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323 todo
313 había
282 era
281 ni
277 ya
275 porque
Benito Pérez Galdós
Gloria

IntraText - Concordancias

era

    Parte,  Capítulo
1 I, 2 | las partes de su rostro era la expresión ./. patente 2 I, 2 | superficie de su persona, era más que descontento y hastío 3 I, 2 | en los diez y ocho años y era de buena estatura, graciosa, 4 I, 2 | perdonan, sino que se admiran. Era su boca un poquito grande 5 I, 2 | la inquietud de Gloria era tan grande, que no existía 6 I, 4 | descanso. Su fortuna, que era de las más bonitas, pasó 7 I, 4 | elocuencia del nuevo Isaías era arrebatadora.~ ~ Sus enemigos, ( 8 I, 4 | En la vida de las ideas era donde estaba su intransigencia 9 I, 5 | colegio bastaba. Lo importante era que en el colegio reinasen 10 I, 5 | los deberes del hombre, y era regular maestra en tocar 11 I, 6 | la poesía y en las artes, era tal que sacaba a la sociedad 12 I, 6 | del honor y del amor no era la mejor ni más sólida piedra 13 I, 6 | la fama de sabios, tales era el peso y grandor de ella. 14 I, 6 | entendimiento de una mujer era incapaz de apreciar asunto 15 I, 6 | apurada a su alcoba, pues era hora de dormir, y a solas 16 I, 6 | rato, llegando por fin ¡tal era el prestigio de su padre 17 I, 6 | facultad suya de discernir era como una monstruosidad fecunda 18 I, 7 | su hermano y sobrina. No era su primer visita aquella 19 I, 7 | su tío; preguntábale cómo era el Cielo, y entonces el 20 I, 7 | reía de tan buena gana que era cosa de seguir disparatando 21 I, 8 | tal apellido por ser, como era, el usurero de la comarca, 22 I, 8 | y un laico.~ ~ El laico era un joven como de treinta 23 I, 9 | D. Silvestre Romero, que era un hombre proceroso, fornido, 24 I, 9 | verdades. El doctor Sedeño, que era un poco enfático, dijo también 25 I, 9 | Bartolomé Barrabás, que era el demagogo de la localidad, 26 I, 10| relaciones perfectas con Dios. Era hombre que por natural impulso 27 I, 10| los que se le acercaban. Era incapaz de tener un mal 28 I, 10| ausente.~ ~ Su inteligencia era quizás inferior a la de 29 I, 10| las prácticas religiosas era D. Ángel intachable. No 30 I, 10| mala música. Para él toda era buena, y siempre que Gloria 31 I, 10| Otros decían que Sedeño era muy soberbio y aspiraba 32 I, 10| Sólo sabemos que D. Ángel era amado con delirio por sus 33 I, 10| perversidad de los tiempos era sólo atendiendo a lo espiritual. 34 I, 12| existía. ¿Dónde? ¿Quién era?~ ~ La señorita de Lantigua 35 I, 12| Luego siguió pensando que era necedad propia de colegialas 36 I, 13| es.~ ~ Aquella tarde, que era la del 23 de Junio, víspera 37 I, 14| ellas Teresita la Monja, que era la última que salía, y dos 38 I, 14| profundamente interesante para ella. Era un resplandor que en la 39 I, 14| estético de tal fábrica era triste.~ ~ Gloria, sobrecogida 40 I, 15| Gloria a la sacristía, que era lóbrega y húmeda, y de allí 41 I, 15| distintos en revuelto montón. Era aquello almacén, carpintería, 42 I, 15| sentada en la tarima. No era posible mayor semejanza 43 I, 15| estoy viendo.~ ~ - ¿Cómo era? - preguntó Gloria sonriendo.~ ~ - 44 I, 15| preguntó Gloria sonriendo.~ ~ - Era... ¿cómo decirlo?... un 45 I, 15| No, entendámonos... no era horrible de cara, sino al 46 I, 15| enterarse de su estado. No era pieza en verdad de consolador 47 I, 16| está tranquilo.~ ~ La noche era oscurísima; mas no tanto 48 I, 16| El perfil de aquella cara era perfecto, la frente hermosísima, 49 I, 16| dignamente un rostro que era de los más acabados que 50 I, 17| instante oyose un cañonazo. Era un buque que pedía auxilio. 51 I, 17| que presiente la muerte. Era un buque pesado y sin elegancia. 52 I, 17| trinquete, y en el de mesana que era pequeñísimo flotaba un jirón 53 I, 17| los que están a salvo. No era un buque, sino un hombre, 54 I, 17| cadáver de la nave que ya era un cuerpo inmóvil, y se 55 I, 17| música de los mares.~ ~ Era la voz del cura.~ ~ - ¿Qué, 56 I, 18| preceder su retrato.~ ~ Era D. Silvestre joven, sanguíneo, 57 I, 18| misa el padre Poquito, que era de mucha pesadez, todos 58 I, 18| enamora.~ ~ D. Silvestre era hombre rico. Además de que 59 I, 18| Vivía con comodidad, y no era tacaño ni apuraba a los 60 I, 18| de su existencia. Su casa era, pues, un arsenal venatorio 61 I, 18| de reyes.~ ~ D. Silvestre era hombre vehemente y algo 62 I, 18| se arrojó al agua. Como era gran nadador y se había 63 I, 18| salía a la mar muchos días y era más conocedor del terrible 64 I, 18| sobre los impíos.~ ~ Tal era el hombre extraordinario 65 I, 18| quitado el sombrero verde, que era ya una esponja, y arrodillándose 66 I, 18| contaba D. Juan Amarillo, que era vice - cónsul francés. En 67 I, 19| caballero (pues indudablemente era un caballero) sacado de 68 I, 20| tantas atenciones, porque era de lo que no hay en punto 69 I, 20| la señorita de Lantigua y era preciso empezar pronto.~ ~ 70 I, 20| oído al modo de trompeta. Era un poco teniente, es decir, 71 I, 20| como para preguntarle si era verdad la suposición de 72 I, 20| cristiana, sí. Aquel hombre era tan despejado que Nuestro 73 I, 21| Sepulcro blanqueado~ Y era en verdad contraste singular 74 I, 22| interpuso en la puerta. Era Morton, todo vestido de 75 I, 23| pequeña de su equipaje, que era considerable; pero sí los 76 I, 23| presente!~ ~ Una mañana era tanta su fatiga, que don 77 I, 23| con cierta sequedad, que era muy propia de su carácter, 78 I, 25| de su casa, que más bien era choza, y al ver que era 79 I, 25| era choza, y al ver que era verdad lo que sus pequeños 80 I, 25| con Celinina, cuyo nombre era abreviatura y diminutivo 81 I, 25| diccionario de ella.~ ~ - ¿Y cómo era ese babero?~ ~ - Ito.~ ~ 82 I, 25| dominando su emoción, la cual era tan grande, que apenas la 83 I, 26| jardín abierta si el tiempo era bueno. Durante este acto 84 I, 26| cuarto al ser cerrada, todo era silencio. Envuelta en sombras 85 I, 28| cariñoso amante, y ella era el cielo azul, la mar profunda 86 I, 28| Reconozco que mi deber entonces era huir, huir antes de que 87 I, 29| miedo y antipatía. La torre era una idea, y su espíritu 88 I, 29| para ir a la iglesia.~ ~ Era D. Ángel, que salía para 89 I, 29| en vano, porque D. Ángel era un santo y la impiedad no 90 I, 29| un santo y la impiedad no era posible en su presencia. 91 I, 29| tu tío.~ ~ - Sí, cuando era niña. Y ahora por qué no?~ ~ - 92 I, 30| verdaderamente su carga era grande. Durante la confesión, 93 I, 30| un entusiasta amigo suyo, era un pedazo del Paraíso, tenía 94 I, 31| pasión de Gloria. Aquello era ya cosa pasada y resuelta, 95 I, 31| antes, comprendió que el mal era antiguo y que sólo variaba 96 I, 31| aquel día, y todo en él era discurrir paliativos, imaginar 97 I, 31| viejos. De aquí resultó que era, como la muchedumbre, creyente 98 I, 31| pausa enteramente ilusoria era, bien puede decirse así, 99 I, 32| profunda pena, sabedor, como era, de dos sucesos igualmente 100 I, 32| dimos algún socorro; pero no era para tanto. Si no se ha 101 I, 32| la mesa de D. Juan, que era suculenta a pesar de ser 102 I, 33| término estaba la finca. ./. Era admirable la diligencia 103 I, 33| buena comida.~ ~ Medio día era por filo cuando los convidados 104 I, 33| principal del banquete, que era la comida, todos los elogios 105 I, 33| sabor de toda ella, si bien era más rica que fina, algo 106 I, 33| glorificar sino a Aquel que era, como dice David, antes 107 I, 34| Judas (cuya fábrica de palo era en extremo ./. frágil) 108 I, 34| vaya al paso.~ ~ El jinete era Daniel Morton. Luego que 109 I, 37| conciencia, se horrorizó. Todo era negro y espantoso. Cuando 110 I, 37| carnal del Salvador del mundo era perfecta.~ ~ - ¿Por qué 111 I, 37| desde luego que mi naufragio era providencial y que Dios 112 I, 37| Cuando quise hablar, ya no era tiempo, te amaba demasiado, 113 I, 37| había solución. Nuestro amor era una contradicción horrible 114 I, 38| Amarillo de los sesenta años y era un hombre despacioso, metódico 115 I, 38| pergamino. Su ocupación ./. era prestar con usura. Era el 116 I, 38| era prestar con usura. Era el banquero de Ficóbriga 117 I, 38| señores! Aquello sí que era llover, aquellas sí eran 118 2, 1 | estimables personas; mas no era entonces ocasión de hablar 119 2, 1 | difunto don Juan. El obispo era el primogénito y D. Buenaventura 120 2, 1 | Buenaventura el más joven. Este era feliz esposo y felicísimo 121 2, 1 | prole; en cambio su hermana era viuda y no tenía ni había 122 2, 1 | Ángel, que verla a ella era ver a Su Ilustrísima vestido 123 2, 1 | Prelado, en ella la sonrisa era el signo más elocuente y 124 2, 1 | groserías imaginables, y era libertino, disipador, cruel, 125 2, 1 | él la casta de Lantigua. Era el menos guapo, así como 126 2, 1 | que se divertía cuanto era posible sin ofender a Dios. 127 2, 1 | que la sociedad presente era la más ruin y execrable 128 2, 1 | hermano difunto y deshonrado. ¿Era esto verdad? No queda duda 129 2, 1 | Buenaventura: «ahí viene el mirlo». Era su cuerpo alto y no fornido, 130 2, 1 | dejar de ser harto común, era muy agradable, uno de esos 131 2, 1 | el aspecto eclesiástico era como una tradición. Apenas 132 2, 1 | dos buenas amigas.~ ~ Así era D. Buenaventura de Lantigua. 133 2, 2 | Serafinita no pudo decir más. Era incapaz de cólera; pero 134 2, 3 | que producía. Su conducta era más propia de un pillete 135 2, 3 | de ella.~ ~ Un día, que era sábado de Pasión, el narrador 136 2, 3 | ramitas inútiles. Aquella mano era la misma que muchísimos 137 2, 3 | Pronto lo sabremos nosotros. Era media tarde cuando entraron 138 2, 3 | su respetabilidad, que ya era grande, se había remontado 139 2, 3 | penitente, como él decía. Era de los pocos que gozaban 140 2, 3 | idea, D. Juan Amarillo que era, como sabemos, dueño de 141 2, 3 | ideas de D. Juan Amarillo era esta: «ser el primer personaje 142 2, 3 | intelectual de Teresita la Monja era esta: «ser la primera señora 143 2, 3 | por tradición les veneraba era grandísimo estorbo, porque 144 2, 3 | representación simbólica era la adquisición del palacio 145 2, 3 | gigante bajara por ella. Era D. Silvestre que volvía 146 2, 4 | descollaba aquel mirar que era la irradiación de la inteligencia 147 2, 4 | esposa de D. Juan Amarillo era la que lavaba. Mujer rica 148 2, 4 | comprender.~ ~ La segunda era cuñada de la primera, por 149 2, 4 | en arreglar las flores, era la más joven de las tres, 150 2, 4 | es uso decir. Romualda era florista y braguerista, 151 2, 4 | se nos olvidó decir que era flaca y lustrosa, siendo 152 2, 4 | bayeta para sacarse brillo. Era su perfil a lo griego, de 153 2, 4 | envidiaba a la Divinidad era el don supremo de ver lo 154 2, 4 | D. Juan Amarillo (cuando era pollo), cayó en sus dulces 155 2, 5 | sucesor en la sacristía era un hombre que había sabido 156 2, 5 | entró riendo, pues la risa era en él su fisonomía.~ ~ - 157 2, 5 | tiento a la escultura, que no era de plumas.~ ~ - ¡Ay mi niño, 158 2, 5 | mostró su más bella obra, que era un par de alforjas de raso 159 2, 5 | graciosos ramilletes por quien era tan maestra en floreos. 160 2, 6 | con el cual su palidez era realzada. Grande y triste 161 2, 6 | vivo interés hacia ella era imposible.~ ~ Antes de que 162 2, 6 | que la salida de Egipto era la redención, el maná la 163 2, 6 | abandonó también la capilla. Era la Gobernadora de las armas.~ ~ - 164 2, 7 | esperanza del mundo. Yo creí que era sacrificio y virtud.~ ~ - 165 2, 7 | absolutamente todo...~ ~ Era necesaria la gran mansedumbre 166 2, 8 | inspiración del artista, era centro de las miradas y 167 2, 8 | caballero de una jumenta, era la vestidura de terciopelo 168 2, 8 | la divina, y en tal ley era preciso que su persona estuviese 169 2, 8 | cargo le imponía, y así era que ni por un instante daba 170 2, 8 | por creer que aquel puesto era el más conveniente, D. Buenaventura, 171 2, 8 | suelo. Por fortuna suya era gran jinete. La multitud 172 2, 8 | callejuela otro hombre a caballo. Era rubio, encarnado, alto, 173 2, 8 | occipucios de los procesionarios. Era un boxeador de lo más florido 174 2, 9 | Sabiendo, como sabemos, cuál era la religión de D. Juan Amarillo, 175 2, 9 | un montón de paja. Esto era más difícil, porque ninguna 176 2, 9 | Sentose allí. El sitio era relativamente cómodo y resguardado 177 2, 9 | debilidad, hambre y frío. Era su rostro curtido y surcado 178 2, 9 | dan. Vivía con mi hija que era casada y tenía que comer 179 2, 9 | despreciativo, que también era indicado por el familiar 180 2, 10| en el semblante de Morton era vivísimo. Tomó a Caifás 181 2, 10| Caifás frente al israelita era algo cohibida. Sus miradas 182 2, 10| palabras, miedo quizás. No era preciso ser zahorí para 183 2, 10| Sr. D. Juan y que usted era...~ ~ - Yo soy judío - dijo 184 2, 10| sintió que cada palabra era un lanzazo con que aquel 185 2, 11| no me podía explicar cuál era; comprendí que una nube 186 2, 11| muy honda y el dolor no era grande - . En nombre del 187 2, 12| fórmula! He aquí el secreto. Era preciso ser Arquímedes, 188 2, 12| arte de las transacciones. Era que su espíritu por el frecuente 189 2, 12| un arreglo. Este arreglo era posible con tal que se encontrase 190 2, 12| rincón se introduce. El rumor era que el Sr. Morton había 191 2, 12| Divulgose esta noticia que era buena con la rapidez de 192 2, 13| dice que el lunes te vio. Era más de media noche. Ella 193 2, 13| calumnia tan infame!~ ~ Era cierto era que Teresita 194 2, 13| tan infame!~ ~ Era cierto era que Teresita la Monja había 195 2, 13| acompañaba a Gloria al suyo, pues era costumbre hacerle compañía 196 2, 13| el suelo de mosaico, no era preciso andar con tantas 197 2, 14| su alto cargo. El criado era también judío y de los recalcitrantes. 198 2, 14| honor a su nombre, pues era un coloso rudo y fuerte, 199 2, 14| descalabraduras, mas no era cosa de cuidado.~ ~ Dioles 200 2, 14| y bien aderezada. Es que era la señora de Barrabás hembra 201 2, 14| desagradó a D. Bartolomé que era muy entrometido; no así 202 2, 14| en la sala baja, y allí era el dialogar por señas, el 203 2, 14| goce de un ochavo); y allí era el encender puros y el hablar 204 2, 15| corría en busca de su amor. Era como aquella seguridad de 205 2, 15| torbellino de ruedas. No era todavía más que un convencimiento 206 2, 15| Ladrones!» y Caifás, que era el que guiaba, exclamó: «¡ 207 2, 15| Morton no hizo caso alguno. Era Sildo.~ ~ Gloria no habló 208 2, 15| la robaban; pero esto no era posible. Morton la sacó 209 2, 18| familia y de tu nombre, era en este caso la encarnación 210 2, 19| acento de convicción, que era imposible oírla sin asombro.~ ~ 211 2, 19| oprimido latía con fuerza y era tal la sofocación de su 212 2, 19| violentamente y que su respiración era fatigosa. Pero seguía aletargada, 213 2, 20| de la casa cuando todavía era noche oscura, pues la luna 214 2, 20| desdicha tan lastimosa. Ella era pura y feliz, yo turbé la 215 2, 20| su corazón de culebras. Era como una flor y la pisoteé. 216 2, 20| oculté mi religión, que era un estorbo, y siendo enemigo 217 2, 20| húmedas praderas. El día era tan bello y apacible cual 218 2, 21| pareciese justo y conveniente. Era el alma de más rectitud 219 2, 21| como un hombre... ¡Y aquel era el Verbo, la razón universal, 220 2, 22| de esto, Serafinita que era, como hemos visto, una especie 221 2, 22| de la señora algo que no era el júbilo de la Iglesia 222 2, 22| que de los aires venía. No era tañido de campana, ni rumor 223 2, 22| primero de los pasos que era la Oración en el Huerto; 224 2, 23| vivas y aclamaciones con que era recibido el cardenal; y 225 2, 24| vestida; cuando vio que era seguida de otra dama no 226 2, 24| ingleses. La actitud de Daniel era tranquila, si bien conservaba 227 2, 24| memoria de su metal de voz. Era una figura decorativa que, 228 2, 24| entonces. Aquel lustre metálico era el síntoma de las agitaciones 229 2, 24| buena Isidorita, que usted era la señora del alcalde, recordé 230 2, 24| la señora del alcalde... Era natural... He aquí una dama 231 2, 25| solemne de los catecúmenos, era el más propio.~ ~ - ¿Temes 232 2, 25| la raza que estaba allí era Sansón, y por más señas 233 2, 25| mortificaciones, como muy devoto que era, para la celebración de 234 2, 25| y el cerebro de Gloria. Era el tal un hombre excelente 235 2, 25| afecto a los Lantiguas, y era decidor, algo extravagante. 236 2, 26| de 1492. Esther Spinoza era española de sangre, si no 237 2, 26| y su gracioso andar.~ ~ Era además española por la lengua, 238 2, 26| sentimiento dulce y firme que era, más que devoción, respeto 239 2, 26| casta desgraciada. Esta era objeto de su pasión más 240 2, 26| pueblo sin patria. Esther era un modelo de las virtudes 241 2, 28| querida. Supón que cuando yo era niño me hubieran arrancado 242 2, 29| encendidos; pero su apariencia era la de un alma tranquila 243 2, 29| oía el ruido del mar. Todo era silencio y quietud, cual 244 2, 29| miembros de ella aquel día no era como los demás días.~ ~ 245 2, 29| asiento en el sofá, que era en tal sitio lo que el altar 246 2, 29| sala, suavemente abierta. Era la cara de D. Juan Amarillo.~ ~ 247 2, 29| Amarillo.~ ~ Morton, cuya alma era un volcán, trató de abalanzarse 248 2, 29| cabeza, sintiendo una voz... Era la voz de Gloria que reía. 249 2, 30| resolución de la huérfana era irrevocable.~ ~ - Irás al 250 2, 30| Al punto comprendí que era una farsa - repuso la joven.~ ~ - 251 2, 30| rato a toda la familia. Era un hombre que infundía a 252 2, 30| él el corazón de Gloria era un caballo desbocado. Su 253 2, 30| desorden de su naturaleza era completo; que un absoluto 254 2, 30| moral sin ninguna emoción era indispensable para salvar 255 2, 30| Después volvió a la casa. Era tarde. La familia había 256 2, 30| entonces Serafinita, cuya ley era la obediencia, cedió el 257 2, 30| para no caer. Aquel abismo era la muerte. La infeliz se 258 2, 30| figuraba que su persona era simplemente un nombre escrito 259 2, 30| contra el pecho. Aquel ademán era el amoroso y último adiós 260 2, 30| sitio donde estaba. Todo era claridad, luz, día infinito. 261 2, 30| Niño Jesús comparado con él era feo, y al verle su corazón 262 2, 30| grito de la buena mujer era:~ ~ - La señorita no está. ¡ 263 2, 31| haciéndole más negro de lo que era. Parecía un anacoreta tapujado 264 2, 31| ojos, porque aquel hombre era Daniel Morton. La desgraciada 265 2, 31| También vio una mujer. Era María Juana, pobre viuda 266 2, 31| pobre niño. María Juana era de buena edad, guapa, robusta, 267 2, 32| dejándolos solos. La alcoba era estrecha, pero aseada. El 268 2, 32| confuso - , que mi conversión era fingida. ¿A qué negártelo? 269 2, 32| que no podía resignarme, era la de verme al borde del 270 2, 32| Además tu conversión no era sincera. Sobre todas las 271 2, 32| esposa, porque tu conversión era una falsedad. No hay que 272 2, 32| de ella. Y sin embargo, era indispensable llamar, pedir 273 2, 32| a un recinto alumbrado: era una iglesia. En el altar 274 2, 32| revelar. ¿No dije que me era imposible dejar de amarle? 275 2, 32| aconsejándome el casamiento que ya era posible... pero se presentó 276 2, 32| vida en sus labios; mas era ilusión. Era que persistía 277 2, 32| labios; mas era ilusión. Era que persistía la expresión 278 2, 32| iglesia sonaban con estrépito. Era el momento en que el cura 279 2, 32| Gloria in excelsis Deo. Todo era alegría en memoria de la 280 2, 33| disminuyera su bondad, lo que era garantía de la salvación 281 2, 33| en el jardín de Lantigua. Era y es la imagen viva de aquel 282 2, 33| pero había una razón y era que su padre había muerto


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