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Alfonso Martínez de Toledo, detto Arcipreste de Talavera Vida de Sanct Isidoro IntraText CT - Texto |
Capítulo XVI
De cómo fué resçebido sanct Isidoro con mucha honrra en la çibdad de Narbona
E tornando el varón sancto a Castilla, fué resçebido con grand alegría. E como llegase a tierra de Françia e sopiese que avía grande sequedat en Françia e en España, e se secavan las mieses e las yervas e los árboles, e estava la tierra muy enferma por la desatemperança de grand seca, fué movido a grand compassión de los moradores de aquella tierra. E como fuese resçebido en las çibdades con proçisiones e cruzes e çirios, e rogábanle con gran afynco que orasse por ellos al Señor Jesu Christo. E como entrase en la çibdad de Narbona, salieron le a resçebir los moradores de la çibdad e daban vozes e deçían con devoçión e humildat: «O Doctor piadoso de España, ayúdanos con tus oraçiones sanctas e ruega por nos al señor Jesu Christo, que le plega de nos librar de aquestos peligros; e seamos por tí acorridos, e ayamos por tí aqueste benefficio.» E el varón bienaventurado, movido a compassión, fizo señal que callasen, e comenzólos a esforzar con la vianda de la palabra divinal e amonestólos que orasen con él en la fee de la sancta Trinidat e desechasen de sí todas las dubdas e demandasen con él la misericordia divinal. E desque obo dicho aquesto alçó las manos al çielo e rogó al señor de todo corazón que acorriese la yglesia del su sancto nombre al su pueblo, e non parasse mientes a los sus yerros e les diesse sanidat de sus cuerpos e ayre saludable e lluvia convenible e abastanza de fructos. E él acabando esta oraçión, como estuviese el çielo todo claro, e fiziese gran sol, començó a desora a tronar e relampaguear e a descender tanta agua que non viera alguno de los que allí estaban llover en tan grande abastança. E veyendo el sancto varón aquel tan grand mudamiento del çielo, fizo muchas graçias al señor. E començaron a fuir todos a las yglesias con temor e dexaron poco menos solo al sancto varón. E non se acordando de la su enfermedat los que le venieran a demandar sanidat acomenzaron a fuir en los delanteros, ca avían alcançado sanidat por los mereçimientos del varón digno de toda sanctidat. E veyendo aquesto otros muchos enfermos desseaban ir al sancto varón por alcançar sanidat, mas non avía quien osasse salir de la puerta de su casa por los muchos relámpagos e gran lluvia que façía. E después que çessó la lluvia vinieron a él todos de un corazón, loando las maravillas del nuestro Salvador; e amonestándoles blandamente el bienaventurado Doctor, díxoles: «Parad mientes, hermanos, quanto aprovecha la fee sin mançilla de la sancta trinidat, ca pedistes en el nombre de la trenidad e fuestes librados de tres peligros, e fueron vos dados tres beneffiçios, conviene saber: salud de los cuerpos, e temprança del ayre a abastança de fructos, e aun lo que es más de abraçar e de amar, alcançaredes perdón de los peccados e el gualardón del Reyno çelestial, sy guardaredes sin corrompimiento la fee de la sancta trinidat. E por ende afirmad los vuestros corazones en la charidat del vuestro Salvador Jesu Christo, fijo de Dios; e non seades engañados de los seguidores de error, que andan çercando la tierra e el mar por convertir a alguno a la su falsedat, para que sea quemado en las llamas espantosas que para siempre han de durar. Ca son lobos robadores fambrientos e tragones, que andan por destruir e matar enamarellesçiendo sus caras, porque parescan a los omes de gran abstinençia e penitençia, porque más ligeramente puedan engañar a los omes por aquesta manera. E después que el sancto varón ovo dicho estas cosas e otras semejables, fuese a la posada a descansar. E començó el pueblo a andar por los barrios e por las plaças loando a alta boz los miraglos grandes del señor, maldeçiendo e descomulgando a los que aun por solo pensamiento negaban la dignidat del nuestro Salvador, e ser con el Padre e con el Spíritu Sancto para siempre un Dios. E partiendo de allí el varón bienaventurado iva con él la luvia a doquier que él iva, e sanaba a los enfermos que a él venían.