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Capítulo
1 2 | en el engreído meollo de Rosalía Bringas se había incrustrado 2 5 | mayor y más clara, servía aRosalía de guardarropa, y de cuarto 3 5 | había familias a quienes Rosalía, con todo su orgullete, 4 6 | visitas de los Bringas. Rosalía sentía hacia ella respetuoso 5 6 | Esta aureola fascinabaa Rosalía, quien, extremando su respeto 6 6 | vivían, y que en concepto de Rosalía ocupaba el lugar inmediatamente 7 6 | nombre de doña Tula; pero Rosalía jamás le apeaba el título, 8 7 | el domicilio de Bringas. Rosalía, gozosa de tratarse con 9 8 | religiosa en la capilla. Rosalía también se personó en la 10 9 | por igual el espíritu de Rosalía Bringas; pero la que descollaba 11 9 | García Grande cautivaba a Rosalía con su prestigio de figura 12 9 | su boda, despertaron en Rosalía aquella pasión del vestir. 13 10| gusto sin testigos. Tiraba Rosalía de los cajones de la cómoda 14 10| su genialidad castiza. ~ ~ROSALÍA. - (Mirando un figurín.) 15 10| adoptarse la casaca. ~ ~ROSALÍA. - (Con decisión.) No; escojo 16 10| verde naciente... ¿Eh? ~ ~ROSALÍA. - (Contemplando en éxtasis 17 10| caigan sobre las muñecas. ~ ~ROSALÍA. - ¡Oh!... camisetas tengo 18 10| Cosa más divina...! ~ ~ROSALÍA. - (Con ansioso interés.) ¿ 19 10| de terciopelo negro. ~ ~ROSALÍA. - ¿Y bullones? ~ ~MILAGROS. - 20 10| entiende usted, querida? ~ ~ROSALÍA. - (Embebecida.) Sí... entiendo... 21 10| de un efecto maravilloso.~ROSALÍA. - (Asimilándose todo lo 22 10| Las mangas largas... ~ ~ROSALÍA. - (Quitando y poniendo 23 10| Ratos felices eran para Rosalía estos que pasaba con la 24 10| cargábanle en su cuenta. Rosalía, si algo compraba, después 25 10| trapo en ciertas mujeres. A Rosalía se le iban los ojos tras 26 10| dicho del manto de la noche. Rosalía hubo de sentir frío en el 27 10| largo plazo hizo titubear a Rosalía, inclinando todo su espíritu 28 11| casualidades. Hallábase Rosalía en la Cámara Real en el 29 11| Abril. Tranquila descansaba Rosalía en la idea de lo remoto 30 11| casa. Dos o tres días vivió Rosalía en grande incertidumbre. 31 11| la de Cándida? Intentolo Rosalía, hallando en la ilustre 32 11| la Providencia deparó a Rosalía el suspirado auxilio por 33 11| de su marido, declarole Rosalía con tanto énfasis como sinceridad 34 11| por él un ojo de la cara».~ROSALÍA. - (sintiendo un bulle - 35 11| apurarse por tan poca cosa. Rosalía llevaba dinero. «¡Ah!, bueno... 36 11| males, y la turbación de Rosalía curosecon un raciocinio 37 12| pero comúnmente iba con Rosalía a dar una vuelta por la 38 12| muy aristocrático. Pez y Rosalía se suponían destacados elegantemente 39 13| XIII - ~Pez y Rosalía, como he dicho, salían a 40 13| funcionario solía confiar a Rosalía sus disgustos domésticos, 41 13| Contaba Pez estas cosas a Rosalía con gran vehemencia, y ella 42 14| sentía tan fatigado que Rosalía tuvo que ir sola con Paquito. 43 14| compasión en el pecho de Rosalía. ~Cuando esta llegaba a 44 14| Isabelita tenía pesadilla, Rosalía charlaba un poco con su 45 15| la fértil imaginación de Rosalía buscaba instintivamente 46 15| antes que ella. A veces Rosalía estaba desvelada e inquieta 47 15| presupuesto en su plan de gastos. Rosalía se desvelaba pensando en 48 15| acostumbraba, y sorprendió a Rosalía en lo más entretenido de 49 15| fraganti, el primer impulso de Rosalía fue recoger todo; pero le 50 15| volviendo a probar, lo dicho por Rosalía resultó tan verosímil como 51 15| economista no aceptase, Rosalía se calentaba los sesos discurriendo 52 16| A principios de Mayo, Rosalía tuvo que sustraerse, no 53 16| les franqueaba, por ser Rosalía de la casa! ¡Y cuánto gozaban 54 16| artes fue tontería pura. ~Rosalía y D. Manuel, influidos favorablemente 55 16| bocanadas de incienso ahogaban a Rosalía, quiero decir, que el depósito 56 16| acequias salidas de madre. Rosalía hablaba; ¿pero quién, sino 57 17| Algunas tardes, cuando Pez y Rosalía no podían salir a la terraza 58 17| Torres su dinero, estaba Rosalía tan cabizbaja, que se podría 59 17| sonreír empalagoso hizo a Rosalía el efecto de un fluido miasmático 60 17| guapín, que siempre fue a Rosalía indiferente, pareciole entonces 61 18| Mompous, y en caso de que Rosalía no pudiera cumplir, se vería 62 18| le debía cinco duros que Rosalía le prestó para dar la vuelta 63 18| Diosy Reserva. Acudió allá Rosalía, deseosa de ver a su amiga 64 18| difícil penetrar enella. Rosalía logró abrirse camino por 65 18| tiempo, durante el cual Rosalía oyó medio sermón patético, 66 18| otros síntomas espasmódicos. Rosalía participó de aquel sobresalto 67 18| indíqueme alguna salida. ~Rosalía, con humildes razones, se 68 18| Por curiosidad preguntó Rosalía a su amiga lo que necesitaba, 69 18| Diez mil reales! - murmuró Rosalía mirando al suelo y contando 70 18| disparate!... - exclamó Rosalía viendo alzarse ante ella, 71 18| ocurrido a su ingeniosa amiga, Rosalía meditaba sobre ello. La 72 18| y dosentrecotes - dijo a Rosalía azotándola con su abanico - . 73 19| esperarse. En la cara de Rosalía se pintaba una incredulidad 74 19| entraron del colegio, y Rosalía fue a darles la merienda. ~«¡ 75 19| daba. Al poco rato apareció Rosalía en Gasparini, y Milagros 76 19| usted qué gracia - dijo Rosalía al oído de su amiga - . 77 19| frioleras... ¡Qué bochorno!... Rosalía vio los ojos de su amiga 78 19| apretándose contra ella. ~Rosalía, conmovidísima, no le dijo 79 19| esperanza. ~El abatido rostro de Rosalía revelaba bien que tal esperanza 80 19| último apretón de manos, Rosalía le dijo: ~«Ya me contará 81 19| recibir chascos». ~La boca de Rosalía tenía un sello. No osaba 82 19| conversación a Bringas. Rosalía la oía desde su taller, 83 19| tan agudo y doloroso, que Rosalía se quedó sin aliento, fría, 84 20| insólitos ruidos le produjeron, Rosalía corrió hacia Gasparini, 85 20| esfuerzo, levantarlas. ~Rosalía fue derecha a su marido, 86 20| No veo!... ¡No veo!». ~Rosalía no pudo añadir nada; tal 87 20| no la ves?... - gritó Rosalía, volviéndole hacia la luz. ~ - 88 20| todos... Pero eso pasará... ~Rosalía estaba más muerta que viva... 89 20| sus padres consternados. Rosalía les mandó acercarse. Bringas 90 20| volvió de la botica, ya Rosalía había acostado a su marido, 91 20| cefalálgico y en los ojos, Rosalía en vela, compartiendo su 92 20| Al alba poco más o menos, Rosalía, vencida del sueño, se adormeció 93 20| Torres... el dinero! - pensó Rosalía sacudiendo la cabeza para 94 21| mala noche. Al punto sacó Rosalía el chocolate, para que su 95 21| vuelta con el dinero. Tomolo Rosalía con ansia y se alegró de 96 21| había portado tan bien? Rosalía creyó que se arrancaba un 97 21| hablaba en la oscura alcoba, Rosalía cuchicheaba con Torres en 98 21| lo que nos pasa... - dijo Rosalía rompiendo la carta - . La 99 22| domésticos, poco pudo lograr Rosalía, pues aunque él se preciaba 100 22| hecho de sus funciones. ~ - Rosalía...~ - ¿Qué quieres, hijito? ~ 101 22| tuétano vale más que nada. ~Rosalía, por no contrariarle, a 102 22| escudriñar su tesoro mandaba a Rosalía que echase el pasador a 103 23| XXIII~Rosalía oyó esto desde la puerta. 104 23| estoy... sí - respondió Rosalía contestando apresurada - . 105 23| lo de la bata?... - dijo Rosalía acercándose a él y haciéndole 106 23| eran tan extremados, que Rosalía no sabía cómo agradecerlos. 107 23| todas estasricas prendas. Rosalía, como hemos dicho, no tenía 108 23| con aspavientos ruidosos, Rosalía se llegaba a ella con el 109 23| era un sollozo continuo. Rosalía, casi tan apenada como ella, 110 23| malhadada noche del 14. ~Rosalía, que sabía de lógica más 111 23| Más absurdo aún...~Rosalía alzó los hombros. No veía 112 24| cómo...? - exclamaba Rosalía, mucho después, espantada - , ¿ 113 24| siempre al veinte por ciento. ~Rosalía denegaba enérgicamente con 114 24| improvisación, lastimó bastante a Rosalía. ~ - Yo espero que sí, y 115 24| pretensión, no obteniendo de Rosalía sino frías negativas, dijo 116 24| del viajecito a baños era Rosalía más comunicativa que en 117 24| vinieron las probaturas... Rosalía se puso el de mozambique, 118 24| pone al lado». ~ - Que a Rosalía se le caía la baba con esta 119 24| que solicitaba. Por fin, Rosalía confortó su espíritu con 120 24| Saleta o a Embajadores, donde Rosalía, hallándole al paso, cambiaba 121 25| ingenioso y un poco doble. Rosalía no las hubiera oído quizás 122 25| más de las veces negábase Rosalía. «No estoy yo para paseos... 123 25| este modo procede?...». Rosalía se extendió aún más en el 124 25| diluvio de elogios, que Rosalía se abanicaba más para atenuar 125 25| quiera, hijito - declaró Rosalía, con más elocuencia en las 126 25| Inútil creo decir que Rosalía estaba tambiénmuy alegre. 127 26| sonaba bien en los oídos de Rosalía, y menos entonces. Trataba 128 26| cohibida, por lo cual creyó Rosalía que disimulaba su desparpajo 129 26| agradezco mucho su atención...». Rosalía sintió ganas de decir cuatro 130 26| cortado, hecho y adornado. Rosalía la miraba de soslayo y no 131 26| fueron los ojos tras él a Rosalía!». ~«¿Y tú qué te haces?» - 132 26| bolsillo una para darla a Rosalía, quien con mal desarrugado 133 27| si se han casado?» - dijo Rosalía a su esposo, cuando volvió 134 27| persona muy atenta...». ~Rosalía pasaba a la vivienda de 135 27| mundo; el mozambique de Rosalía con pintitas que mareaban 136 28| si hicieran tiempo, Pez, Rosalía y la hermana del intendente. 137 28| Hija, cómo estás!... - dijo Rosalía, deteniendo a la niña - . 138 28| casa. Pez dio un suspiro. Rosalía llevaba en su mano una rosa 139 28| poético y filosófico, y Rosalía, oyéndole con henchimiento 140 28| Entraron apresuradamente Rosalía y Pez, poseídos de gozo 141 28| victoria tan pronto - indicó Rosalía, flechada súbitamente por 142 28| llamear de un incendio. Rosalía quiso encender luz, pero 143 28| observó Paquito. ~ - ¡Rosalía!~ - ¡Mamá! - gritó el joven 144 28| Poco después apareció Rosalía. Su majestuosa figura, fantasma 145 28| dicha hora despidiose Pez, y Rosalía, trocando su galana bata 146 28| sus penas. ~Hizo al fin Rosalía lo que su esposo le ordenaba. 147 29| inteligente Pez, hablando con Rosalía del asunto, dijo con mucho 148 29| también lo creí. Pero tanto Rosalía como el que tiene el honor 149 29| amiga, le rogaba que...! ~Rosalía se puso el dedo en la boca, 150 30| Por María Santísima - dijo Rosalía - , no se haga usted ilusiones, 151 30| pudo hablar a solas con Rosalía en Gasparini, esta le dijo: « 152 31| maltrecho se reverdeció en Rosalía el cariño de otros tiempos; 153 31| conocerlo bien». ~Ello es que Rosalía, con la agravación del mal 154 31| él. ~En todo este tiempo, Rosalía dio de mano a las galas 155 31| límite. ~De este modo pudo Rosalía explorar libremente el tesoro 156 31| tesoro sacó las ideas de Rosalía de aquel círculo de modestia 157 31| de su catástrofe, cuando Rosalía con decidido tono le dijo: ~«¿ 158 31| mil realitos», - declaró Rosalía con ínfulas de prestamista». ~ 159 32| será mi satisfacción». Dudó Rosalía un ratito; pero al fin todo 160 32| a su lado personas como Rosalía, ya pueden recibir calamidades 161 32| corazón y en sus pensamientos. Rosalía se retiró de la ventana 162 32| adaptarse a la realidad. Rosalía supo de una familia (las 163 36| como además había visto a Rosalía paseando en coche en la 164 36| menudencias de la casa... Rosalía, por no oírle, le dejaba 165 36| dado cuenta de esto?...». ~Rosalía contestaba torpemente que 166 36| Con estas andróminas, Rosalía estaba, fácil es suponerlo, 167 36| descuidar». Pero entre tanto, Rosalía pasaba la pena negra, temiendo 168 36| alzado el doble fondo... Rosalía sintió impulsos de gritar «¡ 169 36| doble fondo se levantaba.Rosalía invocó a todos los santos, 170 36| dedos cerró la arqueta. A Rosalía le volvió el alma al cuerpo, 171 34| como por las de los avaros. Rosalía sometió los trozos a una 172 34| Pero no lo abrió. Entonces Rosalía, como para impedirle la 173 34| estaba en mangas de camisa y Rosalía, con una bata de percal 174 34| baños, con lo cual estaba Rosalía más sulfurada que con el 175 35| cariñosas. Había sentido Rosalía sus quejidos, síntoma indudable 176 35| son mejores. ~La voz de Rosalía, objetando algo, se perdió 177 35| las cosillas que regaló a Rosalía en aquellos raptos de cariño 178 35| un pollo. Veíale siempre Rosalía con gusto, y en aquella 179 35| atrevidillo y despabilado, que Rosalía, considerándose sola con 180 35| la canícula, aterraron a Rosalía, primeriza en aquella desazón 181 36| pudo hablar a solas con Rosalía, y se mostró tan llagado 182 36| Queridísima amiga - dijo Rosalía, a solas con ella en el 183 37| y desconsolada se quedó Rosalía, no sólo por la ausencia 184 37| económicos. Las explicaciones que Rosalía dio de aquel improvisado 185 37| inexplicable, y lo creyó. Si Rosalía no hubiera pasado de allí, 186 37| Los cielos abiertos vio Rosalía cuando Torres le dio estas 187 37| parte del contrato a que Rosalía puso reparo fue la referente 188 37| sobre y desdoblaba el papel. Rosalía aguardaba también con anhelosa 189 39| El primer impulso de Rosalía fue de odio y despecho... ¡ 190 39| a hablar del asunto; más Rosalía, henchida de soberbia, persistió 191 39| hielo y hablar de paces. ~Rosalía se acostó, segura de que 192 39| modulaciones de transición. Ella (Rosalía) acostumbraba no hacer caso 193 39| olvidado del asunto. En vano Rosalía le pinchaba, echando pestes 194 39| Con esto se desesperaba Rosalía. ~Aguardó hasta la tarde, 195 39| dijo con gran espontaneidad Rosalía, que había alimentado su 196 39| va en Madrid. ~Oyó esto Rosalía con vivo enojo; pero su 197 41| apoderado de Milagros no llevó a Rosalía el 4 ni el 5, ni ningún 198 41| fuerte que aterraba más a Rosalía que los apuros que pasaba. 199 41| moralidad.~Discurriendo así, Rosalía se admiraba a sí misma, 200 41| decir que admiraba a la Rosalía de la época anterior a los 201 41| de su casa... ~Retirose Rosalía a la suya, con la cabeza 202 41| toda lágrimas y tristeza. Rosalía sintió secreto pavor al 203 42| ofreciendo a las miradas de Rosalía la rosca formada con sus 204 42| él después del saludo. ~Rosalía suplicó con más vehemencia 205 42| gracias a Dios!, hasta el 10. ~Rosalía se conceptuaba dichosa al 206 42| financieros empezaron a sofocarla, Rosalía había adquirido la costumbre 207 42| de la casa, ocurriole a Rosalía la atrevidísima idea de 208 42| Sobrino Hermanosfue a avisar a Rosalía que empezaba a llegar de 209 42| confesarse a su marido, Rosalía volvió a casa de Sobrino 210 42| mañana llegan». Oír esto Rosalía, y ver el cielo abierto, 211 43| Llegó el grande hombre. Rosalía no se equivocaba al suponer 212 43| nada; pero algo observó Rosalía desde el principio de la 213 43| Santo Patriarca antojósele a Rosalía más vivo que nunca; pero 214 43| venden por las calles. A Rosalía empezó a repugnarle tanta 215 43| dijo: «Está usted pálida». ~Rosalía no le contestó. Estaba embebecida 216 43| en tono de queja amorosa. Rosalía vislumbró horizontes de 217 43| sobre las cosas políticas, Rosalía tuvo ocasión de cambiar 218 43| En la mañana del día 8, Rosalía, vestida con pulcra sencillez, 219 43| y cansados de esperar a Rosalía, almorzaron. La señora llegó 220 44| Este refrán le salía a Rosalía del cerebro sin que ella 221 44| no podía ser visto por Rosalía mientras a esta no se le 222 44| y al poco rato recibió Rosalía el papel que esperaba con 223 44| Pero más adelante...». ~Rosalía no pudo acabar de leer. 224 44| minuto más. Pensando esto, Rosalía sentía un volcán en su cabeza. ¿ 225 45| apariencia. Sorprendió a Rosalía el aspecto decente de la 226 45| sorprendiose mucho de verla. Rosalía, turbadísima, vacilaba entre 227 45| Sin embargo - dijo Rosalía, sacando de una caja varios 228 45| llevarse la cinta que quiera. ~Rosalía, asombrada de esta generosidad, 229 45| acerada reconvención. ~Si Rosalía no hubiera ido a verla con 230 46| con impertinente fijeza. Rosalía hubiera deseado que no la 231 46| no me falta. Pero...». ~A Rosalía se le encendieron los espíritus 232 46| de esta frase humilló a Rosalía más de lo que estaba. La 233 46| Francisco... ~ - No - dijo Rosalía con viveza, lastimada de 234 46| fijamente en el entrecejo. ~Rosalía advirtió que después de 235 46| muchísima falta». ~«Nada - pensó Rosalía hecha un basilisco - . Esta 236 46| la conversación, puso a Rosalía sobre ascuas. Se doblaba 237 46| observación, habría contestado Rosalía tirándole de aquellas greñas 238 46| resistirlo sin estallar. Rosalía apretaba los dientes, haciendo 239 46| las muertas esperanzas de Rosalía. ~«Porque mire usted - agregó 240 47| Gracias, replicó Rosalía con desabrimiento, ya gastadas 241 47| ocurriendo darle el dinero». ~Rosalía se sentó, y alegrósele el 242 47| apunte? - le habría dicho Rosalía, si hubiera estado en situación 243 47| habríale preguntado Rosalía, si hubiera podido hablar 244 47| Carmen! - exclamó para sí Rosalía - . ¡Con qué gente me he 245 47| algún orden en el gabinete, Rosalía, no pudiendo refrenar su 246 47| dos mil y pico de reales. ~Rosalía creyó firmemente que una 247 47| asquerosa» - le hubiera dicho Rosalía. ~ - Pues se me ocurre que 248 47| tiempo.~Refugio se levantó. Rosalía, dando algunos pasos hacia 249 47| anda el pobre ahora...». ~Rosalía no dijo nada. La vergüenza 250 47| vueltas por el gabinete. Rosalía vio con terror que se sentaba 251 48| se los ponía en la mano, Rosalía estaba en ascuas. ~«Y le 252 48| muy ladina y muy cuca». ~Rosalía daba cabezadas de aquiescencia. 253 48| cosa. ~ - ¿Qué? - preguntó Rosalía aterrada otra vez. ~ - Le 254 48| que era usted ¡una cursi! ~Rosalía se quedó petrificada. Aquella 255 48| quiere pasar contrabando. Rosalía probaba el sistema pacífico 256 48| prevalece, yo me muero». ~Rosalía y Paquito de Asís también 257 50| Serena y un tanto majestuosa, Rosalía no dijo una palabra en todo