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Capítulo
1 1 | y su autor D. Francisco Bringas demostraba en él habilidad 2 2 | había dado a la familia Bringas en Marzo de aquel año (1868) 3 2 | engreído meollo de Rosalía Bringas se había incrustrado la 4 2 | fáciles para piano. Enterado Bringas de este antojo de Carolina, 5 2 | sí, ¡soberbio! - profirió Bringas temblando de gozo - . Pero 6 2 | usted por canas... ~Tomó Bringas el blanco mechón, y juntándolo 7 2 | presupuesto de la obra. Bringas las acariciaba, prestándoles 8 3 | las flores las cosechó Bringas en el jardín de un libro 9 3 | cosquillas de luz...». ~Pegó Bringas su dibujo sobre un tablero, 10 3 | En las tintas muy finas, Bringas había extremado y sutilizado 11 3 | obras del ingenio. Tenía Bringas su taller en el enorme hueco 12 3 | Pez y yo fuimos a visitar aBringas en su nuevo domicilio, nos 13 4 | la casa de D. Francisco Bringas. ~ - ¿Bringas?... ya, ya 14 4 | Francisco Bringas. ~ - ¿Bringas?... ya, ya sé - dijo una 15 4 | luego dar media vuelta... Bringas, sí, es el sacristán de 16 4 | no damos con la casa de Bringas. Yo no vuelvo más aquí sin 17 5 | fin a las habitaciones de Bringas. Comprendimos que habíamos 18 5 | tenía despacho la casa; pero Bringas se había arreglado uno muy 19 5 | de la fértil fantasía de Bringas o de la pedantesca asimilación 20 5 | habitar allí, todos los Bringas chicos y grandes llamaban 21 6 | objeto de mi visita al Sr. de Bringas. Había yo rematado un lote 22 6 | nos guiara a la morada de Bringas, ya llevaban más de un año 23 6 | constantes visitas de los Bringas. Rosalía sentía hacia ella 24 6 | inseparable amiguita de la niña de Bringas, y por las tardes se las 25 7 | aventurado decir que Isabelita Bringas y la sobrina de doña Cándida 26 7 | invadía el domicilio de Bringas. Rosalía, gozosa de tratarse 27 7 | me incomodan» - les decía Bringas festivamente desde el hueco 28 8 | de Tellería, Lantigua y Bringas. ¡Demontre de señora! Amenazó 29 8 | del Trono... ~Isabelita Bringas era una niña raquítica, 30 8 | sus amiguitas. La niña de Bringas se atracó de un plato de 31 9 | igual el espíritu de Rosalía Bringas; pero la que descollaba 32 9 | de su amiga era para la Bringas como un sol resplandeciente 33 9 | manera intachable, la de Bringas, que en esta época de nuestra 34 9 | Nadie en el mundo, ni aun Bringas, tenía sobre la Pipaón ascendiente 35 9 | aquel paraíso en que su Bringas la tenía tan sujeta. Nada, 36 9 | periódicos de anoche. ~Como Bringas reprobaba que su mujer variase 37 9 | pasar un rato con ella, si Bringas estaba en la oficina, charlaban 38 10| para que no se enterase Bringas, y era su cuchicheo rápido, 39 10| Me parece que siento a Bringas. Son un suplicio estos tapujos... ~ ~ 40 10| la casa. Lo peor era que Bringas no había de autorizar un 41 10| modelo venido de París?... Bringas no autorizaría aquel lujo 42 11| en trance igual, porque Bringas tenía por sistema no comprar 43 11| de estos».~Por fortuna, Bringas no estaba en casa. Dos o 44 11| antipático papelito... ¡Si Bringas se enteraba...! Pensando 45 11| había una trampita de que Bringas no tenía noticia. ¿Qué hacer, 46 11| entrega un mes. Si la de Bringas se comprometía a devolverla 47 11| secreto absoluto con Bringas...~Segura ya de poder cumplir 48 11| cobrador de la tienda cuando Bringas estaba en la casa. Recobró 49 12| ineficaces para apartar a Bringas de su faena mientras duraba 50 13| de alguno de estos, como Bringas, por ejemplo. ¡Oh!, ¡cuánto 51 14| emigró a Burdeos, los de Bringas no iban al teatro sino de 52 14| de llevar a la señora de Bringas al domicilio conyugal a 53 15| la tradición económica de Bringas. Tenía los cajones de la 54 15| paleta, que el bueno de Bringasvio diseminados por toda 55 15| feliz. Si al fin aceptaba Bringas, se iría solo a su ínsula, 56 16| careciese de medios, pues Bringas tenía sus ahorros, reunidos 57 16| y con la misma Reina; y Bringas, no viendo las cosas más 58 16| mezquinas cantidades que Bringas le daba para vestirse. La 59 16| Sr. de Pez y la señora de Bringas tenían respectivamente sus 60 17| Camón sola o con Emilia, la Bringas solía rumiar las expansiones 61 17| de este poquita - cosa de Bringas, que no ve más que menudencias, 62 17| usted a hacer ministro a Bringas, un hombre que se pone de 63 17| el primer término, donde Bringas discurrió a última hora 64 18| loco - tartamudeó la de Bringas con temblor y sobresalto». ~ ./. 65 18| bien...». ~Yo? - dijo la Bringas apartándose, pues comprendió 66 18| entender que el bendito Bringas debía de tener ahorros. ~ - ¡ 67 18| quiero...! ~ - Dudo yo que Bringas...~ - (Con calor.) Pues 68 18| estaban solas en la casa, pues Bringas no había vuelto de la oficina, 69 18| zalamerías muy cucas; mas la Bringas persistía en considerar 70 19| más que penas sobre penas. Bringas la confortaba con razones 71 19| llorar. Ciertas cosas...». ~Bringas no sabía qué decirle. Despidiose 72 19| nuestra muy alta señora de Bringas era motivada por sus propias 73 19| cuando fue hacia el nicho de Bringas paracontarle el caso, él 74 19| era la segunda religión de Bringas. Pero si Dios no le deparaba 75 19| fue a dar conversación a Bringas. Rosalía la oía desde su 76 19| golpe siguió un grito de Bringas, mas tan agudo y doloroso, 77 20| espectáculo incomprensible. Bringas estaba en medio de la habitación, 78 20| consternación, pudo decir. ~Bringas se frotó los ojos, los volvió 79 20| dónde están? - murmuró Bringas. ~Junto a la puerta estaban 80 20| Rosalía les mandó acercarse. Bringas les palpó, dioles mil besos, 81 20| Mientras estuvieron solos, Bringas y su mujer apenas hablaron. 82 20| exclamó briosamente la Bringas, reanimada con las esperanzas 83 20| bondadoso anciano se retiró, Bringas y su mujer estaban más animados. ~« 84 20| Como todo ciego incipiente, Bringas afectaba no necesitar de 85 20| sin suceso alguno notable; Bringas harto inquieto, con agudísimo 86 20| Creyó haber oído un ¡ay!7 de Bringas; pero debió de ser ilusión 87 21| donativo de Agustín Caballero. Bringas no podía notar la falta, 88 21| pasó doña Cándida a ver a Bringas, el cual dijo que se sentía 89 21| ha entrado?» - preguntó Bringas vivamente. ~ - Me parece 90 21| llegar al sutil oído de Bringas. Torres, muy afectado por 91 21| esfuerzo - decía a la de Bringas - . No se deje usted ir 92 21| a contar, a contar...». ~Bringas, que de todo se enteraba, 93 22| gasto cuotidiano, quedábase Bringas un rato con la arquetasobre 94 22| esta maldita venda - dijo Bringas dando un suspiro - , me 95 23| Estás aquí? - preguntó Bringas después de ./. aguardar 96 23| cual ella no dijo nada, Bringas, azuzado por su ingénita 97 23| trajes y modas, aunque la de Bringas no tenía gusto para nada, 98 24| trasferencia sin contar con Bringas para nada. La fiel esposa 99 24| aún qué aguas va a tomar Bringas? Yo iré a donde usted vaya, 100 24| médico nada terminante. Bringas no quería ir por no hacer 101 24| primera visita fue para Bringas, de cuya enfermedad había 102 25| consideraciones generales. Para Bringas no había más que los cuatro 103 25| que pasaba para ocultar a Bringas las pequeñas compras que 104 25| incalificables sordideces de Bringas se veía ella en cualquier 105 25| menudencias». Muy mal gesto puso Bringas cuando el médico agregó 106 25| se restregaba las manos Bringas, que poco faltó sin duda 107 25| sombra, aquel placer de la Bringas tenía por uno de sus lados 108 25| de redimirlos antes que Bringas recobrase la vista y, con 109 25| impaciencia y vivacidad de Bringas se manifestaban en una fiebre 110 26| alpargatas de los chicos, y Bringas dispuso que no fueran ya 111 26| deseando saber noticias... ~Bringas se mostró muy agradecido, 112 26| Mientras la joven hablaba con Bringas, la Pipaón de la Barca entraba 113 26| que se había metido, la Bringas oíala con algún interés, 114 27| el asunto. Poco después, Bringas, que no se cansaba nunca 115 27| Esta doña Tula - decía Bringas cuando sentía entrar a la 116 27| con ella, mimándola. La de Bringas hacía allí público alarde 117 28| de su apego a la familia Bringas... Privarle del consuelo 118 28| menudo... Cuando el pobrecito Bringas se curase, ¿por qué no habían 119 28| correríasson esas, amigo Bringas? La venda... No hay que 120 28| quiso encender luz, pero Bringas saltó vivamente con la observación 121 28| aire...». ~Poco después, Bringas, cansado de oír lasanécdotas 122 29| aquella delicadeza galante que Bringas no conocía ni había mostrado 123 29| cuero... Luego el pedestre Bringas no le hablaba más que de 124 29| tolerable era la caza; pero Bringas se asustaba de los tiros, 125 29| Ni aun sintió el peso de Bringas inclinando el colchón. Al 126 29| Pero váyale usted a Bringas con esas ideas. Dice que 127 30| faltan sólo otros cinco mil. Bringas... ~ - No sé con qué palabras 128 30| aire...? Voy a decírselo a Bringas, que esto para él es oro 129 30| pintoresca la pasión dinástica de Bringas, y pedía para los generales, 130 30| una hora. ~Ah, Golfín!... Bringas le conocía. Era hombre del 131 30| al oculista, decidiéndose Bringas por lo primero, que era 132 30| energía». ~¡Pobre, desgraciado Bringas! Por de pronto, cama, dieta, 133 30| que no se restableciese Bringas para los primeros días de 134 31| conjunto agradable. Al lado de Bringas no había gozado ella ni 135 31| asimilándole a los niños, y el buen Bringas no se libró de este achaque 136 31| no se descuidaba después Bringas era en pedir las llaves 137 32| tantas veces expresada por Bringas, de que ella podía disponer 138 32| en el caso extremo de que Bringas lo descubriera y lo desaprobase; 139 32| que lo ha de ignorar es Bringas... En el seno de la confianza, 140 32| días trascurrieron sin que Bringas advirtiera mudanza sensible 141 36| arraigo de los señores de Bringas, pues como había visto tantas 142 36| para nadie. ~A medida que Bringas iba entrando en caja, advertía 143 36| Quita allá, calamidad - dijo Bringas defendiendo su tesoro con 144 34| anochecer de aquel día, cuando Bringas sacó la arqueta, la dama 145 34| de una manera horrible. Bringas estaba en mangas de camisa 146 34| Poniente que había elegido Bringas para su vivienda. ¡Y el 147 35| los aposentos inmediatos. Bringas, después de toser un poco, 148 35| mientras yo esté fuera». Bringas oyó con júbilo esta despedida 149 35| Con todo se conformaba la Bringas. No pudiendo ella lucirse 150 35| ingénito como lo educado por Bringas en tantos años de intachable 151 36| hallaba bien abastecida. La Bringas tenía dinero en aquellos 152 36| de una defección. Siguió Bringas desfogando su ira contra 153 37| poco suavizando. Ni era Bringas intolerante en un grado 154 37| e inevitable, desde que Bringas registrase su tesoro. Por 155 37| se verá por esta frase de Bringas, textualmente copiada: ~« 156 37| se había sentido mi amigo Bringas tan nervioso como en los 157 37| casa, trayendo una carta. Bringas no respiraba mientras su 158 37| reales! Leyendo esta suma Bringas se quedó perplejo, vacilante 159 38| este segundo recado. Si Bringas veía con tristeza la expatriación 160 38| poro con la enfermedad de Bringas...»; y cansada de ella, 161 38| repetirla. Por la noche los Bringas y algunas personas de las 162 38| democratizante, y mis queridos Bringas, anhelosos de sociedad, 163 38| almuerzo. Para bajar al río, la Bringas tenía que vencer la repugnancia 164 38| pronósticos meteorológicos de Bringas, el cual, desde que el cielo 165 38| estación, sólo las moscas y Bringas eran felices. ~ 166 39| Arcachón, y sabedores de que a Bringas y a los niños les convenía 167 39| comodidades, Los señores de Bringas serían hospedados a lo grande 168 39| considerablemente. Por fin el cerebro de Bringas, tras un laboriosísimo parto, 169 39| Pongo por caso - tartamudeó Bringas, más perplejo aún - . Y 170 39| cerebro, mientras el de Bringas hervía en consideraciones 171 39| se acostó, segura de que Bringas, a la mañana siguiente, 172 39| valor. En una palabra, si Bringas opinaba que debían ir, ella 173 39| muy buenos... - exclamó Bringas agitando el sombrerode paja, 174 40| nalga como un tomate... ~(Bringas tenía la mala costumbre 175 41| volver ./. los ojos? Los de Bringas veían, y era locura pensar 176 41| balcones para oírle. ¡Desde que Bringas se enterase de sus enredos, 177 41| concurrían algunos caballeros. La Bringas pasábales mentalmente revista 178 41| Para mayor confusión suya, Bringas parecía que estaba aquellos 179 42| el pagaré al señor de Bringas, que tiene dinero... me 180 42| el primero de Setiembre, Bringas empezó a ir a la oficina, 181 42| absoluto su dignidad, la Bringas prefería que su marido le 182 43| de Palacio. Y desde que Bringas se fue a la oficina, emperejilose 183 43| de la completa mejoría de Bringas. ¡Y qué bueno estaba Pez! 184 43| día... Pasaba tiempo y la Bringas no volvía de su asombro, 185 43| pequeños, no pudo la de Bringas ser más explícita, ni Pez 186 43| después del regreso de Bringas y del largo párrafo que 187 43| los Sacramentos» - dijo Bringas con verdadera pena. ~Salió 188 43| revolucionario - repitió Bringas dos o tres veces mientras 189 43| doctrina titulada krausista. Bringas la había oído calificar 190 43| babia esta noche - dijo Bringas algo enojado - , al notar 191 44| cuando llevó el chocolate a Bringas, hallole alegre y decidor, 192 44| Sobre las diez y media iba Bringas invariablemente a su oficina. 193 45| Eran las doce. «Antes que Bringas me descubra - decía poniéndose 194 45| religioso. Esto dio a la ./. de Bringas muchos ánimos, y bien los 195 45| dijo Refugio a la señora de Bringas indicándole la puerta del 196 45| Lo probable - pensó la Bringas sentándoseen el primer sillón 197 45| molestes - replicó la de Bringas afirmándose en la necesidad 198 45| Refugio creía que la señora de Bringas la visitaba, cediendo al 199 45| Un favor, sí - añadió la Bringas, a quien aquella curiosidad 200 46| cálculo en el entrecejo de la Bringas, tornó a decir: ~«Lo que 201 46| Ni hay para qué enterar a Bringas de nada... ¡Oh!, es cosa 202 46| se resolvería...! La de Bringas la vio, con disimulada ansia, 203 47| Tan volada estaba ya la Bringas y tan grande esfuerzo tenía 204 47| cuarto» - suspiró la de Bringas sin poder dejar de sonreír, 205 47| repetir su invitación a la de Bringas, se prepararon a tomarlo. 206 47| hora que es? - dijo la de Bringas, recobrando la esperanza. ~ - 207 47| dijo: «¿mi corsé?» y la de Bringas corrió a llevárselo,y le 208 47| Sentose Refugio, y la Bringas le arregló la abundante 209 47| mujer!...» - exclamó la Bringas sulfurada... ~Había en su 210 48| positivo en la desazón de la de Bringas era su tristeza, temores 211 48| trastorno moral y mental de Bringas fue de la manera siguiente: ~ 212 48| la Marina». Pareciole a Bringas tan absurda la noticia, 213 48| lúgubres. «El diluvio, amigo Bringas... Ahora sí que es de veras». 214 48| acabose». ~Esto ocurría el 19. Bringas subió a su casa más muerto 215 49| es tanto como se dice». ~Bringas le dio un abrazo. «¿Y el 216 49| fácilmente. ~Lo mismo pensaba Bringas; pero él hubiera preferido 217 49| Ya no hay remedio - dijo Bringas, sacando fuerzas de su extremado 218 49| larga duración, porque los Bringas, saliendo al pasillo, vieron 219 49| buena cuenta darán... - dijo Bringas con dolor vivísimo - . No 220 49| noche la intranquilidad. Bringas y otros muchos vecinos no 221 49| palomas!... En efecto - dijo Bringas - , yo he sentido tiros 222 49| que no me digan - exclamó Bringas amostazado - . Eso no cuela, 223 50| quedarse. ./. Otros, como Bringas, querían manifestar a la 224 50| quisiera. ~Yo sabía que Bringas deseaba salir inmediatamente. 225 50| trasformación. Por lo que la Bringas dijo, fuera en estos términos 226 50| desconocido. ~Quise tener con Bringas la consideración de subir 227 50| se acababa de formar. A Bringas le sacaba de quicio que 228 50| instancias no hicieron desistir a Bringas de su propósito de desalojar 229 50| la torre de Santa Cruz. ¡Bringas cesante, Paquito cesante! 230 50| en lo sucesivo supo la de Bringas triunfar fácilmente y con 231 50| aquel espectáculo Alfonsito Bringas, que habría deseado encargarse