Capítulo

 1 5 |     piezas interiores dormían los hijos. ~Ignoro si partió de la
 2 7 |   avecinan a lo perfecto. Los dos hijos que heredaron el nombre,
 3 7 |       especie humana. Hablaban de hijos y de las madres que deseaban
 4 7 |        excesivo número. «¡Ah, los hijos! - dijo doña Tula con tristísimo
 5 7 |         de toda la vida». ~Si los hijos de aquella señora eran idiotas,
 6 7 |          sobrinos. Eran para ella hijos que no le habían causado
 7 7 |      habían causado ningún dolor; hijos de otra para las molestias
 8 11|         en emperejilar bien a sus hijos para que alternaran dignamente
 9 13|    intervienen con calor nuestros hijos». Las pobres niñas no se
10 13|         lucha de Carolina con sus hijos varones. El pequeño no podía
11 13|            ponía por modelo a sus hijos la virtud de Luisito Sudre,
12 14|               Y si vieras...! Los hijos dan lástima. Esta noche
13 16|           arreglo. En casa de los Hijos de Rotondo me han dado unas
14 20|           para qué seguir?». ~Mis hijos, ¿dónde están? - murmuró
15 20|     estaban más animados. ~«Nada, hijos míos, no hay que apurarse -
16 21|    conversación, y que ni aun sus hijos debieran entrar en la alcoba.
17 23|           la casa, para que a los hijos no les faltase nada!... ¡
18 24|           más del mundo. Pero mis hijos, mis pobres hijos... ¿Qué
19 24|        Pero mis hijos, mis pobres hijos... ¿Qué sería de ellos entonces?...
20 29|     muñeco hízola madre de cuatro hijos, uno de los cuales había
21 32|           bendigo a usted por mis hijos que por mí, pues los pobrecitos
22 36|            cuando ve que nuestros hijos salen por ahí hechos unos
23 38|   inspiraba. Sólo por amor de sus hijos era ella capaz de hacer
24 39|           de los demás... Por sus hijos estaba dispuesta a hacer
25 41| justiciada. De este modo nuestros hijos tendrán pan que llevar a
26 44|          había vertido cuando sus hijos tenían alguna enfermedad
27 49|          diciendo: todos sois mis hijos, se arreglaría esto fácilmente. ~