Capítulo

 1 1 |          cierta boga, y su autor D. Francisco Bringas demostraba en él
 2 2 |             El reconocimiento de D. Francisco, mucho más fervoroso, no
 3 2 |            uno de tus añadidos. ~D. Francisco tomó, no ya entusiasmado,
 4 2 |            usted mi cosecha, Sr. D. Francisco. No quisiera yo poder proporcionar
 5 3 |     hermosura de ella y ponían a D. Francisco entre los más eximios artistas,
 6 3 |          allá por Febrero del 68 D. Francisco fue nombrado oficial primero
 7 3 |        escalones tenía que subir D. Francisco por la escalera de Damas
 8 4 |              Buscamos la casa de D. Francisco Bringas. ~ - ¿Bringas?...
 9 5 |            Para ir a su oficina, D. Francisco no tenía que salir a la
10 6 |      diligente se mostró el buen D. Francisco, que a los dos días de haberle
11 7 |           de ellas. ~Por más que D. Francisco protestase del gusto que
12 8 |              qué dedos de ángel! D. Francisco, se va usted a quedar ciego...». ~
13 8 |            que más alborotaron. Don Francisco, santificador de las fiestas,
14 8 |            que estamos aquí. Y a D. Francisco también le veo, allí...
15 11|            el ancho tragadero de D. Francisco acaeció en Abril. Tranquila
16 12|                            XII -~D. Francisco, absorto en el interés de
17 12|            y si además salía con D. Francisco o su mujer a dar cuatro
18 12|         llegado las cosas, amigo D. Francisco, es imposible, es muy difícil,
19 13|        charlando de política con D. Francisco Cucúrbitas. Creía que con
20 13|    envidiaba la paz del hogar de D. Francisco y aquella dulce armonía
21 13|           las pálidas estrellas, D. Francisco, dejando los laboriosos
22 14|             de quedarse en casa. D. Francisco iba a estas reuniones con
23 14|       llegaba a su vivienda, ya don Francisco, fatigadas vista y cabeza
24 14|          porque a saber si...». ~D. Francisco, dormido ya profundamente,
25 15|           nos da su marido...». ~D. Francisco se dormía antes que ella.
26 15|             vigilancia fiscal de D. Francisco que en todo se metía, que
27 15|             sin peligro. ~Un día D. Francisco volvió de la oficina antes
28 15|           Bravo había ofrecido a D. Francisco un gobierno de provincia.
29 17|            aquel día del trabajo D. Francisco más fatigado que nunca.
30 18|    precisado a pedir el dinero a D. Francisco. ~«Por Dios... no diga usted
31 18|          mesa a la hora precisa, D. Francisco bufaba y decía cosas muy
32 18|          bastante». ~Diga usted; D. Francisco... - indicó Milagros con
33 18|         oprimiéndole el brazo.) Don Francisco debe de tener mucho parné
34 18|            para el que lo posee. D. Francisco es de los que piensan que
35 19|        único que se le ocurrió. ~D. Francisco entró al poco rato, menos
36 19|               dijo la marquesa. ~D. Francisco se excusó con galantería,
37 20|           aquel extraño mirar de D. Francisco. ~ - ¿En dónde está la ventana,
38 20|         Serénese usted, mi amigo D. Francisco, y tómese un vasito de agua
39 21|          cómo empeñarlos sin que D. Francisco, hombre de tan buen ojo,
40 21|      afligido por el percance de D. Francisco. ~A Isabelita, que estaba
41 21|         saber como sigue nuestro D. Francisco y a contar, a contar...». ~
42 22|          intactas, es decir, que D. Francisco veía; mas era tan penosa
43 23|             por la salud del Sr. D. Francisco un interés verdaderamente
44 23|             Cuando le leyeron a don Francisco la relación de la lucida
45 23|         niños estuviesen fuera y D. Francisco encerrado en Gasparini con
46 23|          que el cenotafio en que D. Francisco había trabajado con tan
47 24|                     Pidiéndolo a D. Francisco. Le daré interés, el rédito
48 24|      recursos de su ingenio. Que D. Francisco tenía era un punto inconcuso,
49 24|             qué, ¿cree usted que D. Francisco verá antes del día 15 de
50 24|        tomaban las cosas,pues mi D. Francisco, en cuanto oía hablar de
51 25|       médico, salió ./. el mismo D. Francisco, apoyado en el brazo de
52 25|            demás chinchorrerías, D. Francisco estaba tan contento que
53 25|             cuanto al taller que D. Francisco necesitaba, fácil le sería
54 26|             por la enfermedad de D. Francisco...Dice que desde que lo
55 26|          compostura que guardaba D. Francisco y los buenos modos de la
56 26|            haces?» - le preguntó D. Francisco volviendo hacia ella el
57 26|          Con que moditas? - dijo D. Francisco chanceándose - . ¡Bonito
58 28|          buena nueva, y vieron a D. Francisco que se paseaba de largo
59 30|            vea a usted Golfín». ~D. Francisco creyó que se le caía el
60 31|            el reinado de Golfín, D. Francisco se hizo traer a la cama
61 32|          Milagros se despidió de D. Francisco con las frases más cordiales
62 32|      soportarlas con valor...». Don Francisco le alargó la mano conmovidísimo,
63 32|       hiperbólicas alabanzas que D. Francisco hacía de Golfín la llevaban
64 36|             signos sociales, que D. Francisco era hombre de rentas, o
65 36|            apuro. Pero cuando ya D. Francisco metía la uña en el huequecillo
66 34|             singular aquel día. Don Francisco dispuso que se hiciera un
67 34|             su papá: «Mi querido D. Francisco, el intendente ha mandado
68 35|            dejó de ir a la casa. D. Francisco, acompañado de Paquito,
69 35|      angustiosa duda. ~Desde que D. Francisco anunció a su esposa, que
70 36|       asunto. Poco después llegó D. Francisco, y ambos señores hablaron
71 36|             tinte muy pesimista. D. Francisco se espeluznaba oyéndole.
72 37|         abrazo dio la marquesa a D. Francisco, deseándole con toda el
73 37|       tonillo impertinente...Sr. D. Francisco, ayer vi a su señora salir
74 37|          del otro día, mientras don Francisco y toda la familia menuda
75 38|           apetito de avestruces, D. Francisco muy contento y también con
76 39|           esto es una injuria». ~D. Francisco estaba tan ocupado en desenredar
77 40|            diciendo cosas...». Y D. Francisco, que aborrecía los lenguarajos,
78 40|          trataba de realizarlas. D. Francisco, que estaba en Gasparini
79 40|           largos días de verano, D. Francisco, que no podía leer ni trabajar
80 40|            siempre se arrimaba a D. Francisco para buscar mimo o pedir
81 42|             precisión... el Sr. don Francisco tiene dinero... me consta. ~ - ¡
82 43|    mozalbete traía muy quemado a D. Francisco, y era que empezaba a dañar
83 43|        sacaban de quicio al buen D. Francisco. Este le dijo, en resumidas
84 44|         lado yacía. El dormir de D. Francisco era como el de un mozo de
85 46|           obsequio de usted y de D. Francisco... ~ - No - dijo Rosalía
86 46|     conseguiría? Por usted o por D. Francisco haría los imposibles, y
87 47|          Torquemada exponiendo a D. Francisco, con la rosquilla por delante,
88 48| exhibiéndolos. Cada día reparaba D. Francisco algo nuevo, trabándose una
89 48|             de los telegramas... D. Francisco estuvo largo rato aturdido,
90 49|         acabamiento del mundo... D. Francisco oyó, gimiendo, que también
91 49|                 El saqueo... ¡Ay D. Francisco de mi alma!... Por la calle
92 49|        ellos. No crea usted, Sr. D. Francisco, unos pobrecillos, almas