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Juan Pablo II A la Orden de Frailes Menores IntraText CT - Texto |
Amadísimos Frailes Menores:
1. Me alegra acogeros con ocasión de vuestro capítulo
general ordinario, que se está celebrando en la "Porciúncula", en
Asís. Dirijo mi saludo cordial al nuevo ministro general, padre José Rodríguez
Carballo, y, a la vez que le agradezco las amables palabras con las que se ha
hecho intérprete de vuestros sentimientos comunes, le expreso mis fervientes
deseos de buen trabajo en la ardua tarea que se le ha confiado.
Extiendo mi saludo a su predecesor, padre Giacomo Bini, a los presentes, a
todos vuestros hermanos y, en particular, a los enfermos, a los ancianos y a
los jóvenes, que constituyen la esperanza de vuestra Orden para el bien de la
Iglesia.
2. Según la antigua tradición, lo que estáis celebrando
se llama "capítulo de Pentecostés", porque desde los inicios tiene
lugar en la proximidad de esa solemnidad. Como escribí en el Mensaje que os
dirigí, esta circunstancia pone de relieve "el papel fundamental que san
Francisco reconoce al Espíritu Santo, a quien solía definir "Ministro
general" de la Orden (cf. Celano, Vida segunda, CXLV, 193: FF
779). El Espíritu Santo purifica, ilumina e incendia los corazones con el fuego
del amor, conduciéndolos al Padre tras las huellas del Señor Jesús (cf. Carta
a todos los frailes, VI, 62-63: FF 233)" (10 de mayo de
2003, n. 1: L'Osservatore Romano, edición en lengua española,
13 de junio de 2003, p. 4).
Todo capítulo general constituye un momento de gracia especial para la familia
religiosa que lo celebra; una ocasión propicia para reflexionar en el camino
recorrido y establecer opciones y líneas operativas para el futuro. El Espíritu
Santo os conceda comprender mejor cuáles son las prioridades de la misión que
Dios os confía para el bien de la Iglesia y del mundo.
3. En el alba del tercer milenio, los discípulos de
Cristo sienten con mayor fuerza la urgencia de la nueva evangelización. También
vuestras Fraternidades comparten este anhelo apostólico y, fieles a su
vocación, están decididas a llevar a los hombres y a las mujeres de nuestro
tiempo la buena nueva de la salvación ofrecida por Cristo a la humanidad.
Este compromiso misionero dará fruto en la medida en que se cumpla en sintonía
con los pastores legítimos, a los que el Señor ha encomendado la
responsabilidad de su grey. A este respecto, noto con satisfacción los
esfuerzos realizados para superar dificultades existentes desde hace tiempo en
algunos territorios. Deseo de corazón que, gracias a la contribución de todos,
se logre plenamente el entendimiento con la autoridad diocesana solicitado por
mi venerado predecesor, el Papa Pablo VI, y que es indispensable para una obra
eficaz de evangelización.
Queridos Frailes Menores, conservad vuestro estilo típico, basado en la pobreza
y la vida fraterna, en la docilidad y la obediencia, teniendo fija vuestra
mirada en Cristo, como hacía el "Poverello" de Asís, vuestro padre y
maestro. Él enseña que "el predicador debe, ante todo, alcanzar en el
secreto de la oración lo que después transmitirá en sus discursos. Primero debe
calentarse interiormente, para no proferir exteriormente palabras frías"
(cf. Celano, Vida segunda, CXXII, 163: FF 747).
4. Tended a la santidad. Se trata de una verdadera
urgencia pastoral para nuestro tiempo. A este propósito, en la carta apostólica
Novo millennio ineunte afirmé que "es el momento de proponer de
nuevo a todos con convicción este "alto grado" de la vida cristiana
ordinaria" (n. 31).
Amadísimos hermanos, para ayudar a los demás a buscar a Dios por encima de
todas las cosas, es preciso que vosotros seáis los primeros en comprometeros en
esta ardua pero exaltante ascesis personal y comunitaria, encontrando en
vuestra Regla y en vuestras Constituciones "un itinerario de seguimiento,
caracterizado por un carisma específico reconocido por la Iglesia" (Vita
consecrata, 37).
Ojalá que los trabajos capitulares, sostenidos por la oración de toda la Orden,
contribuyan a acrecentar el espíritu de humilde escucha de Dios y de adhesión
filial a las directrices de los pastores de la Iglesia que debe caracterizar a
los Frailes Menores. Os asistan san Francisco y los santos protectores de la
Orden.
Os acompañe la Virgen María, a la que veneráis como patrona especial con el
titulo de "Inmaculada". Ella, "Estrella de la nueva
evangelización", haga que estéis siempre dispuestos a responder con
generosidad a la llamada de su Hijo divino. El Papa está cerca de vosotros y os
bendice de corazón a vosotros, a vuestras Fraternidades y a toda vuestra
familia espiritual.