Parte,  Capítulo

 1    I, 2 |         demás.~ ~ Contemplando a su hija, que por centésima vez se
 2    I, 3 |           nada preparado.~ ~ - Mira hija - dijo el anciano riendo - :
 3    I, 3 |           vida? Reflexiona en esto, hija mía, y modera tu arrebatado
 4    I, 3 | deslumbrantes como la luz; pero tú, hija, a todas les das palmetazo.
 5    I, 3 |             lujo y ostentación? No, hija mía. Mi hermano, como discípulo
 6    I, 3 |            que remiende el retrato. Hija mía: que tu alma no atienda
 7    I, 5 |                 V -~Cómo educó a su hija~ D. Juan de Lantigua no
 8    I, 5 |            la educación de su única hija. Además de que sus ocupaciones
 9    I, 5 |         creía que con encerrar a su hija en un colegio bastaba. Lo
10    I, 5 |     horrible.~ ~ - No sé qué diera, hija mía - le decía - , por oírte
11    I, 5 |        tiempo D. Juan prohibió a su hija la lectura de novelas, porque
12    I, 5 |            escribía, instituyó a su hija en lectora. D. Juan se ocupó
13    I, 6 |             el desenfado con que su hija los manifestaba. Sucedió
14    I, 6 |             propósitos, ordenó a su hija que se diese una buena hartada
15    I, 6 |         hizo, no sin burlarse de su hija, algunas observaciones sobre
16    I, 6 |         desatinadas opiniones de su hija habían puesto algo malhumorado,
17    I, 9 |        puerta:~ ~ - Gloria, Gloria, hija mía; ¿pero no se come hoy
18    I, 11|            con afectuosos ojos a su hija, y le habló así:~ ~ - Por
19    I, 11|           la senda más breve. Creo, hija mía, que ha llegado la ocasión
20    I, 11|           los méritos de D. Rafael, hija mía - dijo D. Juan - , te
21    I, 11|          mucho gozo. «Puesto que mi hija no ha de ser monja, dije,
22    I, 11|              Mis ideas en esto son, hija, que al matrimonio debe
23    I, 11|       tiempo que quieras, y piensa, hija mía. Tienes entendimiento
24    I, 16|              Por la portalada.~ ~ - Hija, no te había mandado buscar,
25    I, 16|          Nos hemos llevado un rato, hija... - dijo el obispo con
26    I, 16|          Pero estás hecha una sopa, hija. Ve a mudarte de vestido.~ ~
27    I, 19|               y esta señorita es mi hija Gloria. Le cuidaremos a
28    I, 20|            reír. Después llamó a su hija.~ ~ Gloria se había desayunado
29    I, 21|             y además de perfecta es hija única de un hombre rico.
30    I, 22|          padre.~ ~  - ¿Qué quieres, hija mía? - le dijo este cariñosamente
31    I, 22|          que meditaba al lado de su hija, alzó la cabeza y dijo:
32    I, 23|             Mas de tanta erudición, hija de formales estudios y afición
33    I, 25|             tener más. He rebañado, hija mía, he rebañado mi erario
34    I, 25|          felicidad hay en el mundo, hija, y es la que proporcionamos
35    I, 27|             y encanta. Yo tengo una hija bastante impresionable...~ ~ - ¿
36    I, 27|          Cómo puedo imaginar que mi hija?... Hay aquí un abismo insuperable,
37    I, 27|              Por la tarde dijo a su hija:~ ~ - Ya sabes que se va
38    I, 27|            cielo del espíritu de su hija.~ ~ - ¿Qué tienes? - le
39    I, 29|          literarios, notó que en su hija ocurría algo. Meditó en
40    I, 29| sensibilidad.~ ~ Gloria entró.~ ~ - Hija mía - dijo su padre - .
41    I, 29|         diciendo:~ ~ - Vamos a ver, hija mía.~ ~ Silencio: la confesión
42    I, 30|            con voz muy triste:~ ~ - Hija mía, no te puedo absolver.~ ~
43    I, 30|           sumisión.~ ~ - Por ahora, hija mía - añadió el prelado - ,
44    I, 30|              Hasta aquí vamos bien, hija mía; pero la disconformidad
45    I, 30|            su alma.~ ~ - Pues bien, hija mía - continuó el venerable
46    I, 30|                    Latitudinarismo, hija.~ ~ - Latitudinarismo. Él
47    I, 30|           mismo?... Gloria, Gloria, hija mía, por Dios, vuelve en
48    I, 31|    despeñado  ./. pensamiento de su hija. Recordando entonces las
49    I, 31|          que volviesen a su adorada hija al primitivo ser católico
50    I, 31|     sospecha vaga. Sin creer que su hija amaba al extranjero, consideraba
51    I, 32|      consentiremos.~ ~ - Ya está mi hija en su elemento - dijo Lantigua - ,
52    I, 38|             mucho, pero mucho, a su hija.~ ~ - ¡A Gloria! - exclamó
53    I, 39|             D. Juan avanzó hacia su hija con el brazo levantado;
54    2, 2 |             angustia de esa infeliz hija de mi hermano, ¡pobre flor
55    2, 7 |            que al entrar en ella la hija de mi hermano, la hija de
56    2, 7 |           la hija de mi hermano, la hija de aquel que fue tan justamente
57    2, 7 |            con paciencia, y además, hija de mi alma, reconozco que
58    2, 7 |           que te tengo no me ciega, hija, y veo con claridad tu tristísimo
59    2, 7 |            para Dios. Gloria, amada hija mía - añadió alzando la
60    2, 7 |           decoro social. ¡Ah! pobre hija mía, piénsalo bien; esta
61    2, 7 |            bestia horrible. Gloria, hija mía, ¿no cabe en tu mente
62    2, 7 |         para tu familia!... Gloria, hija de mi corazón, entra, entra
63    2, 7 |  corresponden ya, por sentimientos, hija mía, a los cuales no tienes
64    2, 9 |            que me dan. Vivía con mi hija que era casada y tenía que
65    2, 9 |          minas y mi yerno murió. Mi hija trabajaba para mantenernos;
66    2, 10|            al padre y deshonró a la hija.~ ~ Morton sintió que cada
67    2, 11|            y buena y hermosa; de mi hija debo decir, pues por tal
68    2, 13|        llegar a este lisonjero fin, hija mía, no hay mejor  ./. camino
69    2, 13|      existen las calumnias, querida hija, eres calumniada y voy a
70    2, 13|           tu conducta. Esta mañana, hija mía, he pasado un rato de
71    2, 13|      llenarme de infame ira... Pero hija, ciertas cosas no se pueden
72    2, 13|             que estaba de parto, la hija mayor del escribano D. Gil
73    2, 13|        rogar a Dios por ellas. ¡Oh! hija mía, este edificante gozo
74    2, 14|           al parto de su sobrina la hija del escribano, había visto
75    2, 16|          nuevo.~ ~ Los labios de la hija de Lantigua quisieron hablar,
76    2, 17|          entrado...~ ~ - Sosiégate, hija mía - dijo Serafinita con
77    2, 18|             a que te sirva, querida hija. Déjame. Es mi gusto. Tú
78    2, 18|           emanadas de la autoridad. Hija de mi corazón, mientras
79    2, 18|      crueldad tan grande.~ ~ - ¡Oh, hija mía, expresada de ese modo
80    2, 18|             Pero qué?... ¡Ay! pobre hija de mi corazón, siento que
81    2, 18|           serás salva y regenerada, hija mía querida.~ ~ - Pues siga
82    2, 18|        vivamente.~ ~ - ¡No, querida hija mía, no lo está! Bien conozco
83    2, 19|             corona de espinas.~ ~ - Hija mía, cada vez me causa más
84    2, 19|             Hablas como el réprobo, hija mía. Te hace falta gracia;
85    2, 19|          santos sobre todo encomio, hija mía, aunque jamás, no siendo
86    2, 19|       puesto ante tus ojos, adorada hija mía, induciéndote a seguirla...~ ~ -
87    2, 19|           elevando sus brazos.~ ~ - Hija mía, no interpretes mal
88    2, 19|             verdad, es verdad.~ ~ - Hija mía - añadió la señora besando
89    2, 19|             Ve y sálvamela»...~ ~ »¡Hija de mi corazón! Corrí a tu
90    2, 19|          lengua te diré: «Ven, ven, hija mía, ven conmigo a esa morada
91    2, 19|        primero de todos los amores, hija mía - dijo Serafinita, derramando
92    2, 19|           Ya amanece. Jueves Santo, hija mía. ¡El día más hermoso
93    2, 21| contemplando con gozo el altar~ ~ - Hija mía, ¿qué tal te encuentras?~ ~ -
94    2, 21|            de la Eucaristía. Si tú, hija mía de mi alma, meditando
95    2, 21|           que pensar en este medio, hija mía. Tú misma has dicho
96    2, 22|            perfección.~ ~ - Querida hija - dijo D. Buenaventura,
97    2, 24|           la mano derecha?~ ~ - Sí, hija, es como una castaña. ¡Y
98    2, 30|            la miraron.~ ~ - Gloria, hija mía, ¿qué tienes?~ ~ - ¿
99    2, 30|      seriedad de los muertos. Pobre hija de mi corazón! - dijo el