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Alfonso Martínez de Toledo, detto Arcipreste de Talavera
Vida de Sanct Isidoro

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Capítulo XXIII

De la epístola que embió el Arçediano Braulio al varón sancto

 

Al mi señor e verdadera mente mi señor en Jesu Christo, Ysydoro muy alto e escogido entre los obispos, yo Braulio, postrimero entre los pecadores e syervo syn provecho de los syervos de Dios, me encomiendo. Mucho se suele alegrar el ome de dentro e spiritual mente en preguntar a aquel con quien ha grand amistad. E por ende mi deseo es, mi señor, digno de toda reverençia, sy non me lo embargassen los mis peccados, abraçar benigna mente con las mis lágrimas, si reçibiesses en paçiençia las mis querellas, ca lo uno e lo otro desseo fazer, conviene saber, preguntarte para aver enformaçión de las mis dubdas, e demostrarte las quexas que tengo de la tu Reverençia. E ruégote que me oygas benigna mente, e que des entrada a estas letras en tus orejas, dando audiençia al que iaçe derribado a la puerta. E aunque me podría embargar por ventura el temor de tu querella de alguna mi culpa, mas non ha lugar, porque a do hay ruego de lágrimas non hay señal de offensa alguna. E por ende ruego que resçibas las mis lágrimas, e non pares mientes a la liçençia del mi atrevimiento e sobervia mas al amor del mi corazón.

 

Syete años pienso yo que ha que he te demandado los libros que feciste de las Etymologías, e non he avido fasta aquí respuesta con obra de la tu Reverençia. Mas a las vezes te escusas sotilmente que non son acabados. E por ende tornaré yo mis ruegos agora en querella, porque le non he podido alcançar por rogarías pueda alcançar de ty por quexa e lágrimas. Ca muchas vezes aprovecha al pobre dar grandes vozes. ¿Por qué, señor mío, non me das lo que te demando con muchas rogarías? Ca quiero que sepas una cosa, que non te dexaré folgar fasta que me embíes lo que dessea la mi voluntad. Nin me plaçe que te escuses diçiendo que non quiero lo que as fecho. E por ende non te çessaré de afyncar muchas vezes fasta que pueda de ty sacar e alcançar lo que te embío a demandar. Ca aquesto nos manda el nuestro Redemptor en el Evangelio diçiendo: «Buscad e fallaredes, llamad e abrirvos han.» E por ende busqué e busco e llamé e llamo; non çessaré de llamar fasta que me abras, porque sy al non, oygas al que se querella, pues que non as querido oyr al que te ruega. E non he vergüeña de fablar yo nesçio e syn letras a ty que eres muy enseñado dellas acordándome de aquel mandamiento del Apóstol que te manda e diçe: «Sofrid de buena mente a los nesçios.» E non te escrivo aquesto por te lisongear, mas por deçir la verdat. Por ende raçonable es mi querella, pues que non as querido oyr al que te ruega. ¿Por qué tardas de partir la moneda e espensa que te es encomendada neçessario? Desata la mano e da a los siervos lo que le es neçessario, porque non perescan por mengua e non heche a ty el Señor la culpa quando venga. Soy çierto que non fallesçerá a ty por lo que dieres a my. Acuérdate que después que fuera farta gran muchedumbre de gente de çinco panes, sobró gran abastança de pan. ¿O piensas por ventura que te fué dado para tí solo lo que te fué encomendado para provecho de todos? Común es por cierto, que non proprio e privado lo que te es dado. ¿O cuál loco se atrevería a deçyr que syn culpa puedes tu gozar solo de lo que te es dado para común provecho de todos? Mayordomo eres por çierto e despensero del Thesorero del Señor e de las riquezas de salud de la su sabiduría e sçiençia. ¿E por qué non derramas con mano larga lo que non es amenguado quando es derramado? E por ventura eres escaso porque non fallas que puedas tomar de nos emprestado e de pensar que si das al que ha non pierdes lo que das e han fructo de lo que das. E sy das al que non ha, satisfaçes a los mandamientos evangelicales, porque te sea gualardonado en el Reyno perdurable. E de aquí es que yo non estó syn remordimiento de consçiençia porque non fallo en mí bien alguno que pueda partiçipar con el que non ha. Ca nos es mandado que syrvamos unos a otros por caridat e que aprovechemos a los otros con la graçia que resçibimos del señor todo poderoso, asy como buenos despenseros de las graçias del Rey del çielo. E cada uno es obligado a partiçipar con los otros miembros de la yglesia el don que le dió Dios segúnd la medida de la su creençia; porque un spíritu divinal parte con cada uno segúnt le plaçe en particular.

 

E tórnome agora a una ayuda propia e familiar conviene saber al afynco e importunidat que es muy provechosa a los que son agenos de toda amistad e apartados de toda grande honestat e familiaridat. E por ende, oy las vozes del que llama a ty de tan luenga tierra, e paga lo que debes syn detenençia; ca syervo eres de todos los cristianos porque seas mayor que todos en el reyno soberano. No desdeñes de partir la graçia que te es dada por nos. E non tardes de dar a los fanbrientos e sedientos la çiençia que te es dada de Dios. E sea yo, sy al non, pie del cuerpo de la yglesia, para yr a fazer lo que me fuere mandado por ella para provecho de los otros miembros della e para fazer plaçer por obediençia al que es cabeça en ella. E aun que yo sea de los miembros menos honestos della, reçiba yo de la graçia de la tu çiençia que tú reçebiste de la nuestra cabeça. E aun que so miembro menos onesto, redemido so empero por la sangre del nuestro medianero. E non puedes deçir que non me as menester e que non so del cuerpo, ca non diçe la cabeça a los pies: non me sees menester porque los miembros que pareçen ser menos nobles en el cuerpo son a las vezes mas nesçessarios e de mayor provecho. E a los miembros del cuerpo que veemos ser de menos onrra, añademos más honrra, a los que son de menos honestidad añademos mayor honestad. Ca en tal manera atiempra ordena todas las cosas el criador e regidor todo poderoso, quando da a alguno sus dones para provecho de los otros; que pueda ser acreçentada la caridat de los próximos. E estonçes es bien despendida la graçia que el home ha resçebido quando la parte con aquellos que la non han e cree que le es dada por aquellos a quien desea aprovechar. E aquí este capítulo del Apóstol yo que sabe bien la discreçión de la tu Santidat; e por ende conviene que trabajes por dar lo que te demanda la caridat; ca sy non lo mereçe mi poquedat meréçelo la caridat que es dada a nos por el don divinal, por la qual nos es mandado acorrer a los próximos en todas las cosas, e syn la qual non es cosa alguna provechosa.

 

E sy he dicho algunas cosas demasiadas e non con la humildat debida, reçíbalas en paçiençia la tu benignidat e perdónelas la tu caridat. E ora al Señor que le plega de las perdonar. E yo bien que aquestos libros de las Etymologías que te demando, los tienen ya muchos aunque en pedaços; e por ende yo te ruego que me los embíes entregos e bien aparejados, porque non sea constreñido a los trasladar mintrosos de lo que han otros escripto viçioso. E como quier que bien que non has menester cosa alguna, mándeme la tu benignidat e presto estó para obedeçer en lo que la mi poquedat pudiere alcançar sy quisyeres resçebir el serviçio de la mi caridat.

 

E tengo algunas dubdas de la scriptura divinal, de las quales querría ser çertificado de la tu claridat. E aun que non me des aquesto que te demando, non çessaré de te preguntar, e ruego que te plega de orar por mí a la piedat divinal, porque por las tus oraçiones puedas ganar la mi alma que anda cada día en peligro de grand tempestad e puedas levar al puerto seguro de la eternidat e librar de las mezquindades e escándalos de aquesta vida mortal.

 

Dulçe me fué siempre fablar contigo larga mente e acatar la tu cara como si te toviese presente. E por ende nin escuso la demasya de las palabras nin el atrevimiento de la fabla. E otra vez te torno a rogar que me des, sy al non, por mi afynco e importunidat lo que non me has querido dar por mi humildat. E aqueste atrevimiento me da el amor e buena voluntad. E por ende, sy alguna cosa despluguiere en esta letra a la tu paternidat, eche la culpa la tu reverençia que desecha el temor e se faze tanto amar; ca la caridat acabada desecha el temor. E esforçado por amor espeçial escrivo a ty así como a señor singular e en el qual están las fuerzas de la yglesia, que ayas cuidado con misericordia e piedat: que pues Eusebio, que era metropolitano, passó de aquesta vida mortal, amonestes a nuestro Señor el Rey, tu fijo familiar, que sea puesta tal presona en su lugar que la su vida e doctrina sea a nosotros forma de sanctidat. E encomiéndote aqueste tu fijo, lactor de la presente, e ruégote que fagas en manera que por él sea yo aconsolado asy de aquesto que agora dixe como de lo que me querellé arriba con quexa humilde.

 

 




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