Capítulo

 1 2 |       pelo de Rosa. Hija, tráeme uno de tus añadidos. ~D. Francisco
 2 2 |        Con este añadido (Sacando uno largo y copioso.) no llorará
 3 3 |  colección tenía, resolvió hacer uno; mas como no la daba el
 4 3 |         pegar luego estos puntos uno cerca de otro, jamás unidos,
 5 5 |       Bringas se había arreglado uno muy bonito en el hueco de
 6 7 |      Tula. No pasaba mes sin que uno de sus pimpollos hiciera
 7 8 |    Jueves Santo de aquel año fue uno de los días en que más alborotaron.
 8 11|       recibido las Toscanas! Hay uno que es para modelo, divino,
 9 13|    trueno gordo estallaba cuando uno u otro decían algo que a
10 13|          entre los caracteres de uno y otro cónyuge! Él había
11 17|       mujer le gustan... Sois el uno para el otro». ~Retirose
12 19|     sustraernos a los efectos de uno de esos lances cómicos que
13 25|          de la Bringas tenía por uno de sus lados una oscuridad
14 26|         los cambias, le quitas a uno una cosa para ponérsela
15 27|       así relucían los conceptos uno tras otro... El verano se
16 29|    hízola madre de cuatro hijos, uno de los cuales había muerto
17 29|           volteando los pulgares uno sobre otro. Su mujer y su
18 31|  invierno, si sigo bien, tendrás uno de terciopelo. Es preciso
19 32|        usted! Dios le ha mandado uno de sus arcángeles predilectos.
20 36|      públicos, muy bien vestidos uno y otra; como además había
21 36|          rentas, o por lo menos, uno de esos funcionarios que
22 36|        Contó los centenes de oro uno por uno; tocó las dos onzas,
23 36|          centenes de oro uno por uno; tocó las dos onzas, el
24 34|         la mesa de Paquito halló uno que pareciole muy semejante,
25 35|        por lo que pueda ocurrir, uno de mis ayudantes pasará
26 35| entusiasman. No me voy sin tomar uno. Ya sabe usted... medios
27 35|   derechos. Yo le traeré a usted uno de estos medios pañuelos,
28 35|          medias azules para cada uno, y creo tener un buen pedazo
29 36|        suerte de sorprenderla en uno de aquellos infelices momentos
30 36|         dos abrigos de invierno, uno sobre otro, y seis pares
31 36| reservados como otros años, sino uno solo. ¡Qué injusticia!...
32 36|        tener un criado para cada uno. Esos tiempos pasaron, ¡
33 37|        dueño de la casa, a quien uno de ellos no conocía. Contentísima
34 37|    pequeños, había de procurarse uno de aquellos. Si los billetes
35 37|         de billetes pequeños por uno grande. El cambista de la
36 39|      carta de Agustín Caballero. Uno y otro creyeron que el propio
37 39|     pulgares que estaban quietos uno frente a otro, como recelosos
38 40|       los carros de mudanza. Ver uno de estos en la calle era
39 40|      descargarlo, y se imaginaba uno tan grande, tan grande que
40 40|      jugasen casi siempre aparte uno del otro. No miremos con
41 41|     ingeniosa señora que pasaban uno tras otro los días de la
42 41|  condiciones pecuniarias de cada uno. «Este - pensaba - , es
43 41|          mala vida...». «He aquí uno a quien yo debo gustar mucho,
44 41| infranqueable. Pobretería era el uno, honradez el otro. Si los
45 42|         añejos dolores, fue todo uno. Siguió por la calle adelante
46 43|       por varios motivos; era el uno que mi niño, no pudiendo
47 47|         género humano. ¿No habrá uno que te tire, de una bofetada,
48 48|      codos sobre la mesa, cuando uno de sus compañeros, el Sr.
49 50|         los sentimientos de cada uno de los habitantes de la