Parte,  Capítulo

 1    2, 12| despacho:~ ~ «A D. Ángel María, cardenal de Lantigua, arzobispo de
 2    2, 12|        y pensamientos del señor cardenal no tenemos aún conocimiento
 3    2, 23|     clamor decía:~ ~ - ¡Viva el cardenal de Lantigua! ¡Viva!~ ~ Poco
 4    2, 23|        carruaje cuando el señor cardenal lo abandonó, y contemplaban
 5    2, 23|         con que era recibido el cardenal; y pasado el bullicio procesionil
 6    2, 23|      los chicos que rodeaban al cardenal besuqueándole la mano y
 7    2, 23|           muchas gracias, señor cardenal.~ ~ - Pues no quiero que
 8    2, 24|   verdad?~ ~ - ¡Y ha llegado el Cardenal!~ ~ - Ha llegado junto con
 9    2, 24|  sobrina del Eminentísimo señor Cardenal, dio a luz un niño robusto,
10    2, 26|         Roma Esther Spinoza, un cardenal le sirvió de cicerone para
11    2, 26|       para ver los museos. Otro cardenal le regalaba mosaicos, cameas
12    2, 29|      sentase. Hízolo este, y el cardenal, dijo: Ha llegado el momento
13    2, 29|        que hizo callar al señor cardenal, sino la aparición inesperada
14    2, 29|    fijando los ojos en el señor cardenal y rodeándolos después para
15    2, 29|      claramente - dijo el señor cardenal creyendo comprender lo que
16    2, 29|   conozcan.~ ~ Y volviéndose al cardenal, añadió:~ ~ - Me es muy
17    2, 29|       nadie ni a nada... ¡Señor cardenal, señores, repito que quiero
18    2, 29|      cristiano... pronto!~ ~ El cardenal tomó a Gloria de la mano
19    2, 29|         Señora... - balbució el cardenal queriendo ser cortés y al
20    2, 29|      dando la izquierda mano al cardenal, que la estrechaba con cariño,
21    2, 30|  Buenaventura, a Serafinita, al cardenal. Mayor fue su consternación