8. Por consiguiente, hace falta una pastoral
litúrgica marcada por una plena fidelidad a los nuevos ordines.
A través de ellos se ha venido realizando el renovado interés por
la palabra de Dios según la orientación del Concilio, que
pidió una "lectura de la sagrada Escritura más abundante,
más variada y más apropiada" (n. 35). Los nuevos
leccionarios, por ejemplo, ofrecen una amplia selección de pasajes de la
Escritura, que constituyen una fuente inagotable a la que puede y debe acudir
el pueblo de Dios. En efecto, no podemos olvidar que "la Iglesia se
edifica y va creciendo por la audición de la palabra de Dios, y las
maravillas que, de muchas maneras, realizó Dios, en otro tiempo, en la
historia de la salvación, se hacen de nuevo presentes de un modo
misterioso pero real, a través de los signos de la celebración
litúrgica" (Ordo lectionum missae, 7). En la
celebración, la palabra de Dios expresa la plenitud de su significado,
estimulando la existencia cristiana a una renovación continua, para que
"lo que se escucha en la acción litúrgica, también se
haga luego realidad en la vida" (ib., 6).