Parte,  Capítulo

 1    I, 3 |             jabonaduras al Cristo, en cuyo santo cuerpo las moscas
 2    I, 6 |               de endémica miseria, en cuyo seno haraposo y vacío se
 3    I, 6 |               asunto tan grande, para cuyo conocimiento no bastaban
 4    I, 7 |        dedales, espumando cazuelas en cuyo seno unos pedacitos de pan
 5    I, 11|               tu esposo. Hay un joven cuyo carácter, talentos no comunes
 6    I, 25|              quedó sola con Celinina, cuyo nombre era abreviatura y
 7    I, 33|          gemían al subir la cuesta en cuyo alto término estaba la finca.  ./. 
 8    I, 38|          Digamos algo de este hombre, cuyo apellido es de los que más
 9    2, 4 |            las ceremonias religiosas, cuyo sentido litúrgico no comprendía
10    2, 7 |               las impuras pasiones en cuyo punto empieza la eterna
11    2, 8 |         conveniente, D. Buenaventura, cuyo semblante no expresaba a
12    2, 8 |           movía los férreos brazos en cuyo término estaban las martilludas
13    2, 11|               filósofo crucificado en cuyo nombre hemos decidido que
14    2, 14| conversaciones con el ama de la casa, cuyo afán de tertulia crecía
15    2, 15|               negra un rastro del ave cuyo vuelo había visto, y tan
16    2, 19|              niño y la llama infame a cuyo primer fuego debió la vida,
17    2, 20|          profeta, la del Nazareno, en cuyo nombre hemos sido dispersados,
18    2, 27|            venerables antepasados, en cuyo nombre han estado vinculados
19    2, 28|               siempre en él, esa alma cuyo único defecto es hallarse
20    2, 28|              mi oído; y el resuello a cuyo influjo existieron los mundos
21    2, 29|              el fiero alcalde - , por cuyo gobierno es reclamado en
22    2, 29|               apoyo de una autoridad, cuyo celo podrás tener idea,
23    2, 33|            otra de luz inextinguible, cuyo resplandor, no por sernos