Parte,  Capítulo

 1    I, 2 | encendidos eran la más hermosa y dulce fruta que puede ofrecerse
 2    I, 5 |          ánimo y nos sumergen en dulce meditación. ¿No sabes algo
 3    I, 8 |       más de dos semanas... ¡Qué dulce es vivir aquí, tan cerca
 4    I, 14|          un resplandor que en la dulce oscuridad del ser iba poco
 5    I, 21|         que fuimos criados! ¡Qué dulce es la religión! ¡Las mujeres
 6    I, 26|        alumbra, su genio suave y dulce que jamás ofende, sus palabras
 7    I, 28|        salpicado de sonrisas, la dulce umbría del bosque con su
 8    I, 28|          suyo respiraba paz y el dulce reposo de los campos. Volvían
 9    I, 30|         dice San Agustín, que la dulce amistad humana.~ ~ »También
10    I, 37|          por tu persona, por una dulce concordancia de tu alma
11    2, 1 |       clavó en la cruz de la más dulce solicitud y ternura. Aseguran
12    2, 4 |      negros miraban con seriedad dulce y profunda. De sus labios
13    2, 6 | modificada, adquiriendo una como dulce madurez y patético aire
14    2, 10|         cueva, una mina, sino el dulce amparo de la amistad, de
15    2, 10|        Supersticioso! Tu alma es dulce y piadosa; pero cede a las
16    2, 18|      natural hubiera sido el más dulce consuelo de tu alma y la
17    2, 20|       negado a su corazón el más dulce consuelo, le han prohibido
18    2, 21|    cuando cierres los ojos en la dulce oración. ¿Cómo no ha de
19    2, 22|         los labios pronunciar el dulce nombre de Cristo mientras
20    2, 26|          que produce en su ánimo dulce y melancólica sorpresa,
21    2, 26|        decir, con un sentimiento dulce y firme que era, más que
22    2, 26|        de la trágica Judith y la dulce Esther. La moral la cautivaba;
23    2, 28|   tranquila. Ha penetrado en mí, dulce y elocuente como cosa del
24    2, 29|     señor alcalde. Cuando oyó la dulce voz del prelado, se detuvo.
25    2, 32|      idea que me proporciona una dulce muerte, la purificación
26    2, 32|       Por esa idea, la muerte es dulce para mí, y ella basta a