Libro, Capítulo

 1    1,     VII|        en nuestras almas cierta lumbre del cielo, con la cual vemos
 2    1,     VII|        entender: y con la dicha lumbre interior aprobamos o desecharnos
 3   IV,      IV|  propiedad de resplandecer a la lumbre de fuego mucho más que la
 4   IV,      IX|    verlos arder de noche, y dar lumbre tan lejos, y estar en sí
 5    V,     Pro|       les comunicó la admirable lumbre de su evangelio.~ ~Por tanto,
 6    V,       V| ligereza sin cansarse, llevando lumbre a todas las partes. Y así
 7    V,     XVI|      manera de ángeles, y tiene lumbre de noche y de día; y cuando
 8    V,     XVI|        templo el incensario, la lumbre y los vestimentos; barrían
 9    V,     XVI|         porque no se apagase la lumbre que estaba delante del altar;
10    V,    XXXI|        tinieblas a la admirable lumbre de su evangelio, suplicando
11    6,      II|       para qué eran vasijas, ni lumbre, y así se estaban toda la
12    6,      II|        principio de otro siglo, lumbre nueva, y compraban vasos
13    6,      II|         comer, e iban todos por lumbre nueva donde la sacaba el
14    7,     XII|       Fáltaos ¡oh mejicanos! la lumbre de vuestros ojos, mas no
15    7,   XXIII|      También una vez, sin haber lumbre en todo el templo, ni fuera
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