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Bartolomé de las Casas
De las antiguas gentes del Perú

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Capítulo XXVII

De los Ingas sucesores de Pachacútec hasta Atauhuallpac

Muerto y sepultado el Rey Pachacuti e sus obsequias y honras principales acabadas, comenzó a reinar solo ya sin él su hijo y succesor Topainga con tanta prudencia, discreción y orden, que todo lo bueno que su padre había en sus reinos de buena y política gobernación entablado, lo sostuvo y llevó muy adelante. Ninguna cosa perdió de cuanto Señorío y cuán dilatado le dejó el Rey su padre; y algunas provincias que


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se le habían rebelado por el descuido de gobernación del hermano Amaro, y otras que por la causa misma presumieron de hacer guerra a los súbditos y amigos suyos, los venció y redujo por fuerza de armas; y así extendió su señorío por las sierras hacia abajo de Quito y lo de Bogotá, que agora llaman el Nuevo Reino de Granada. Lo mismo hizo por la parte de arriba que a Chile va a parar.

Este Topainga puso gran orden en los que llamaban Mitimaes, que eran las colonias que pasaban de unas a otras partes, dando orden que las provincias que carecían de algún género de comida, por no tener tierra dispuesta y aparejada, pusiesen vecinos en la provincia donde aquello abundaba, para que allí lo labrasen y todos de todo lo que en todas partes había gozasen; y por esta ocasión y achaque, las gentes de unas provincias con las de las otras comunicasen, y así viviesen en paz.

Fortificó las guarniciones que para guarda de sus reinos su padre tenía en las fronteras, y puso de nuevo otras donde le pareció que debía ponerlas.

Puso también orden cerca de cosas, que concernían al peso y medida, y en las cuentas, y mandolo guardar por toda la tierra.


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Mandó sacar acequias para regar los campos más de las que había, y romper y sembrar nuevas tierras.

Este Señor fue el primero que halló el secreto y mandó que se usase y gozase del provecho de la coca, yerba que se tuvo y hoy tiene en tan gran estima; y porque la tierra donde la coca se da es calidísima y por esta causa es muy enferma, entendiendo que los indios que allí fuesen a cultivar la coca de nuevo padecían peligro, tuvo una gran industria, como varón prudentísimo. Ésta fue, que ordenó y mandó que algunos vecinos naturales de tierras muy callentes y a la dicha tierra más propincuas, se fuesen allí a vivir y que della le diesen tributo, comutado (sic) lo que en otras cosas le daban donde antes vivían; y de creer es, que, por animallos a ello, algunas sueltas de tributos y por algún tiempo les haría. Y más hizo, que todos aquellos que por todo su reino se habían, por sus delictos, con muerte de justiciar, porque allí se fuesen a poblar, les otorgaba las vidas. ¿Qué mayor discreción y prudencia de gobernar en tal materia puede ser oída? Yo me acuerdo cuando en los principios se tuvieron en poco y en nada estas nuestras Indias, que de venir a ellas todos huían, los


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Reyes Católicos mandaron despachar sus provisiones por todo el reino de Castilla, las cuales tengo yo hoy en este día, para que los corregidores y otras justicias, los malhechores dignos de muerte y de gravísimas penas a ella propincuas, no los matasen y diesen las tales penas, sino que los desterrasen para estas nuestras Indias.

No se hace hoy así en tiempo de nosotros cristianos en el sembrar y beneficiar la dicha coca, porque no hay pestilencia que más gente mate que la que muere en la cultura della; porque sin diferencia traen de cincuenta y setenta y más leguas los indios de tierras frigidísimas a la calidísima para que la cultiven. Gran vicio es este; tornó a decir: Erubesce Sydon, ait mare, como el profeta Isaías dice. Que los infieles que gobiernan tengan tanta industria y pongan tanto cuidado, por su interés temporal, en no exponer las vidas de los súbditos que gobiernan en peligro, y que nosotros, que de cristianos nos arreamos, no tengamos cuenta con ello! Ideo ipsi judices nostri erunt, dijo el Redemptor del mundo, Christo.

Este Topainga fue el décimo rey Inga, y casó con una hermana suya de padre y de madre, llamada Mania Ocllo 107; el cual


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casamiento hizo por mandado de su padre Pachacuti, diciendo que no podía tomar más conveniente mujer para mejor conservar su estado y que las gentes le tuviesen más amor y devoción que siendo Señor por parte de sí mismo y por parte de su mujer.

En ella tuvo muchos hijos, pero tres fueron los principales. El mayor se llamó Piditopayupangi 108; el segundo, Guaynatopainga; el tercero, Guaynacapac. Y aunque los dos fueron los primeros hijos suyos de su hermana, empero pareciéndole que el tercero, Guaynacapac, mostraba más señales de virtud y cordura y autoridad, comenzolo a mirar y considerar y en su pecho señalallo para su sucesor; y al cabo no se engañó.

Fue valerosísimo varón este Guaynacapac, que quiere decir mancebo emperador, porque lo comenzó a ser y imperar desde bien muchacho; y algunas provincias que se habían comenzado a rebelar redujo, y otras fronteras que inquietaban las naciones sus vasallos Y devotos allanó. Éstas eran donde agora están fundadas León de Guánuco y la ciudad de los Chachapoyas, de las cuales trujo al Cuzco todos


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los más principales Señores y de otras, porque, estando en su corte, tuviese todos aquellos estados seguros. Estos hacía tractar y servir como Señores, a cada uno según su mayoría y dignidad.

Este rey Guaynacapac fue undécimo rey de los Ingas, y en quien podemos decir que los reyes Ingas se acabaron, como arriba tocamos; porque siendo este ya viejo y estando en las provincias de Tomepapa 109, que son en términos de la de Quito, llegó Pizarro con los trece compañeros que dicen, cuando comenzó a descubrir aquellos reinos, como en otro lugar, placiendo a Dios, se dirá 110. Y esto supo luego Guaynacapac y envió a saber qué quería aquella gente nueva; y vueltos los mensajeros, dijéronle que venían a buscar oro; y dicen que les envió ciertas piezas dello; y cuando llegaron a la mar los que las traían, eran ya partidos los cristianos. Y con la muestra que de oro hallaron por aquella costa, se vino Francisco Pizarro a Castilla y pidió la gobernación


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de la tierra y en este tiempo medio murió Guaynacapac y quedó su señorío dividido por su orden y mandado entre dos hijos suyos, el uno llamado Guascar y el otro Atapalipa. Al Guascar dejó al Cuzco con todo lo de arriba, y el Quito con todo lo de abajo y sus comarcas dejó al Atapalipa.

Muerto el padre Guaynacapac, hobo entre los hermanos grandes diferencias, no queriendo estar Guascar por la orden y determinación del padre, y enviando gente de guerra contra su hermano Atapalipa, venciolo y prendiolo; pero suelto de la prisión por industria de cierto indio, que le dio una barreta de cobre para soltarse, rehízose con su gente, y envía dos capitanes con cuarenta mill hombres delante contra el Guascar, Rey del Cuzco, y él va después dellos con otros tantos; y finalmente, lo prendieron los suyos y lo hizo matar; y así quedó por Rey e Señor de todos los reinos de su padre Guaynacapac, y los pueblos le obedecían todos. Yendo este camino Atapalipa con sus cuarenta mill hombres contra el hermano Guascar, llegó Francisco Pizarro vuelto de Castilla con la gobernación del Perú, y lo prendió y mató en una ciudad llamada Caxamalca. Y aquí se acabó el felice


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y glorioso Estado Real de los Ingas. Reyes y Señores universales de los reinos tan largos de la tierra que llamamos el Perú; larga y lamentable y dolorosa historia y no menos miseranda de contar. Y lo dicho baste para que se tenga noticia de la orden, policía y gobierno de las repúblicas que tenían las gentes indianas del Perú.FIN




107.Mama Ocllo.



108.¿Piti o Pihui Tupac Yupangi?



109.Tumipampa.



110.No le plugo. Porque ese otro lugar no puede ser en otra parte que en la Historia general, cuyo tercero libro, último de los que se conocen, no llegó ni con mucho a los años del descubrimiento del Perú.






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