Capítulo

 1 8 |     conquista de Jaén. El joven D. Diego Hipólito Félix de Cantalicio
 2 8 |      oscuridad al ayo del joven D. Diego. Llamábanle comúnmente don
 3 9 |            moral que física de don Diego, pues siendo entonces costumbre
 4 9 |      patriota, hubo de llamar a D. Diego, y desde lo alto de su sitial
 5 9 |         después a la escolta de D. Diego si esta salía antes. ~ ~
 6 9 |         ilustre tizona el joven D. Diego, para cuyas manos era exorbitante
 7 9 |       encargos y las cartas que D. Diego debía entregar en Córdoba.
 8 12|           el servicio del joven D. Diego no exigía más que presentarme
 9 14|          su esmero en agradar a D. Diego, cosa fácil de conseguir;
10 15|          gran ascendiente sobre D. Diego, de tal modo que cuanto
11 16|            a los ojos del joven D. Diego. ~ ~  ./. Allí se estaba
12 16|     aquella fácil victoria, que D. Diego, Marijuán y yo, no encontrando
13 16|           del Carmen! - exclamó D. Diego - . ¡Viva la Virgen del
14 17|            venidero. ~ ~Nuestro D. Diego, siempre al arrimo de Santorcaz;
15 17|        mujeres. ~ ~ - Yo - dijo D. Diego con su natural ingenuidad - ,
16 17|          lo que se habla - dijo D. Diego - . ¡Buena condesa será
17 17|          la Reina mora - gritó don Diego batiendo palmas - . ¿Lo
18 17|             De todos modos, Sr. D. Diego, la educación que Vd. ha
19 20|        tomó asiento y dirigió a D. Diego estas palabras dignas de
20 20|            de cañón. ~ ~Pero el D. Diego, sintiendo sin duda en su
21 20|          la rapacidad francesa. D. Diego, luego que tal vio, volviose
22 22|     entablado entre Santorcaz y D. Diego, que a las palabras de estos
23 22|                    Pues no, Sr. D. Diego - dijo Santorcaz - . Puesto
24 22|          exclamó con entusiasmo D. Diego - . ¡Cuánto daría porque
25 22|        ahora que me ocurre, Sr. D. Diego, si Vd. en vez de ser un
26 22|     novicias y monjas. ¡Ay, Sr. D. Diego de mi alma! El recuerdo
27 22|       parece muy bonito - dijo don Diego saltando sobre la silla - .
28 22|   dominicas. ~ ~ - Estas cosas, D. Diego, son la vida - añadió Santorcaz - ;
29 22|          el mundo que existe un D. Diego Afán de Ribera, conde de
30 22|          en paz con Dios - dijo D. Diego - . Por eso creo que antes
31 22|             todo anunciaba que don Diego se disponía a cometer en
32 23|          Vd. esta aventura, Sr. D. Diego? - dijo Santorcaz. ~ ~ -
33 27|            la señorita Inés con D. Diego de Rumblar, previa legitimación
34 28|        mayorazgo, casándose con D. Diego, para evitar un litigio
35 28|             el maestro y ayo de D. Diego. ~ ~ - ¿Qué ha sido del
36 28|        partes. Ya andará el Sr. D. Diego por ahí. ~ ~ - Dios lo quiera.
37 28|       estará ese Juan enreda de D. Diego!... Sí, se casa. He visto
38 28|            al ver el retrato de D. Diego, sintió la flecha del dios
39 28|            española... Pero ese D. Diego... ¿En dónde está D. Diego?
40 28|         Diego... ¿En dónde está D. Diego? Hablemos al general en
41 28|            Vd. por casualidad a D. Diego? ~ ~Y así iba preguntando
42 29|            Ah! ¿Qué sabe Vd. de D. Diego? - le pregunté volviendo
43 29|           no se sabe dónde está D. Diego? ¿Ha muerto? ¿Se ha extraviado?
44 29|       parecía, iban en busca de D. Diego. ~ ~ - ¿Conque no parece
45 29|         franceses dejé de ver a D. Diego. ~ ~ - Yo creí que estuviera
46 29|     presenciando las hazañas de D. Diego - repuse por halagar el
47 29|                 Oh!, sí señora. D. Diego es tan bueno... y nos trata
48 29|       corrigiendo mi lapsus - . D. Diego es un caballero y nosotros
49 29|           sin tiranía... ¡Pobre D. Diego! Pero le hemos de encontrar,
50 29|           de encontrar, señora. D. Diego está sano y salvo. Me lo
51 29|          cadáver por ver si era D. Diego, y temíamos llegar a él
52 29|           cuidase de él. No era D. Diego. ~ ~La condesa después de
53 29|         muerto con honor. ~ ~ - D. Diego ha de parecer, señora -
54 30|            cierto que no existe D. Diego, no por eso se quedará soltera;
55 30|            se encontraba allí a D. Diego, herido o muerto. Visitamos
56 30| proporcionarme el gozo de ver a D. Diego despreciado por ella? Francamente,
57 30|       aquel mozalbete el propio D. Diego, no es mi niño querido,
58 30|            mozuelo bailarín era D. Diego en persona. Él nos vio y
59 30|        junto a la ermita - dijo D. Diego - . ¿Pero estás vivo, Gabriel,
60 30|     huéspedes en la sala baja, don Diego fue solemnemente presentado
61 31|           llevando de la mano a D. Diego, y le dijo: ~ ~  ./. Hija
62 31|            es el retrato - dijo D. Diego con un desenfado impropio
63 31|     campamento francés - dijo a D. Diego. ~ ~ - Pues me querían fusilar -
64 31|     querían mucho... - continuó D. Diego - . Por la tarde, y luego
65 31|           simplezas! ~ ~ - ¡Jesús! Diego, repara que estás... - dijo
66 31|        olvidaba decir - exclamó D. Diego riendo a carcajadas - ,
67 31|             basta de franceses, D. Diego. Hable Vd. de otra cosa.
68 31|      esperar más, púsose en pie D. Diego, y accionando como un cómico,
69 31|          la familia de Inés con D. Diego. Al poco rato tuvo lugar
70 32|           caballistas José María y Diego Corrientes. ~ ~ - ¿Va Vd.
71 32|            es la de la novia de D. Diego? ~ ~ - Justamente.~ ~ -