Capítulo

 1 2 |     creyérase escondida parte del alma de la pobre niña. Quería
 2 2 |          artístico que llenaba su alma. ~ - Es verdad... Usted
 3 6 |          tela de Pentecostés y el alma de Garibaldi, por aquello
 4 8 |           que le decía: «Ya pasó, alma mía; eso no es nada». ~
 5 9 |            elevó a Milagros en su alma un verdadero altar. La viuda
 6 11|      prestaba a su amiga. Pero el alma humana es manantial inagotable
 7 14|           sé cómo esa mujer tiene alma para recibir gente sin poseer
 8 14|      Milagros es muy buena, es un alma de Dios; pero hay que reconocer
 9 18|       decir: ~«¡Ay!, ¡amiga de mi alma, en qué conflicto me veo!
10 18|           de ayer y... hija de mi alma, no tuve más remedio que
11 23|     ocasión triste le llegaban al alma. Y cuenta que no eran bicoca
12 23|         Usted... usted, amiga del alma, puede salvarme...». ~Dicho
13 24|           suspiros que partían el alma. Cuando había otros acompañantes
14 25| compadecer a su amiga con toda el alma, se brindó a prestarle su
15 27|        ideal no se apartase de su alma... pues, que no se le desvaneciera
16 30|      lanzaban a lo interior de su alma un cierto destello metálico...
17 32|     consuelo que experimentaba su alma dolorida respirando la atmósfera
18 32|              Ay, D. Teodoro de mi alma... cúreme pronto para que
19 36|            A Rosalía le volvió el alma al cuerpo, y sus pulmones
20 35|           turbación. Cuanto en su alma había de recto y pudoroso,
21 36|           compromiso movían en su alma poderosos apetitos de poseer
22 37|            deseándole con toda el alma completo restablecimiento;
23 37|     estaba ya muy arraigado en su alma. Proporcionábale este hábito,
24 37|     clandestinas le acariciaba el alma antes y después de consumada.
25 38|           oh dulces prendas de su alma!, lo introdujo en un sobre
26 39|        sea como Dios quiere?». Su alma se inundaba de tolerancia;
27 40|         una sola cosa alegraba el alma de la infeliz señora, y
28 42|         de la pena que llenaba su alma. Habría deseado comprar
29 42|          llorar y sintiendo en su alma como un secreto anhelo de
30 42|         abierto, la cerrazón de sualma despejada, la cuestión del
31 44|       Abulta poco - pensó, con el alma en un hilo, metiéndose en
32 44|          La cólera que invadió el alma de la Pipaón al ver que
33 46|           rato, la Pipaón, con el alma en un hilo, miró las estampas
34 46|          desazón angustiosa de su alma. Aquel afán sojuzgaba su
35 47|         se sentó, y alegrósele el alma con estas palabras. Aquel
36 48|         qué descanso sintió en su alma la desdichada señora!...
37 48|        hería en lo más vivo de su alma. Puñaladaigual no había
38 49|          pero era sin duda que su alma no había podido precaverse
39 49|             Ay D. Francisco de mi alma!... Por la calle de Lepanto