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Bartolomé de las Casas De las antiguas gentes del Perú IntraText CT - Texto |
De las pensiones y rentas para sustentación de los sacerdotes y otros ministros de los templos, reparación de sus edificios y gastos del culto
Y porque los templos y sacerdotes y ministros de los dioses, que eran muchos (como parece por lo dicho), hacían muchos gastos, necesaria cosa es dar noticia de qué o de dónde se mantenían y proveían. Para sustentación, pues, de los sacerdotes y otros ministros y para refeción y reparación de los edificios y para los otros gastos ordinarios que en los templos se hacían, había en los reinos del Perú 50 provisiones y réditos propios de los templos y sacerdotes de aquellos reinos; y puesto que no nos conste muy en particular cuántas ni cuáles fueron, podemos,
empero, de la gran religión que los Reyes allí tuvieron y devoción a los templos del Sol, y de la señalada prudencia y solicitud que tuvieron en la gobernación conjeturar que no fueron cualesquiera, si no muy grandes, opulentas y copiosas más que en ninguna otra parte, cuanto más que de lo poco que vieron aún los nuestros, de que arriba hemos hecho alguna mención, podemos tener por constante.
Tenían, pues, los templos de los reinos del Perú, mayormente los consagrados al Sol, grandes heredades y en las más fértiles y gruesas tierras para sus trigos o maíz e las otras cosas de comida y cosas que se habían de sacrificar; las cuales, primero que las de los Reyes se mandaban labrar y cultivar, cuyo cargo tenía toda la comunidad de la provincia. Para la cosecha y guarda o encerramiento de los frutos, había grandes trojes y graneros Reales. De estas se mantenían los sacerdotes y ministros del templo y suplíanles otros gastos que se habían de hacer.
Tenían también grandes hatos de ganados, carneros y ovejas de todas especies, como en el cap. 9 se refirió, para los sacrificios que se hacían en honor del Sol y mantenimiento de los sacerdotes y ministros
y de las monjas y los demás servidores. Estos ganados eran innumerables en cada provincia y pueblos, y si se hobieran de vender, fueran de grandísimo valor.
Todas las dichas heredades y ganados, y pastores que los guardaban, tenían título de ser dedicados para servicio del Sol; y así, se llamaban las heredades, los ganados, las dehesas, los hatos, los pastores del Sol.
Más particularidades de lo que está dicho no habemos podido alcanzar; por esta cuasi generalidad desto y de lo demás se podrá mucho entender y juzgar.