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Parte, Capítulo
1 I, 8 | más ./. apresurado fue D. Silvestre Romero, cura de la villa. 2 I, 9 | El cura de Ficóbriga, D. Silvestre Romero, que era un hombre 3 I, 9 | disolución y total ruina.~ ~ D. Silvestre no quitaba los ojos, mientras 4 I, 9 | un gran periodista.~ ~ D. Silvestre Romero abrazó con efusión 5 I, 9 | esta prudencia, que como D. Silvestre aludiera claramente al demagogo, 6 I, 10| entienda con su amigo D. Silvestre, que es, según dicen, un 7 I, 13| aguarnos el paseo?~ ~ - D. Silvestre - manifestó el padre de 8 I, 13| Pues adelante - dijo D. Silvestre abriendo su paraguas rojo 9 I, 16| caridad!~ ~ - Sino es por D. Silvestre...~ ~ - ¿D. Silvestre le 10 I, 16| D. Silvestre...~ ~ - ¿D. Silvestre le sacó?~ ~ - De en medio 11 I, 17| atrever? - vociferó don Silvestre arrojando manteo, canaleja, 12 I, 17| piedad y admiración.~ ~ D. Silvestre se arremangó los brazos, 13 I, 18| preceder su retrato.~ ~ Era D. Silvestre joven, sanguíneo, fuerte, 14 I, 18| corta no hay otro como D. Silvestre - decían - . Bien comprende 15 I, 18| presteza que enamora.~ ~ D. Silvestre era hombre rico. Además 16 I, 18| sus feligreses.~ ~ - D. Silvestre no es un santo - decían 17 I, 18| pero sí un caballero.~ ~ D. Silvestre tenía además una salud de 18 I, 18| perder ciertas capellanías, Silvestre se atiborró de latín y se 19 I, 18| un vicio de reyes.~ ~ D. Silvestre era hombre vehemente y algo 20 I, 18| sus derechos, el buen D. Silvestre no paraba en el bosque, 21 I, 18| aumentaban la valía de D. Silvestre. Como prueba de su enérgica 22 I, 18| elección. Advirtiolo D. Silvestre, y bramando de furor llamó 23 I, 18| provocación. Exasperado D. Silvestre contra aquel salvaje que 24 I, 18| breve, completo, diré que D. Silvestre despuntaba en los juegos 25 I, 18| y el sueño dorado de D. Silvestre eran cuidar una huerta primorosa 26 I, 18| gordísimos, a quienes D. Silvestre solía rascar con la punta 27 I, 18| historia no atendía mucho D. Silvestre a su granja - modelo del 28 I, 18| de ciertas cartas que D. Silvestre escribió desde Ficóbriga 29 I, 18| se lanzó a las olas. D. Silvestre tenía fe en su poderoso 30 I, 20| la acción heroica de D. Silvestre, comentándola quier por 31 I, 20| Orgullosísimo estaba D. Silvestre, y aquellos días tenía una 32 I, 20| con disgusto - , a que D. Silvestre no da ninguna pieza a Caifás.~ ~ - 33 I, 21| confianza me decía: «Sr. D. Silvestre, no hay quien me haga creer 34 I, 21| en San Pedro. ¡Ah, Sr. D. Silvestre! Es cosa que entusiasma... ¿ 35 I, 21| exclamó con vehemencia don Silvestre Romero dándose fuerte porrazo 36 I, 21| sonriendo - ; por cierto, Sr. D. Silvestre, que si no nos vamos hoy, 37 I, 22| silencio que viene aquí.~ ~ D. Silvestre y Rafael entraron, dirigiéndose 38 I, 22| nunca vista hazaña de D. Silvestre Romero, al sacar a salvo 39 I, 22| espontaneidad evangélica.~ ~ D. Silvestre, algo turbado, se inclinó 40 I, 24| a Caifás por orden de D. Silvestre - dijo Su Ilustrísima - . 41 I, 32| aquella algazara la hacía D. Silvestre Romero, gritando:~ ~ - ¡ 42 I, 32| nosotros! - vociferó D. Silvestre.~ ~ - Justo es - dijo D. 43 I, 33| ser el banquete con que D. Silvestre Romero, espléndido en todas 44 I, 33| los comensales, bendijo D. Silvestre la comida, y comenzó el 45 I, 33| atmósfera.~ ~ El anfitrión D. Silvestre Romero (la moda nos obliga 46 I, 33| demás no desairaron a D. Silvestre. Este se desvivía porque 47 I, 33| Lantigua.~ ~ Cuando fumaban, D. Silvestre creyó que debía tomar la 48 I, 33| tuviera, repito...~ ~ D. Silvestre se atragantó ligeramente. 49 I, 34| del periódico.~ ~ - Sr. D. Silvestre - dijo el prelado cuando 50 I, 34| gloria esta huerta de D. Silvestre. Aquí todo prospera, y el 51 I, 34| qué melocotoneros!~ ~ D. Silvestre vio llegado el momento de 52 I, 38| Dejamos al bueno de D. Silvestre mostrando lleno de orgullo 53 I, 38| agua, y los criados de D. Silvestre retiraban a toda prisa la 54 I, 38| quieras - dijo D. Ángel.~ ~ D. Silvestre mandó enganchar el coche 55 I, 38| descendían por las laderas.~ ~ D. Silvestre dispuso que un criado suyo 56 I, 38| la comida? - preguntó D. Silvestre a su amigo.~ ~ ¿Estás malo? - 57 I, 38| ver ese pulso - indicó D. Silvestre que también se las echaba 58 I, 38| dijo con petulancia D. Silvestre - ; porque está escrito: 59 I, 38| Qué temeridad! - dijo D. Silvestre en voz baja al joven del 60 2, 3 | podían ser otros que don Silvestre Romero y D. Juan Amarillo, 61 2, 3 | remontado a lo sublime.~ ~ D. Silvestre a poco de estar en el comedor 62 2, 3 | bajara por ella. Era D. Silvestre que volvía de su visita, 63 2, 3 | saldrá al balcón - afirmó D. Silvestre con regocijo - . ¡Ah! le 64 2, 5 | Es el tal D. Silvestre el hombre más deslenguado...~ ~ - ¡ 65 2, 5 | Al marcharse el Sr. D. Silvestre me dijo: «Ve y pregunta 66 2, 7 | ramo que entregara a D. Silvestre con el fin que sabemos.~ ~ - ¡ 67 2, 8 | que parecían nubes.~ ~ D. Silvestre llevaba su capa pluvial 68 2, 8 | Furioso y descompuesto don Silvestre parecía decir: «¡Ah! si 69 2, 11| busca del señor cura D. Silvestre Romero. 70 2, 12| escudriñaron. Por último, D. Silvestre lleno de interés por la 71 2, 12| fórmula, una formulita.~ ~ D. Silvestre fue desde entonces cómplice 72 2, 12| hemos descrito, habló con D. Silvestre antes de misa mayor y ambos 73 2, 12| remolino... ¡Ah! Sr. D. Silvestre... Se me figura que he encontrado 74 2, 24| parrafito. Ya sabemos que D. Silvestre es el que manda a los papeles 75 2, 25| sermón de la Soledad que D. Silvestre predicaría aquella tarde, 76 2, 29| diferentes asuntos, y D. Silvestre ponderó el buen estado de 77 2, 29| la tierra, y que él (D. Silvestre) no aguardaba para echar 78 2, 29| Serafinita, mientras D. Silvestre y D. Buenaventura, charlando 79 2, 33| grabado catorce apellidos. D. Silvestre quiso que se pusiera también