Parte,  Capítulo

 1    I, 6 |      por la verdad a la belleza eterna.~ ~ - Esas novelas de truhanes
 2    I, 11|       temporales! ¡qué gratitud eterna le deben los pobres eclesiásticos
 3    I, 21|       religiosos, ni de la vida eterna.~ ~ - ¡La vida eterna! -
 4    I, 21|      vida eterna.~ ~ - ¡La vida eterna! - dijo D. Rafael del Horro - .
 5    I, 21|         platos. ¿Pues y la vida eterna, y el paraíso? En fin, se
 6    I, 30|       encontrar el camino de la eterna salvación y conseguir la
 7    I, 30| salvación y conseguir la gloria eterna en el culto de cualquier
 8    I, 37|        que la de la condenación eterna.~ ~ - Y yo no puedo ser
 9    I, 39|       la idea de la condenación eterna. En su paroxismo de dolor
10    2, 7 |        en cuyo punto empieza la eterna y gloriosa vida?~ ~ - No
11    2, 11|        los pecados y en la vida eterna. Nada de eso prueba una
12    2, 19|        tanto y heredará la vida eterna».~ ~ - ¡Oh, qué cruz tan
13    2, 19|       valor, no se gana la vida eterna. Es forzoso arrancar del
14    2, 19|     moral que es la condenación eterna. Te exhorté, te puse mil
15    2, 25|        agua que salte para vida eterna...». Admiremos los designios
16    2, 32|       en señal de nuestra unión eterna, allá donde no hay más que
17    2, 33|  antesala de la bienaventuranza eterna. Partieron también los hebreos,