Capítulo

 1 1 |           sus extravagancias; pero ¡ay!, la vecindad de esta casa
 2 1 |           el que está en esa cama! ¡Ay! Vd. no vio aquello, Sr.
 3 1 |            encontrara en la calle. ¡Ay qué día! Cuando nos retiramos
 4 2 |           huerta del Príncipe Pío. ¡Ay!, si no te salvaste también
 5 2 |            bastante ¿no es verdad? ¡Ay!, Gabriel, tú hubieras sido
 6 2 |           Qué habrá hecho de ella? ¡Ay! Yo la he buscado sin cesar
 7 2 |          Dios alguna misericordia? ¡Ay! Si las lágrimas que he
 8 3 | hospitalidad por bien poco dinero. ¡Ay!, sí, por bien poco dinero:
 9 12|             ocupan en hacer hilas. ¡Ay!, entonces las señoras tenían
10 13|           hacíamos una sola. ~ ~ - ¡Ay, chiquilla! Ahora que eres
11 13|         convento - afirmó ella - . ¡Ay! Las madres se van a asustar
12 19|            molieran un solo grano. ¡Ay de aquel francés que se
13 20|             que quedamos con vida. ¡Ay!, la señora condesa salió
14 20|          horno para cocer la loza. ¡Ay! Mis francesitos se ponen
15 22|          tantas novicias y monjas. ¡Ay, Sr. D. Diego de mi alma!
16 22|             he de morir por ahora. ¡Ay! Si viera Vd., tengo un
17 22|              abajo esto o lo otro. ¡Ay! ¡Cómo me alegraba cuando
18 28|     presencia de un nuevo enemigo. ¡Ay!, ¡si Vedel hubiese llegado
19 28|          señorito se casa... ~ ~ - ¡Ay! ¡Dónde estará ese Juan
20 31|     cantando que me las pelaba. ~ ~¡Ay! Doña María se llevó las
21 32|            zaga de los dos coches. ¡Ay! Por la portezuela de uno