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Alfonso Martínez de Toledo, detto Arcipreste de Talavera
Vida de Sanct Isidoro

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Capítulo XX

Aquí comiença el tractadello de la oraçión que fiço sanct Ysidoro contra las tentaçiones del enemigo para demandar la graçia de Jesu Christo

 

Oy señor Jesu Christo, Rey todo poderoso, el mi triste lloro e el mi canto amargo, que ofresco a tí con corazón ferido atribulado, e vee las mis lágrimas e sospiros e escucha los mis gemidos. A tí alço la mi boz, llorando e ferido de gran dolor, e sospirando de todo corazón demando con todas entrañas perdón al mio señor. Las mis mezquindades e cargas que me apremian luengamente e me roen cruelmente, e non me dan lugar de resollar. Agraviaste, señor, sobre mí la tu mano con grand fortaleza e quebrantastes con azotes la mi carne enferma con feridas de fierro e pestilençia e con cárceles e tiniebras. Haz con que puedas matar al malo con verdat, mas ruégote que después del açote des perdón a la su maldat, ca non deseas la muerte mas la vida del mortal. A ty llamo con lloro e gemidos e sospiros, ençerrado entre quatro paredes sin consolador. Ave misericordia de mí, e oye el mi clamor. E a ty llamo todo el día, mas tú aluengas la mi libraçión. Ruégote que non olvides la tu piedat antigua. Ca sy quisieres proçeder contra mí por rigor de justiçia, digno so de mill penas, digno so de mill muertes e de mill cruezas. Ayúdame, señor e dame perdón. Ca ya non puedo sofrir tan grand passión. Vil so fecho; e la mi vida e los mis años son gastados en gemidos e dolor. Amarga cosa es aquesta, mas asaz es ligera por ser pasadera; e grave, mas aquello será mucho más amargo e que non será revocado; quando el dolor non abrá folgura e las penas serán perdurables. E allí arderá la llama, e quemarán los cuerpos de los dañados, e non abrá allí alguna esperanza de ser dellas librado después que fuese a ellas condenado. E del su temor so muy espantado. Tú serás juez e testigo quando vinieres al juyçio a dar a cada uno gualardón segúnd que fizo. E non es en mí obra por que me pueda salvar sy estrechamente me quisieres estonces esaminar. Aborresçible será delante de tí la maldat; e non será a ty ayuntado el que fuere della ensuçiado suçio. Ni entrará el cabrón fidiendo, con los corderos limpios e vertuosos. Non será segura delante de ty la justiçia de los justos; porque sy la quisieres estrechamente esaminar, la su justiçia será fallada desegualdat. Ay de mí, que paresçeré enredado de viçios delante de ty. Allí será passado el bien e el mal, e será dado gualardón al bueno segúnd su bondat o maldat. ¿Que faré si me hechare la carga de la my maldat a la syniestra, de los que han de dañar? Ally verán los malos a los buenos en bienandança segúnd que meresçieron. Y abrá muy gran tristeça porque no vinieron así como ellos porque fueron gualardonados segúnd sus meresçimientos. Aullarán e gemirán y farán llanto grande e amargo qual nunca fué visto ni oydo ni pensado. Ay de mí, que non abré a do me pueda asconder allí en la tierra nin en el çielo nin en el mar; porque toda la tierra con el ayre arderá. E ¿a me asconderé, mezquino, para que pueda foir el espanto del tu juyzio? Allí será açertado todo el mando del tu poderío, porque tú finches el çielo e la tierra e non es cosa alguna que pueda durar syn la tu sostenençia. E non podrá foir de la tu yra el que non obiere amansado la tu justiçia. Angustiado so de cada parte, e apremido so de presuras, e el mi corazón embuelto de las ondas de la tristeza e angustia; e la mi alma nada en lágrimas e non falla folganza. Arrebato las armas de la penitençia, conviene saber, el çiliçio e el sayal; e llamo a las orejas de la tu piedat, ofreçiendo mis pregarias con grandes gemidos e lágrimas. Oye, señor, las pregrarias que ofreçe a ty la mi alma, e acata los mis dolores e angustias, ca so tu criatura e fechura. Para mientes, ya, señor, a las mezquindades que sufre el mi corazón, e quita de mí los azotes e el dolor, e non quebrantes con desdén al que criaste con el tu poder. Alimpia de my las fezes de los mis peccados antes que vengas a juzgar el día del grand espanto; ca non podré pareçer delante de ty linpio, si non me alimpiares agora ante del juyzio. Reçibes a los peccadores, mas a los que justificas agora con los tus dones e acatas a muchos así como a sanct Pedro e façen penitençia de los sus yerros; e lievas al çielo a los que avían caydo en el infyerno. Non es en mí algún bien con que me pueda defender. La mi consçiençia teme la grandeça de las penas. He miedo de caer en el espanto de la pena advenidera. Acorre, agora, buen señor, al que peresçe y líbralo de la yra perdurable e de la muerte. E salve la tu piedat al que atormenta a la tu justiçia e egualdat. Perdonas a muchos los peccados de grado sin sus mereçimientos, por la sola bondat de la tu piedat; plégate de non negar a mi lo que otorgaste a muchos. Fasta aquí eres amansado por la confessyón de los humildes, e inclinaste a perdonar por los lloros de los tristes; consuela agora las lágrimas que ofresçe a ty piadosamente la mi alma. Perdona, padre de toda benignidat, el mal que confyesso a ti con entrega voluntad; e resçibe, señor, la mi confesyón, e otórgame misericordiosamente perdón. Non es pequeña la tu mano para salvar; e mucho es grande la tu misericordia para perdonar; e por ende da perdón al mi clamor e abe de mí misericordia porque non peresca. Atiempra, señor, algúnd poquillo la tu yra, e non me quieras açotar con el açote perdurable e eternal. Señor, demuestra el tu poderío ca mucho so mezquino e más mucho eres tú más misericordioso e venigno, Señor, ha piedat e tórname la graçia que perdí por la mi maldad e non me condenes con el mi error, mas dame perdón e acórreme con tu bendiçión. Atormenta la mi carne quanto a tí plaçe, alegremente sofriré las llagas temporales, tanto que non me condenes con desdén a las perdurables. Atorméntame aquí con dolores, e quebrántame con açotes e alinpia agora con tribulaçiones, e non atormentes la mi alma e la mi carne con la pena perdurable. Judgame, señor, con piedat, e busca al que peresçió con aquella misericordia e benignidat con la qual recoges a los que se apartan de ty, e conviertes e enmiendas a los que yerran. Conosco, señor, que herré así como fijo peccador e desgastador e destruy los bienes que de tí resçeby. E agora torno a ty ferido e menguado e vil; non so, señor, digno de ser llamado tu fijo, porque non quise guardar los mandamientos de la tu paternidat. E me fuy e bolviendo e dando a toda cobdiçia mundanal, fize mal delante de ty con locura e nesçedat. E moví contra mí la tu ira con grandeza de maldat; e por ende derechamente es derribado el mi corazón en grand llanto e dolor tórnome a ty con lloro, señor todo poderoso, confessando mi herror; e resçibe la mi confesyón e non te acuerdes de la mi ofensa, de las mis maldades, mas perdóname con piedat de padre. Sy me quisyeres judgar segúnd la mi maldad digno so de pena de grant crueldat; mas castígame asy como castigas a los que amas, con charidat, non para me matar, mas para me enmendar. Non me atormentes con crueza, segúnd que lo meresçía la mi offensa, mas atyenpra la tu aspereza e non me atormentes con tanta graveza que desespere e peresca. Ruégote que non me dexes ser vençido de las tentaçiones del enemigo, porque non sea derribado por fuerça, asy como mesquino, mas sea defendido por el tu poderío. Non me dexes ser somido so las tentaçiones de los spíritus malignos, ca non podría sofrir la su crueldat si me desamparase la tu benignidat. Ruégote, padre, con umildat que me quieras perdonar e mostrar a my la tu benignidat, ca mucho so tornado mesquino además por la longura de la pena e mesquindat. Non pongas la mi carne en dolor perdurable, porque non sea costreñida la mi alma a salir cruelmente de la vida presente, mas da fin a mis tormentos, porque el mi spíritu pueda aver refrigerio. Visítame, señor, e acuérdate de mí, levántate e venme a librar; di al captivo: Sal fuera, mesquino. Saca de la cárcel al que está ençerrado en muchas tyniebras e males. Segúnd que veo, señor todo poderoso, mucho he sido vençido del enemigo engañoso, e en mucho mal he caydo por el mi alvedrío. E estiende la tu mano e acórreme a mí mezquino. Lloro con grand compasyón los males que he cometido; ofresco a ty plegarias con lloro e gemidos; ruégote, señor, que otorgues perdón al mesquino. Non abastan las mis lágrimas para alinpiar la mi maldat; mas perdone la tu piedat lo que las mis lágrimas non abastan a alinpiar. Faz justo al peccador por la tu sola misericordia e faz claro al que es obscuro por las tinieblas de las sus malas obras, e faz al aborresçible resplandesçiente e al desegual inoçente; e torna el muerto a la vida que dura por siempre. Perdona los mis peccados con misericordia e piedat e libra la tu fechura del poder de Satanás. E acuérdate de la tu criatura, e líbrala de su angustia. Non derribes, señor, en la muerte perdurable, por los peccados de la carne, la obra que criaste e da perdón a los mis males; cadixiste que los peccados podrían ser alinpiados por sentençia saludable. Non es por çierto culpa alguna tan grave que non pueda ser perdonada por la tu piedat perdurable. Caenseñaste que serían perdonados a los omes sus pecados, salvo la blasphemia que es contra el spíritu sancto. Creo segúnd que non me querrás condenar, pues que me açotaste por me castigar porque tornase a la tu graçia linpio de toda maldat. Pequé, señor, pequé e offendí gravemente a ty. Non me quieras, señor destruyr, pues que me torno a ty. Otórgame lo que te pido e alínpiame antes que salga de aqueste siglo y líbrame agora mientra bivo. Non me preguntes, señor, quién he seydo, mas qué es lo que agora codiçio, e non me condenes por la culpa passada, mas hemienda el desseo de la mi alma; perdona las sus obras malas. Reçibe, señor, al siervo que fuyó de ty e dessea agora a ty venir, e fazlo digno del tu serviçio. Suelta, señor, e quebranta las cadenas con que está atada la mi alma, e abre la puerta de la cárcel llena de tinieblas, e demuestra el resplandor de la tu caridat al peregrino que está en escuridat e es ageno de la tu eternidat. Tú, Dios mío, eres fazedor de claridat e Rey de gloria eternal, nin puedes ser declarado por palabra humanal, nin eres escureçido por alguna escuridat. Oy al que llama a ty con grand trabajo e mezquindad. Visita, señor, al syervo que criaste, e dale lugar de llorar lo que ha errado en aquesta vida mortal, e otórgale segúnd su desseo la claridat de la luz eternal. Señor Jesu Christo, tú que eres rico de benignidat e graçia, oy las mis plegarias e dame mientra bivo fructo e meresçimientos, porque non me deseches el día postrimero, sy pareçiere delante de ty mañero. Dame, señor, graçia para bien obrar después de tanto mal porque el tu don tenga que ofresçer a la tu magestad, y pueda pasar de la syniestra a la diestra de la eternidat. Non me ayuntes, señor, con los malos en la muerte que syempre ha de durar, ni me dexes ser sorvido del pozo infernal; caveniste a librar de la muerte a los que en ty creyesen. Cantaré gloria belable a ty y al spíritu sancto con el padre, ca a ty pertenesçe la alabança y el poderío perdurable. Amén.

 

Enxerí aqueste tractadello que este sancto Doctor fizo en el latyn, por la orden de las letras del a. b. c. porque en aquestas sus palabras pueda qualquier conosçer quán grande fué la su humildat; ca resplandeçiendo por tantos miraglos delante de los ojos de la Magestad divinal, non andubo en grandes cosas nin en maravillosas sobre sy, mas confessó las sus pasyones corporales, non para se gloriar en ellas, mas para amonestar a los seguidores de Jesu Christo que no se ensalçen en sobervia nin se quebranten en las contrariedades por tristeza, mas se alçen por esperança de perdón a desseo de la vida advenidera.

 

E escrevió una epístola al varón digno de reverençia Mausona, obispo de Mérida, de la reparaçión de los Perlados si caen en peccado de la carne. Enxerímosla en aquesta su historia porque es muy provechosa, non solamente a los obispos e a las otras personas de la yglesia mas aun a los que se tornan a Dios por penitençia.

 

 




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