   II,    XIII|      contrario, que, por cesar el viento de la mar por las mañanas
20   II,    XIII|    virazón, que llaman, o marea o viento de mar, que todo es uno,
21   II,    XIII|        brisa de ordinario, que es viento apacible y fresco.~ ~ ~ ~
22  III,      II|       destruyen. Corriendo cierto viento se ve en alguna costa llover
23  III,      II|        lenguas se ven de un mismo viento notables diversidades. En
24  III,      II|         en Cartagena, es el mismo viento pesado y malsano. El ábrego,
25  III,      II|          que en África llueve con viento del norte, y el viento de
26  III,      II|        con viento del norte, y el viento de mediodía es sereno.~ ~
27  III,      II|          de tierra o mar un mismo viento tiene propiedades muy diferentes,
28  III,      II|      claramente se percibe que el viento de una parte es cálido y
29  III,      II|           aire, de donde viene el viento, si allí no se halla su
30  III,      II|     eficiente, y quien produce el viento, ese le da la primera y
31  III,      II|           los hombres, y envía el viento que quiere. Y no como el
32  III,      II|          quo vadat. El espíritu o viento sopla donde le parece, y
33  III,      II|          movedora y causadora del viento.~ ~ ~ ~
34  III,     III|          por Aristóteles127 si el viento austro, que llamamos ábrego,
35  III,     III|       equinoccial, no deja de ser viento austro o sur, pues viene
36  III,     III|           lado del mundo, como el viento norte, que corre del lado
37  III,     III|        sur. Bien es verdad que el viento norte no es allá tan generalmente
38  III,     III|        costa, y siempre correr un viento, sin dar lugar a su contrario;
39  III,     III|         en la mar. Y en Potosí el viento que llaman tomahaui, que
40  III,     III|          y en toda la tórrida, el viento de oriente, que llaman brisa,
41  III,     III|       corriendo en la tórrida ese viento, sino rarísimas veces. Porque
42  III,     III|   trópicos es ordinario y regular viento el de la brisa. Lo cual
43  III,      IV|       parajes no hay esperar otro viento: ya se sabe que el que corre
44  III,      IV|         la línea se halla siempre viento a popa, que es brisa. El
45  III,      IV|        meses, sin faltarles jamás viento, ni tener tormenta, y fué
46  III,      IV|           porque siempre tuvieron viento a popa, hasta topar las
47  III,       V|           del hemisferio viene el viento, y el partille en tantas
48  III,       V|         su contrario el austro, o viento que vulgarmente llamamos
49  III,       V|    vulturnus y corus son el mismo viento que es sueste, o jaloque:
50  III,       V|         cinco partes que corra el viento, aunque no le será igualmente
51  III,      VI|         causa de hallarse siempre viento de oriente en la tórrida
52  III,      VI|          poniente, hallan siempre viento a popa yendo en poca altura,
53  III,      VI|        más cierto y durable es el viento; y al contrario navegando
54  III,      VI|           oriente, siempre hallan viento por proa, y contrario. Porque
55  III,      VI|       partes y región continuo el viento de brisa, que corre de levante.~ ~
56  III,      VI|      navíos, y que no era aquello viento propiamente, ni exhalación,
57  III,      VI|       puede negar que sea también viento, y le haya, pues hay vahos
58  III,      VI|      continuo y cuasi uniforme el viento de oriente a poniente cerca
59  III,    VIII|            ello es cierto, que el viento terral prevalece más con
60  III,    VIII|          no hallaron calmas, sino viento fresco; y así en dos meses
61  III,    VIII|            fácil y sereno, por el viento sur, que corre allí, y con
62  III,    VIII|           nublados y aguaceros, y viento que a veces bramaba horriblemente.
63  III,      IX|           Escritura131 llama a un viento, abrasador; y a otro le
64  III,      IX|     abrasador; y a otro le llama, viento de rocío suave.~ ~Y no es
65  III,      IX|          tan notables efectos del viento, pues en el mismo hierro,
66  III,      IX|           esto causado de solo el viento, que todo lo gastaba y corrompía
67  III,      IX|       tierras de Indias el aire o viento que corre, que es marearse
68  III,      IX|     alteración tan extraña sea el viento o aire que allí reina, no
69  III,      XI|        porque aquella costa tiene viento contrario, que corre siempre
70  III,      XI|   siguiente, durando la furia del viento, que era travesía, los de
71  III,      XI|        más que pudo; mas, como el viento era travesía y forzoso,
72  III,      XV|        soplaban como a pelotas de viento para que no se hundiesen.
73  III,      XX|         su costa no tiene sino un viento, y ese no es el que suele
74  III,      XX|         ser de su naturaleza este viento el más tempestuoso y más
75  III,     XXI|         suerte que no deja soplar viento de parte de tierra si no
76  III,     XXI|            y así no corre más del viento de mar, el cual, no teniendo
77   IV,       V|          como hornillos, donde el viento soplase recio, y con leña
78   IV,       V|          las laderas del cerro al viento natural, con el cual se
79    V,      IV|           sino que el fuego, o el viento, o el aire presuroso, o
80    V,    XXIX|        escuridad de la noche y al viento, y rogándoles que no los
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