Capítulo

 1 1 |          de allá, le traen entre ojos, y sabe Dios... Como aquí
 2 1 |       improviso corrieron de sus ojos - ; esto me dio con sus
 3 1 |          sucesivamente a sus dos ojos, y Santorcaz más serio y
 4 2 |   trascurso de algunos días. Sus ojos encendidos conservaban huellas
 5 2 |   alegría cuando te vi abrir los ojos, cuando te oí pronunciar
 6 3 |   primera persona que vieron mis ojos fue doña Gregoria, a quien
 7 1 |        no soy saco de paja a los ojos de mis lectores, y que algún
 8 5 |          tierra, no ofrece a sus ojos accidente, ni sorpresa,
 9 6 |       ciertas telarañas ante los ojos, y mis oídos no percibían
10 6 |        estaba realmente ante mis ojos, o dentro de ellos, cuando
11 8 |         poníase los puños en los ojos, comenzaba a regar con pueriles
12 9 |          franceses, al poner sus ojos en esta joya del continente
13 10|        nada de lo que vieron mis ojos encontré la huella indefinible
14 10|   abrumadoramente hermosa, y sus ojos negros, que eran, como otra
15 10|       vez he dicho, los primeros ojos del mundo, es decir, los
16 11|        se puso la mano sobre los ojos, y finalmente, rompió una
17 12|        que les movió a fijar sus ojos en estas relaciones.  ./. 
18 12|  contemplando su puerta, con los ojos fijos en las desnudas paredes,
19 12|    Gabriel». ~ ~Al volverme, mis ojos se fijaron en una puerta;
20 12|    debían dirigirse los piadosos ojos. Al poco rato de estar allí,
21 12|     claustro. Yo no apartaba mis ojos del coro, observando indiscretamente
22 12|          ver su cara, al ver sus ojos que me miraban, fue tan
23 12|       ofreció de improviso a mis ojos vi una falange de ángeles,
24 13| Pareciome que al verme cerró los ojos, y que asió las rejas con
25 13|      falda, mientras elevaba sus ojos al cielo, sin decir nada. ~ ~ -
26 16|        digno de admiración a los ojos del joven D. Diego. ~ ~  ./. 
27 16|        el alma en suspenso y los ojos atentamente fijos en el
28 16|   explorar el campo con atónitos ojos, era un ligero y casi imperceptible
29 16|          allí, no quitábamos los ojos de la tremenda fila de corazas
30 17|       Qué guapa es, señores! Sus ojos son dos luceros, como aquel
31 17|          el cuento que tenía los ojos de azabache ardiendo, la
32 18|       poder ni querer cerrar los ojos; y allí me puse a meditar
33 20|          revolvía sus espantados ojos de un lado para otro. ~ ~ -
34 20|         centellear de sus negros ojos, nada dijo que comprometiera
35 20|          pintando en sus húmedos ojos la persuasión de que no
36 23|         Volviendo atrás nuestros ojos, vimos la irradiación de
37 23|  poniéndose pálido, cerrando los ojos, y quitándose el sombrero
38 25|        arrebatadora llama de sus ojos, con el gesto de su mano
39 27|          cuando fijé en ella mis ojos; aquella repentina visita,
40 27|          por el caballo, con los ojos fijos en el papel que sostenía
41 27|          leída la carta alcé los ojos, vi delante de las primeras
42 27|          punto la devoré con los ojos, leyendo lo siguiente: ~ ~«
43 27|        Europa, volví a fijar los ojos en la carta para continuar
44 28|         mundo fue distinto a mis ojos. Ignoro si en aquel momento
45 28|       ideal y yo, alteraba a mis ojos el equilibrio del universo,
46 29|   después de examinarlo alzó los ojos al cielo, cruzó las manos
47 29|         una lágrima brotó de los ojos de doña María. ~ ~ - Si
48 29|       apagándose la llama de sus ojos, se desmayaban sus enérgicos
49 29|          flotaban delante de mis ojos. Como quien llega a la puerta
50 31|          la ira brillaron en sus ojos. Pero con disimulo habló
51 31|          el color y con absortos ojos miró sucesivamente a su
52 31|        se llevó el pañuelo a los ojos para enjugar una lágrima.
53 31|     María se llevó la mano a los ojos. ~ ~ - Yo le aseguré que
54 31|     cabeza, doña María cerró los ojos, doña María golpeó el suelo
55 31|     contuvo y cerró otra vez los ojos ya que no podía cerrar los
56 32|          una linda cabeza, cuyos ojos se recreaban en la marcial