Capítulo

 1 1 |         digo aquí para entre los tres, de modo que no lo oigan
 2 1 |              que ya andas en los tres duros y medio y aunque yo
 3 1 |   aquella guerra apenas murieron tres o cuatro. ~ ~Santorcaz al
 4 1 |       remata luego en un dos por tres. En la primera batalla que
 5 1 |        Emperador... digo, de los tres emperadores, pues ahí dice
 6 1 |       pues ahí dice Vd. que eran tres nada menos. ¿Sabes, Gregoria,
 7 1 | Santorcaz, porque llegó a Madrid tres días después; ¡pero si Vd.
 8 2 |                        II - ~Los tres me miraron y yo observé
 9 2 |          movimiento, estaban los tres personajes cuya conversación
10 2 |        Fernández a Santorcaz - . Tres balazos tenía en su cuerpecito:
11 1 |       nueve hijos, dos suegras y tres cuñadas; dos suegras, sí
12 6 |         donde me encontraba hace tres años a esta misma hora,
13 6 |     jornada, que llamamos de los Tres Emperadores, y que es sin
14 9 |       con su vaina y tahalí, las tres piezas muy marcadas con
15 10|       había estado entregada por tres días a la brutal y salvaje
16 10|          horror, Dios mío!, ¡qué tres días de angustia! Todos
17 10|      iglesia de Fuensanta, y por tres días Córdoba no fue una
18 11|         Francia está dividida en tres partidos: borbónico, republicano
19 11|       vienen de Mallorca. ~ ~ - ¡Tres partidos! - exclamó el diplomático
20 11|          a D. José María. ~ ~ - ¡Tres partidos! Ya lo sabía. ~ ~ - ¡
21 12|         las que al oír los dos o tres tiros disparados en la colisión
22 15|        coronel y a los treinta y tres coronel. Si en su juventud
23 15|        misa? ~ ~A caballo éramos tres mil, fuerza no muy grande
24 17|          vinieron de La Meca los tres reyes moros, y dice el cuento
25 17|        nacer antes que yo, tiene tres dehesas y dos casas; y los
26 18|        Rey y del Emperador. Hace tres meses había en Aranjuez
27 21|      visto que iban delante unos tres mil hombres de infantería,
28 23|     abajo, y como a distancia de tres cuartos de legua, un nuevo
29 25|      lado no había más que dos o tres jinetes, que se hallaban
30 26|          un pequeño envoltorio y tres cartas, la una cerrada y
31 27|         por los asuntos de dos o tres personas que no habían de
32 29|    defendime rabiosamente contra tres o cuatro franceses. Reventé
33 29|    triste procesión compuesta de tres mujeres vestidas de negro,
34 29|           con sus dos hijas, las tres cubiertas con negros mantones
35 30|   ocurría, y pasando adentro las tres señoras, el diplomático
36 30|     inmensa, y para sepultar sus tres mil muertos, habían abierto
37 31|          otra vez. ~ ~ ~ - ¡Oh! ¡Tres bien! - dijo el diplomático - .