Capítulo
1 1 | ángeles tutelares fueron D. Alonso Gutiérrez de Cisniega, capitán
2 1 | plaza de paje del Sr. Don Alonso, al cual acompañaba en su
3 2 | como una pintura. ~ ~D. Alonso, algo acobardado, como de
4 2 | convertirían en campanas. Mira, Alonso - añadió deteniéndose ante
5 2 | después de la del 14?3. ~ ~D. Alonso apretó los puños al oír
6 2 | aquí...; pero tú no irás, Alonso, tú no irás, porque estás
7 2 | irá conmigo - añadió D. Alonso, mirándome de un modo que
8 3 | III - ~ ~ ~D. Alonso Gutiérrez de Cisniega pertenecía
9 3 | fraternalmente amado por mi amo D. Alonso, con quien había servido. ~ ~
10 3 | Trinidad. Como notase en D. Alonso iguales síntomas de recrudecimiento,
11 3 | embaucador; ya saben que D. Alonso insistía en poner en ejecución
12 4 | este desastre - dijo Don Alonso, que gustaba de interesar
13 4 | Río de la Plata? - dijo D. Alonso animando a Marcial para
14 4 | Francisca en la negativa, y D. Alonso, que en presencia de su
15 4 | Digo que no y que no, Alonso. En cuarenta años de casados
16 4 | está empeñado - contestó D. Alonso - , y una vez metidos en
17 4 | Cádiz también - dijo D. Alonso ansioso de despertar el
18 4 | razón. ~ ~Aquella noche D. Alonso y Marcial siguieron conferenciando
19 6 | conforme al flojo andar de D. Alonso y a la poca destreza de
20 6 | mujer - dijo tímidamente D. Alonso - , no ves que es preciso?...». ~ ~
21 6 | Los militares - dijo D. Alonso - , son esclavos de su deber,
22 6 | hecho ningún daño». ~ ~D. Alonso miró a Malespina, buscando
23 6 | Alto allá - declaró D. Alonso, dando un fuerte puñetazo
24 6 | entiendes de eso? - dijo D. Alonso sin poder contener un arrebato
25 7 | Cuando me levanté vi que D. Alonso estaba amabilísimo, y su
26 7 | explicarme su ausencia, pues D. Alonso, una vez arreglado su breve
27 7 | maleta, y en un santiamén Don Alonso, Marcial y yo salimos por
28 7 | se asombraron de ver a D. Alonso, y mucho más cuando este
29 7 | inteligencia es en tierra, Sr. D. Alonso. Cuando la guerra del Rosellón...
30 7 | No sabía... - dijo D. Alonso - . Aunque hombre obscuro,
31 9 | hallándome al servicio de D. Alonso Gutiérrez de Cisniega, había
32 9 | Según me ha referido D. Alonso, el francés ha dicho que
33 11| mi rostro. Entonces, D. Alonso se retiró, tan pálido como
34 12| cansancio, y juzgando que Don Alonso podía necesitar de mí, fui
35 12| amistad antigua. Contestó D. Alonso a sus finuras con gravedad,
36 12| Vive Dios! - exclamó D. Alonso sin poder disimular su enojo - .
37 12| tanta congoja como la de D. Alonso - . Hemos perdido al primero
38 12| que nos ahogamos!» ~ ~D. Alonso no me hizo caso, y aun creo,
39 12| marinero se acercó a D. Alonso cuando yo le hablaba, y
40 13| quedamente al oído, y D. Alonso debió de darle una lección
41 13| ido a pique - contestó D. Alonso - . Me parece que será el
42 13| Hallábame ocupado en poner a D. Alonso una venda en el brazo, cuando
43 13| mi amita. ~ ~Abrazole D. Alonso con mucho cariño, y él se
44 14| esto parece grave - dijo D. Alonso con desaliento. ~ ~ - ¡Y
45 14| el novio de mi amita. D. Alonso consiguió que Marcial fuese
46 15| Es que cuando mi señor D. Alonso y los oficiales del Santa
47 16| dijo al guardia marina D. Alonso Butrón, encargado de ella: «
48 16| preciso que me presentase a D. Alonso para darle cuenta de mi
49 17| terrible y cayó desmayada. D. Alonso y su esposa corrieron a
50 17| llamando a su mujer, a D. Alonso y a mi amita. Lo que más
51 17| Galiano. ~ ~Mi señor D. Alonso contestó a las últimas palabras
|