Parte,  Capítulo

 1    I, 1 |       casas (por fin llegamos, señores) son miserables; las segundas
 2    I, 9 |       él. Oremos sinceramente, señores; la oración es antídoto
 3    I, 9 |      nuestro valiente soldado. Señores y amigos míos, saluden al
 4    I, 9 |      provocan al combate. ¡Ah, señores! No es vana cortesanía lo
 5    I, 19|       descansar.~ ~ - Gracias, señores. Puedo hablar. Sí, yo iba
 6    I, 21|  políticos, siempre he dicho: «Señores, la religión antes que todo.
 7    I, 21|       y lo otro. Yo les digo: «Señores, en el fondo casi estamos
 8    I, 22|       Dios. Mira que estos dos señores tienen que marcharse pronto.~ ~ -
 9    I, 32| dejarte con tu tema... Conque, señores, vámonos a comer. Hoy es
10    I, 32|   solemnemente habló así:~ ~ - Señores, señores...~ ~ - ¿Tenemos
11    I, 32|       habló así:~ ~ - Señores, señores...~ ~ - ¿Tenemos discursos? -
12    I, 32|  actitud más ciceroniana.~ ~ - Señores, espero que mañana todos
13    I, 32|     está más cerca. A la mesa, señores.~ ~ Bien pronto estuvieron
14    I, 32|           Propongo un brindis, señores. Brindo por Su Ilustrísima
15    I, 33|        sus infames armas. ¡Oh! señores, si yo tuviera la elocuencia
16    I, 33|      en el pecho y tosió.~ ~ - Señores, no puedo - dijo con humildad - .
17    I, 33|       habló de este modo:~ ~ - Señores, ninguna voz más desautorizada
18    I, 33|      los verdaderos creyentes, señores, y mi fe no está en los
19    I, 34|    pasará la tarde sin llover, señores - dijo el cura husmeando
20    I, 34|      el Plantagenet. ¡Qué día, señores, qué día!~ ~ - ¡Fue tremendo! -
21    I, 35|     sin cuidado; que todos los señores se quedarán en el Soto esta
22    I, 36|     del jardín. Puesto que los señores no vienen... ¡Qué horrible
23    I, 38|     del Plantagenet. ¡Qué día, señores! Aquello sí que era llover,
24    2, 3 |       dijo: «no servirás a dos señores». Pero si los Lantiguas
25    2, 7 |       todos, santos, clérigos, señores, pueblo. En la Abadía no
26    2, 22|        notable del pueblo. Los señores alcurniados llevaban las
27    2, 22|       carabineros. Marineros y señores, los del palio y los que
28    2, 24|        cielo... ¡Ah! ¡Oh! ¡Los señores!... parece que no hay en
29    2, 26|      deicidas, sino honorables señores. Hallándose en Roma Esther
30    2, 29|        misericordia del Señor! Señores - añadió dirigiéndose a
31    2, 29|            Prenderle!~ ~ - Sí, señores, sí... y lo siento muchísimo.
32    2, 29|  posible - . Pues la diré; sí, señores, la diré: el Sr. Daniel
33    2, 29|        infame, cual es... ¡oh, señores! la lengua se niega a revelarlo!...
34    2, 29|   inglesa. Pero aquí estoy yo, señores, resuelto a poner la ley,
35    2, 29|       nada... ¡Señor cardenal, señores, repito que quiero ser cristiano...