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125 pez
120 d
120 esto
119 este
117 nada
Benito Pérez Galdós
La de Bringas

IntraText - Concordancias

d

    Capítulo
1 1 | cierta boga, y su autor D. Francisco Bringas demostraba 2 2 | gratitud a su insigne amigo D. Manuel María José del Pez. 3 2 | obligaciones. El reconocimiento de D. Francisco, mucho más fervoroso, 4 2 | tráeme uno de tus añadidos. ~D. Francisco tomó, no ya entusiasmado, 5 2 | Vea usted mi cosecha, Sr. D. Francisco. No quisiera 6 3 | hermosura de ella y ponían a D. Francisco entre los más 7 3 | allá por Febrero del 68 D. Francisco fue nombrado 8 3 | escalones tenía que subir D. Francisco por la escalera 9 3 | personas. La primera vez que D. Manuel Pez y yo fuimos 10 4 | amarillas. ~Buscamos la casa de D. Francisco Bringas. ~ - ¿ 11 5 | serie de mamparas...». ~D. Manuel, como hombre muy 12 5 | techo; pero el retrato de D. Juan de Pipaón, suspendido 13 5 | Para ir a su oficina, D. Francisco no tenía que 14 6 | la cuestión en su origen. D. Manuel Pez, el arreglador 15 6 | diligente se mostró el buen D. Francisco, que a los dos 16 6 | nombre. Lo cierto esque D. Pedro Minio, marqués de 17 7 | entre ellas las niñas de D. Buenaventura de Lantigua, 18 7 | del célebre jurisconsulto D. Juan de Lantigua, la cual, 19 7 | era una muñeca enorme que D. Agustín Caballero le había 20 7 | diversión de ellas. ~Por más que D. Francisco protestase del 21 8 | Dios... qué dedos de ángel! D. Francisco, se va usted 22 8 | sabe que estamos aquí. Y a D. Francisco también le veo, 23 11| por el ancho tragadero de D. Francisco acaeció en Abril. 24 12| XII -~D. Francisco, absorto en el 25 12| en él antigua; y su amigo D. Manuel María José Pez, 26 12| ejercicio; y si además salía con D. Francisco o su mujer a 27 12| llegado las cosas, amigo D. Francisco, es imposible, 28 13| quemarropa? Por su parte, D. Manuel conceptuaba indispensable 29 13| charlando de política con D. Francisco Cucúrbitas. Creía 30 13| se mirase en el espejo de D. Juan de Lantigua, el gran 31 13| comedia, abominación! ~En fin, D. Manuel había tomado en 32 13| envidiaba la paz del hogar de D. Francisco y aquella dulce 33 13| cielo las pálidas estrellas, D. Francisco, dejando los 34 14| gracia de quedarse en casa. D. Francisco iba a estas reuniones 35 14| muy largo, rara vez dejaba D. Manuel de entonar la jeremiada 36 14| porque a saber si...». ~D. Francisco, dormido ya profundamente, 37 15| que nos da su marido...». ~D. Francisco se dormía antes 38 15| la vigilancia fiscal de D. Francisco que en todo se 39 15| tiempo sin peligro. ~Un día D. Francisco volvió de la 40 15| González Bravo había ofrecido a D. Francisco un gobierno de 41 16| tontería pura. ~Rosalía y D. Manuel, influidos favorablemente 42 17| que oír los elogios que D. Manuel hacía de la estupenda 43 17| Retirose aquel día del trabajo D. Francisco más fatigado 44 17| pero no se atrevía. Además, D. Manuel se marchaba a la 45 18| precisado a pedir el dinero a D. Francisco. ~«Por Dios... 46 18| mesa a la hora precisa, D. Francisco bufaba y decía 47 18| bastante». ~Diga usted; D. Francisco... - indicó Milagros 48 18| ni para el que lo posee. D. Francisco es de los que 49 19| único que se le ocurrió. ~D. Francisco entró al poco 50 19| casa?» - dijo la marquesa. ~D. Francisco se excusó con 51 20| observando aquel extraño mirar de D. Francisco. ~ - ¿En dónde 52 20| Serénese usted, mi amigo D. Francisco, y tómese un 53 21| cómo empeñarlos sin que D. Francisco, hombre de tan 54 21| afligido por el percance de D. Francisco. ~A Isabelita, 55 21| saber como sigue nuestro D. Francisco y a contar, a 56 22| intactas, es decir, que D. Francisco veía; mas era 57 23| demostrando por la salud del Sr. D. Francisco un interés verdaderamente 58 23| niños estuviesen fuera y D. Francisco encerrado en 59 23| que el cenotafio en que D. Francisco había trabajado 60 24| yo...? ~ - Pidiéndolo a D. Francisco. Le daré interés, 61 24| recursos de su ingenio. Que D. Francisco tenía era un 62 24| Pues qué, ¿cree usted que D. Francisco verá antes del 63 24| aquellos días volvió de Archena D. Manuel Pez, contento de 64 24| tomaban las cosas,pues mi D. Francisco, en cuanto oía 65 25| médico, salió ./. el mismo D. Francisco, apoyado en el 66 25| y demás chinchorrerías, D. Francisco estaba tan contento 67 25| En cuanto al taller que D. Francisco necesitaba, fácil 68 26| dolorida por la enfermedad de D. Francisco...Dice que desde 69 26| veces por semana lo menos... D. Agustín también estaba 70 26| compostura que guardaba D. Francisco y los buenos 71 26| te haces?» - le preguntó D. Francisco volviendo hacia 72 26| Con que moditas? - dijo D. Francisco chanceándose - . ¡ 73 27| don Manuel, que... ~ - Si D. Manuel ha salido a la terraza. 74 28| se quedó sola... El pobre D. Manuel era en verdad digno 75 28| buena nueva, y vieron a D. Francisco que se paseaba 76 28| calor... Dispense usted, Sr. D. Manuel; pero me parece 77 28| invisibles. ~«¿Se ha marchado D. Manuel?». ~ - No, está 78 28| como un bombo... Luego el D. Manuel era capaz de dar 79 29| Mucha gracia le hizo a D. Manuel esta interpretación 80 29| delación inocente: «Papá, dice D. Manuel que yo salgo a ti... 81 30| le vea a usted Golfín». ~D. Francisco creyó que se 82 30| vamos a salir». A lo que D. Manuel contestó con un 83 31| Una tarde había dicho a D. Manuel: «No me mire usted. 84 31| llamaremos el reinado de Golfín, D. Francisco se hizo traer 85 32| Milagros se despidió de D. Francisco con las frases 86 32| hiperbólicas alabanzas que D. Francisco hacía de Golfín 87 32| pedir una limosna: «¡Ay, Sr. D. Teodoro, toda mi vida le 88 32| ojos con que ver!... ¡Ay, D. Teodoro de mi alma... cúreme 89 36| estos signos sociales, que D. Francisco era hombre de 90 36| haces caso de lo que dice D. Teodoro... ¡Qué hombre!... 91 36| aquel apuro. Pero cuando ya D. Francisco metía la uña 92 34| dicho a su papá: «Mi querido D. Francisco, el intendente 93 35| Julio dejó de ir a la casa. D. Francisco, acompañado de 94 35| angustiosa duda. ~Desde que D. Francisco anunció a su 95 36| asunto. Poco después llegó D. Francisco, y ambos señores 96 36| un tinte muy pesimista. D. Francisco se espeluznaba 97 37| abrazo dio la marquesa a D. Francisco, deseándole con 98 37| tonillo impertinente...Sr. D. Francisco, ayer vi a su 99 38| con apetito de avestruces, D. Francisco muy contento 100 39| Porque esto es una injuria». ~D. Francisco estaba tan ocupado 101 40| está diciendo cosas...». Y D. Francisco, que aborrecía 102 40| de realidad posible. Como D. Quijote soñaba aventuras 103 40| trataba de realizarlas. D. Francisco, que estaba en 104 40| aquellos largos días de verano, D. Francisco, que no podía 105 40| niña siempre se arrimaba a D. Francisco para buscar mimo 106 41| Mompous, al agente de Bolsa D. Buenaventura de Lantigua, 107 41| orbe... Pero faltaba que D. Manuel regresara de aquellos 108 43| tristeza. Porque de fijo D. Manuel vendría de los baños 109 43| mozalbete traía muy quemado a D. Francisco, y era que empezaba 110 43| sacaban de quicio al buen D. Francisco. Este le dijo, 111 44| lado yacía. El dormir de D. Francisco era como el de 112 46| en obsequio de usted y de D. Francisco... ~ - No - dijo 113 46| conseguiría? Por usted o por D. Francisco haría los imposibles, 114 47| Torquemada exponiendo a D. Francisco, con la rosquilla 115 48| exhibiéndolos. Cada día reparaba D. Francisco algo nuevo, trabándose 116 48| texto de los telegramas... D. Francisco estuvo largo 117 49| acabamiento del mundo... D. Francisco oyó, gimiendo, 118 49| poco difícil. «¡Oh!, si D. Ramón viviera... Pues como 119 49| hay? ~ - El saqueo... ¡Ay D. Francisco de mi alma!... 120 49| ellos. No crea usted, Sr. D. Francisco, unos pobrecillos,


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