Parte,  Capítulo

 1    I, 3 |        he tenido que hacer a los hijos de Caifás para que puedan
 2    I, 14|    apareció corriendo uno de los hijos del sacristán.~ ~ - Sildo,
 3    I, 15|       dormitorio de Caifás y sus hijos. Blandones de madera plateada
 4    I, 15|          en que dormían los tres hijos de Caifás, y la armazón
 5    I, 15|      sería de mí y de mis pobres hijos?~ ~ Los tres hijos de Mundideo
 6    I, 15|        pobres hijos?~ ~ Los tres hijos de Mundideo parecían confirmar
 7    I, 15|  moneditas de plata - . Ya veis, hijos, cómo Dios no nos abandona... ¡
 8    I, 15|          no ha permitido que mis hijos estén desnudos, a la que
 9    I, 15|        usted a mí y a mis pobres hijos y ya no nos hacía caso.~ ~ -
10    I, 17|             No digáis desatinos, hijos míos - manifestó con angustia
11    I, 17|      inundar las máquinas.~ ~ - ¡Hijos míos! - exclamó el obispo
12    I, 23|          retirándose - . Son los hijos de Caifás que vienen pidiendo
13    I, 24|          Su Ilustrísima - . Pero hijos míos, si vuestro padre es
14    I, 24|        en beber.~ ~ - Y él y sus hijos han andado desde ayer pidiendo
15    I, 25|        vestir la desnudez de los hijos de Caifás. El señor obispo
16    I, 25|  patriarcas bíblicos cargados de hijos; ni vio la torre de Ficóbriga,
17    I, 32|       renunciamos a él.~ ~ - No, hijos míos, ¿por qué? Celébrese
18    I, 37|       posibles tanto tú como yo. Hijos somos ambos de Jesucristo:
19    I, 38| económico en todo hasta en tener hijos), en cuatro lustros se hizo
20    I, 38|         un criado, le dijo: «Tus hijos y tus hijas estaban bebiendo
21    2, 1 |      tenía ni había tenido nunca hijos. Distinguíase la noble señora
22    2, 4 |         por tener más dinero que hijos y más devoción que menesteres
23    2, 8 |     parecía sonreír a sus amados hijos y decirles: «Al fin estoy
24    2, 10|      dijo:~ ~ - Ahí dormimos mis hijos y yo. Sacaré mi cama a la
25    2, 13|      repuso Gloria - ; pero como hijos de una superstición grosera,
26    2, 19|          guirnalda divina de los hijos legítimamente habidos y
27    2, 19|        yo a decirle: «deja a tus hijos, renuncia a los afectos
28    2, 19|      casas o hermanos o padres o hijos por mi nombre recibirá cien
29    2, 26|      esmero y enseñó a todos sus hijos.~ ~ No profesaba su religión
30    2, 26|         si lo practicaba con sus hijos y deudos, hacíalo por creer
31    2, 27|         más que a nuestros demás hijos, y el Señor nos castiga
32    2, 32|     leona a quien han robado sus hijos. Las terribles injurias