Texto,  Capítulo

 1 1,1|     enseguida la muerte ante tus ojos, y entonces la concupiscencia
 2 1,1|           la vista es dada a los ojos; en el alma, es dada por
 3 1,1|        como el cuerpo privado de ojos está ciego y no ve el sol,
 4 1,1|        del alma. Al cerrarse tus ojos, verás la visión de Dios
 5 2,2|         ya sea cuando ve con los ojos o cuando oye con los oídos
 6 2,2|         cerdo que ha cerrado los ojos y se dirige hacia su recinto.
 7 2,4|         El sueño se alejó de mis ojos (Gn 31:39 y ss).~Si posteriormente
 8 3,3|          no está corrigiendo los ojos curiosos y malvados, sino
 9 3,3|          y que usa malamente sus ojos, recibidos de Dios para
10 3,3| vigilancia en custodiar nuestros ojos, sino que dice: pon toda
11 3,3|          se servirá luego de los ojos para lo que realmente desea.~
12 3,4|    deberemos tener ante nuestros ojos el incierto momento de la
13 3,5|         corazón y enceguezca los ojos de éste con tenebrosas tinieblas,
14 3,5|          del alma, enceguece los ojos de la misma, no permitiéndole
15 3,5|         Si nos ponemos sobre los ojos láminas, ya sean de oro
16 4,1|         a Dios para que abra los ojos de tu corazón y puedas ver
17 4,1|      Cristo el que ha tocado tus ojos y tú has vuelto a adquirir
18 4,1|          desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de
19 5,1|     aguda y confunde los propios ojos.~Si sientes el deseo de
20 5,1|          que está enfermo de los ojos mirar el sol en pleno mediodía,