Parte,  Capítulo

 1    I, 13|     el mar, y embistiendo las olas las ahuecaba, silbando en
 2    I, 16|       salvar del furor de las olas. ¡Qué satisfacción tan pura,
 3    I, 16|            De en medio de las olas, hijita. Todavía estoy conmovido. ¡
 4    I, 17|     le veía forcejear con las olas, tratando de gobernarse
 5    I, 17| resaca; se le veía romper las olas con la dura cabeza, y sacarla
 6    I, 17|     báculo roto. Entonces las olas avanzaron triunfantes sobre
 7    I, 17|     Parece que se aplacan las olas - manifestó D. Juan que
 8    I, 18|     se ponía a luchar con las olas, y si se ofrecía empuñar
 9    I, 18|       Impávido se lanzó a las olas. D. Silvestre tenía fe en
10    I, 18|      La trainera embistió las olas. Subía por la empinada pendiente
11    I, 18|     fe en Dios, por entre las olas del mundo.~ ~ D. Ángel se
12    I, 18| trainera volvió a tierra, las olas se aplacaron, como si el
13    I, 22|      salvo de en medio de las olas a los tripulantes del Plantagenet.~ ~ - ¿
14    I, 38|      llover, aquellas sí eran olas... Yo, lo confieso, tuve
15    2, 3 |      como la espuma sobre las olas. Nada más puede oírse en
16    2, 9 |  velludo, fortalecido por las olas que se habían estrellado
17    2, 13|    tranquila noche en que sus olas eran suaves dilataciones
18    2, 20|   buen amigo. Morton miró las olas que iban y venían con el
19    2, 20|     parecía arrancada por las olas a un acantilado cercano.
20    2, 20|        en el resoplido de sus olas y en aquel latido de su
21    2, 20|       mirado por el mar cuyas olas son una fisonomía, porque
22    2, 29|   aquel mar se alborotaba con olas de congojas y vientecillo