Capítulo

 1 2 |            y valioso que al bendito señor no le costara dinero, algo
 2 8 |            melocotón? Está junto al señor de Pez, conversando con
 3 8 |           lo que nos ordena Nuestro Señor Jesucristo. Si no es por
 4 11|          tenía noticia. ¿Qué hacer, Señor? Era preciso buscar dinero
 5 16|        segundo día se les agregó el señor de Pez, que padecía de rebeldes
 6 19|          rezar un rato, a ver si el Señor me ilumina... Adiós, adiós...
 7 22|            venda; pues era el pobre señor tan vivo de genio, que desde
 8 23|           la lucida fiesta, el buen señor no cesaba de repetir: «¡
 9 23|             calamidades, como si el Señor quisiera probarme. Dicen
10 24|       repuesta antes de que el buen señor se hallara en estado de
11 25|         peinarse tan sencillo y tan señor al mismo tiempo, aquel discreto
12 25|            algunas tardes salía. El señor de Pez la acompañaba. Un
13 26|          vuelto a tener noticia del señor escabeche de rueda, que
14 26|       escabeche de rueda, que es un señor plato muy arreglado, ni
15 26|            la clase. ¿Pues qué? ¿Un señor licenciado desmerece por
16 27|          hermana del intendente, un señor capellán a veces, el oficial
17 27|             modo de hablar de aquel señor tan guapín y de palabras
18 27|          precipicio. Estaba el buen señor desilusionado, y no creía
19 29|          medio de evitar esto... el señor de Pez, su ideal... ¡Oh, ./. 
20 29|          Abatidísimo, el desdichado señor no decía una palabra. Todo
21 29|            un oculista... Este buen señor (por el médico) me parece
22 29|            había hecho reír al buen señor con esta delación inocente: «
23 30|           negros de su vida. ¡Pobre señor!, después de haber pasado
24 31|          cantando las alabanzas del Señor, no ponen de seguro una
25 32|            de la enfermedad de este señor, o porque usted no pueda
26 32|           las cuales el desgraciado señor expresó una vez más el consuelo
27 32|         todo Agosto estaría el buen señor muy mejorado, y que en Setiembre
28 32| lamentaciones de su suerte. El buen señor se lloraba tanto, que casi
29 36|        pensará de nosotros ese buen señor, cuando ve que nuestros
30 34|          servidumbre. Milagros y el señor de Pez también estaban preparando
31 34|           el Sr. de Pez, que era un señor antipático, así como un
32 34|           el tal Vargas, que era un señor pequeño, tan pequeño como
33 36|            la Marina... «¡Por Dios, señor de Pez, no hable usted barbaridad
34 37|        carnes cuando pienso que ese señor me va a tomar por hombre
35 38|            pedestre y cursi como el señor de Manzanares. En las primeras
36 41|         principal, y seguramente el señor de Torquemada lo contaba
37 42|           presentar... el pagaré al señor de Bringas, que tiene dinero...
38 47|             esto, figurábase ver al señor de Torquemada exponiendo
39 47|        gente me he metido!... Si el Señor me saca en bien de este
40 48|             conseguía, y el honrado señor llegó a preocuparse seriamente
41 48|         referían adversas. El pobre señor, abstraído de todo, se olvidó
42 49|        Santander y otras plazas. El señor de Pez, con una crueldad
43 49|            Cada día estaba el pobre señor más enfermo. Se admiraba
44 49|         España. ~Casi le da al buen señor un ataque apoplético el
45 49|      también... Todos son unos. ¡El Señor nos asista! ~Hubo un rato