Capítulo
1 1 | se ha borrado nunca de mi alma. Transcurridos tantos años,
2 1 | agobia el cuerpo como el alma. Esta sangre, tibio y perezoso
3 3 | cuerpo, y más gravemente del alma, a consecuencia del pesar
4 4 | siempre contra ellos con el alma a un largo, pues, con nobleza,
5 4 | encabrilló (me alegró) el alma, porque así nos enredaríamos
6 4 | como no tiene hombres de alma para el caso, ha embaucado
7 4 | que ese señor Godoy es un alma de cántaro, y que no ha
8 4 | nuestro propio oído. El alma, si se me permite emplear
9 4 | al amor las puertas del alma. Malespina rondaba la casa,
10 6 | con ella la tristeza al alma de Rosita, pues ya no había
11 7 | novedad en la salud y con el alma alegre. ~ ~ ~ ~
12 17| entusiasmo que despertó en mi alma la vuelta a Cádiz. En cuanto
13 17| esto ocurría, y cuando mi alma atribulada acariciaba aún
14 9 | vida ha experimentado mi alma sensaciones iguales a las
15 9 | hasta aquel momento en mi alma. Hasta entonces la patria
16 9 | vive prolongándose nuestra alma, como si el propio cuerpo
17 11| responder al heroísmo de su alma. Se contentaba con vigilar
18 11| de la derrota angustió mi alma. La línea de la escuadra
19 11| la tripulación, aquella alma del buque, se sentía perecer,
20 11| expresar aquella grandeza de alma que me parecía favor rara
21 11| modo extraordinario en mi alma. El considerarme, no ya
22 12| que le perdoné con toda mi alma y que elevé el pensamiento
23 13| negro que obscureció mi alma, o mejor dicho, leve eclipse
24 13| perturbaron profundamente su alma, capaz de las grandes acciones,
25 14| restañadas avivan la furia en el alma de los combatientes, y éstos
26 15| la cubierta buscando un alma caritativa, y algunos estuvieron
27 15| cuando se conoce quién tiene alma y quién no la tiene. Tú
28 16| idolatrada amita llenó mi alma, ahogando todo resentimiento. ~ ~«¡
29 16| Parece que es hombre de mucha alma, y sumamente diestro y valeroso». ~ ~
30 17| Malespina, gravitaba sobre mi alma con tan atroz pesadumbre,
31 17| su pesar en el fondo del alma. Doña Flora se entristeció,
32 17| hablaba; diríase que su alma, perdida la última ilusión,
33 17| fresca voz, que retumbó en mi alma, haciéndome estremecer.
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