Capítulo

 1 2 |      pregunté con ansiedad. ~ ~ - ¡Oh, desgraciado de mí! - exclamó
 2 2 |          para casarme con ella... ¡Oh, infame legista, miserable
 3 6 |            a referir. Al amanecer ¡oh chiquillos!, los rusos bajaban
 4 10|          volver a la corte? ~ ~ - ¡Oh! Sí... Pensamos marcharnos
 5 11|           desprecio Malespina - . ¡Oh! ¡Si la Junta de Sevilla
 6 11|               Pero qué dice aquí? ¡Oh, esta sí que es gorda! Reus
 7 11|            volver a Madrid. ~ ~ - ¡Oh!, picarón... ya sabemos
 8 13|            de algunos días. ~ ~ - ¡Oh! - exclamó la vieja - .
 9 16|            llevar algo a la boca. ¡Oh, qué desengaño! Estábamos
10 20|           rebosando de júbilo - . ¡Oh!, señor conde, niño mío... ¿
11 21|        ocurrencia de mandarnos... ¡Oh! ¡Cuándo os veremos tierras
12 22|           hoy feliz esposo. ~ ~ - ¡Oh! ¡Bonitísimo suceso! - exclamó
13 22|     precauciones tomaremos? ~ ~ - ¡Oh! Cuando llegue el caso...
14 22|            suele haber alborotos. ¡Oh! Cuánto deseo ver un alboroto,
15 26|            asegurada la victoria. ¡Oh momento feliz! Ya se podía
16 27|     hacerla descender hasta mí... ¡Oh!, esta sí que era batalla;
17 27|           de tan supremo esfuerzo, oh patria; pero te confieso
18 27|     desapareciste de mi espíritu, ¡oh sublime rincón de tierra,
19 29|      licenciados de Málaga. ~ ~ - ¡Oh, Sr. de Santorcaz! - exclamé
20 29|          vosotros a mi hijo?~ ~ - ¡Oh!, sí señora. D. Diego es
21 30| desgraciada señora extranjera...? ¡Oh!, me enternezco, señor D.
22 30|          que he llegado a tiempo. ¡Oh! Sr. D. Francisco, temo
23 30|           veo que es Vd. un héroe, oh mi niño querido. Creo que
24 31|          serias otra vez. ~ ~ ~ - ¡Oh! ¡Tres bien! - dijo el diplomático - .
25 31|    anticuadas que hay aquí. ~ ~ - ¡Oh! ¿Y no se le ocurrió a Vd.
26 31|            que os llamaron tonto. ¡Oh iniquidad de la Nación francesa! ¡