Capítulo

 1 2 |           con todo el vigor de su espíritu el grito de un eureka. Él
 2 9 |           subyugaban por igual el espíritu de Rosalía Bringas; pero
 3 10|       Rosalía, inclinando todo su espíritu del lado de la compra...
 4 18|  insuperable del asunto atraía su espíritu, como los grandes problemas
 5 20| atropelladamente de su sillón. El espíritu derramado ardía sobre la
 6 22|           sobreponiendo su activo espíritu a la dolencia corporal,
 7 23|          alientos la dama, que su espíritu empezó a reservar un hueco
 8 23|      Camón. Alguna vez, cuando su espíritu estaba sosegado, por las
 9 23|       gusto para nada, no está mi espíritu para estas bromas». ~El
10 24|          fin, Rosalía confortó su espíritu con un veremos, y el rostro
11 25|  espontaneidad violenta que en su espíritu bullía, y contó a su amigo
12 25|         pesar de que lastimaba su espíritu aquella perspectiva de viaje,
13 26|          que trataba. Así como el Espíritu Santo bajando a los labios
14 27|  realizarse, Pez se recogía en su espíritu siempre triste, y afectaba
15 30|    situación inclinó con ardor su espíritu hacia la contemplación religiosa,
16 30|       pensamiento penetraba en el espíritu de la dama como un rayo
17 31|         palabras tiernas sobre el espíritu del enfermo! Él estaba tan
18 31|         tiempo ni tranquilidad de espíritu para pensar en trapos. Estos
19 31|        veces habían perturbado su espíritu... ¡Quien tal poseía la
20 31|       debe». En esta situación de espíritu la cogió una mañana Milagros,
21 32|           todas las fuerzas de su espíritu y de toda su dignidad de
22 36|           impuso de tal modo a su espíritu, que ya no pensaba en otra
23 36|          de la madera, hubo en su espíritu un cambio de intención que
24 35|           vez se crecía más en el espíritu de la noble señora la imagen
25 37|          Lo que más conturbaba su espíritu en aquellos primeros días
26 38|          alta temperatura y en su espíritu la nostalgia de las playas.
27 38|          fresco, y el cuerpo y el espíritu de la dama recibían algún
28 39|      ilusión del viaje ganó en su espíritu tanto terreno, que se aventuró
29 40|         imitación, ejercitando el espíritu y los músculos, se entretenía
30 41|           atención de su exaltado espíritu. El farol más próximo les
31 43|           que empezaba a dañar su espíritu el maleficio de una perversa
32 43|         por la noche, más aún. Su espíritu, apartado de las sencillas
33 44|      también todas las cargas del espíritu. ¡Dichoso hombre! Él no
34 44|         de aquel día, que no tuvo espíritu más que para contemplar
35 44|    Vírgenes tenía ya serenidad su espíritu. En él no cabía más que
36 49|        libertad ejerce sobre todo espíritu despierto que empieza a