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Gustavo Adolfo Bécquer El Cristo de la calavera IntraText - Concordancias (Hapax Legomena) |
Capítulo
1 II | alguna ráfaga de aire que ha abatido la llama al pasar - exclamó 2 I | ni concierto, se veía una abigarrada multitud de pajes, soldados, 3 I | movidas por un resorte, se abrieron si dificultad al sentir 4 II | no sin grande asombro, abrirse el balcón del palacio de 5 II | impaciencia.~El caballero que acababa de abandonar el alcázar 6 I | abandonar el guante que acababan de levantar del suelo, la 7 II | conmovido aún por la escena que acabamos de referir, exclamó, dirigiéndose 8 I | o milagros recientemente acaecidos, formaban un infernal y 9 I | rostrillos de blancos encajes que acariciaban sus mejillas, o alegres 10 | acaso 11 I | señales de existencia en sus acciones y discursos.~En los torneos 12 II | los devotos y escasea el aceite, por la cual la luz, próxima 13 I | de limas que mordían el acero, piafar de corceles, voces 14 I | palabras, doña Inés, no acertaremos a decir si a impulsos de 15 I | incomparable una mujer, aclamada reina de la hermosura en 16 I | miembros como si se hallasen acometidos de una repentina fiebre.~ 17 I | pronunciarlas, si bien las acompañaba una ligera dilatación de 18 I | que entonaba un juglar, acompañado de la guzla; los de más 19 II | del rey, había tenido que acompañarle en su cámara hasta aquellas 20 I | brisa armoniosa, los lejanos acordes de la música del sarao.~ 21 II | joven tornó a colocarse en actitud de defensa. Su contrario 22 I | agruparse en torno de los actores de escena; doña Inés, o 23 I | de la gente, que cada vez acudía en mayor número. La catástrofe 24 I | podrían calificarse de los más adelantados en el camino de su corazón. 25 II | preocupado.~Lope dio un paso adelante para recuperar el terreno 26 I | gente menuda, que éstos aderezando sus corceles y sus armas 27 I | sonrisa que había creído adivinar en sus labios, aquél con 28 III| cabalgaban juntos, todo lo adivinó, y la púrpura de la vergüenza 29 I | muros; por todas partes adonde se volvían los ojos se veían 30 II | contestó el otro.~- ¿Y adónde iremos?~- A cualquier parte 31 I | época, cuyos colores habían adoptado por empresa los caballeros 32 I | salían de los labios de sus adoradores como una ligera onda de 33 I | de caza y de guerra, y adornados con trofeos de armas y escudos, 34 III| según a ella le parecía advertir, con diversa expresión de 35 I | ligero temblor nervioso que agitaba sus miembros como si se 36 II | consuelo del olvido en la agitación de la guerra.~- Pues que 37 I | ojos se veían oscilar y agitarse en distintas direciones 38 II | a intervalos en señal de agonía.~Y dichas estas palabras, 39 II | el mismo a quien parecía aguardaba con tanta impaciencia.~El 40 II | curiosos de la plebe, que aguardaban con impaciencia este momento 41 II | voz baja.~- Presumí que me aguardabas - dijo el uno.~- Esperaba 42 I | ora partían como una saeta aguda que iba a buscar, para clavarse 43 I | ingeniosas, epigramas embozados y agudos.~Los astros menores de esta 44 II | tinieblas se disiparon.~- Ah! - exclamó Lope al ver a 45 I | leve e involuntario, que ahogó el murmullo de los asombrados 46 I | emoción o por salir más airosa del paso, se había desvanecido 47 II | ruido que producían las albadas de algunas puertas al cerrarse, 48 II | que ella decida con libre albedrío cuál ha de ser el dichoso, 49 I | disputándose el honor de alcanzar un leve movimiento de cabeza 50 I | acariciaban sus mejillas, o alegres turbas de galanes con talabartes 51 I | en los altos sitiales de alerce que rodeaban el estrado 52 | algo 53 II | los lados, como buscando a alguien que debía esperarlo, descendió 54 | alguna 55 I | que la tempestad de sus almas se revelase más que por 56 I | mirar apenas y con la mirada alta y desdeñosa, tendió la mano 57 II | vidrios de colores de las altas ojivas del palacio dejaron 58 I | señalado de antemano por su alteza para la salida del ejército, 59 I | colgadas aquéllas de las altísimas bóvedas y enclavados éstos 60 I | a pesar de su carácter altivo y desdeñoso, no desmayaban 61 II | al cerrarse, cuando en lo alto de la escalinata que conducía 62 II | alumbraba en aquella época, y alumbra aún, a la imagen que le 63 II | ser la del farolillo que alumbraba en aquella época, y alumbra 64 II | rayo de claridad que nos alumbre.~Terminado este brevísimo 65 II | rayase el alba, pues al amanecer debían partir las huestes 66 III| el balcón y despedía a su amante; pero al mirar aparecer 67 II | trémula y extraña sobre el amarillo cráneo de la calavera colocada 68 II | brazo del otro, los dos amigos se dirigieron hacia la catedral, 69 I | guante resbaló por entre los anchos pliegues de seda y cayó 70 I | aspecto singular. En los anchurosos patios, alrededor de inmensas 71 I | y deslumbradora, que los ancianos miraban desfilar con una 72 II | las lujosas literas y las andas cubiertas e ricos paños, 73 II | las sombras.~Largo rato anduvieron dando vueltas a través de 74 I | sus pretensiones; y éste animado con una sonrisa que había 75 II | penetrar en su palacio.~Animados con esta esperanza, llegaron, 76 I | con afán ambos caballeros, ansiosos de distinguirse a los ojos 77 | ante 78 I | víspera del día señalado de antemano por su alteza para la salida 79 II | inclinándose sobre el calado antepecho, cambió algunas tiernas 80 III| carcajadas que la noche anterior había creído percibir a 81 I | sus señores, o refiriendo antiguas historias de caballerías 82 I | Valmardón o en la embocadura del antiguo puente de San Martín, no 83 III| reina le dirigieron los dos antiguos rivales, que cabalgaban 84 I | grito de los centinelas anunciando la llegada de algún caballero 85 II | tocarse, la luz se tornó a apagar por sí misma, permaneciendo 86 II | intentar un golpe, la luz se apagó de repente y la calle quedó 87 I | enemigos de la religión había apelado en son de guerra a todo 88 II | echaron a tierra sus mantos, y apercibiéndose mutuamente para el combate 89 II | brillar; atravesó entre los apiñados grupos la última cabalgata; 90 I | Inés de Tordesillas, que apoyada en el brazo de una dueña 91 II | contestó Lope.~Y el uno apoyado en el brazo del otro, los 92 II | exclamación de júbilo y, apresurando el paso en su dirección, 93 II | articula palabras al correr aprisionado por las torcidas, estrechas 94 I | en oro, redes de perlas aprisionando sus rizos, joyas de rubíes 95 I | aquel torneo de palabras aprobaba con una imperceptible sonrisa 96 I | gallardía o donaire, se habían aprovechado con afán ambos caballeros, 97 II | ruido como de pasos que iban aproximándose, creyó distinguir el bulto 98 I | adivinar en sus labios, aquél con una mirada benévola 99 | aquellas 100 I | bronce, palta y oro, colgadas aquéllas de las altísimas bóvedas 101 I | disponiéndolos para el combate; aquéllos saludando con gritos o blasfemias 102 II | retablo en que ardía.~Un arco rehundido en el muro, en 103 II | entre las sombras de los arcos que rodeaban la plaza, vino 104 II | junto al retablo en que ardía.~Un arco rehundido en el 105 I | poseídos de un secreto y ardiente amor por ella, amor que 106 I | como un soplo de brisa armoniosa, los lejanos acordes de 107 I | de oro se entretenía en arrancar uno a uno mientras duró 108 I | de tercipelo, cuya pluma arrastraba por la alfombra, y el otro 109 I | un bofetón, a un guante arrojado al rostro, aun desafío a 110 II | eterna.~Y esto diciendo, se arrojó en los brazos de Alonso, 111 II | que parece que se queja y articula palabras al correr aprisionado 112 I | incorporarse, cada cual lo tenía asido por un extremo. Al verlos 113 I | particularmente se distinguían por su asiduidad y rendimiento, dos, que, 114 I | de aquella noche.~Los que asistían de continuo a formar el 115 II | otros días su mejor amigo, asombrado como él, como él pálido 116 I | ahogó el murmullo de los asombrados espectadores, los cuales 117 I | sonrisa de vanidad satisfecha asomó a los labios de la orgullosa 118 I | de los reyes ofrecía un aspecto singular. En los anchurosos 119 I | embozados y agudos.~Los astros menores de esta brillante 120 I | valientes, cuyos encantos eran asunto de las coplas de los trovadores 121 I | el marcial rumor de los atabales y los clarines, y ya en 122 II | la noche que, después de aterrar un instante al que los ve, 123 II | que los ve, se deshacen en átomos de niebla y se confunden 124 II | la multitud que, con cara atónita, labios entreabiertos y 125 II | combatientes dieron un paso atrás, bajaron la suelo las puntas 126 II | palacio dejaron brillar; atravesó entre los apiñados grupos 127 I | formaban un infernal y atronador conjunto, imposible de pintar 128 I | de escena; doña Inés, o aturdida o complaciéndose en prolongarla, 129 I | presentándolo, con acento, aunque templado, firme:~- Tomad, 130 II | grupos y corrillos en las avenidas de palacio, corrieron a 131 I | historias de caballerías o aventuras de amor, o milagros recientemente 132 II | suelo, al parecer con la ayuda de una cuerda, y, por último, 133 II | Prosiguieron, pues,cruzando al azar plazas desiertas, pasadizos 134 II | los pies del Cristo.~- ¡Bah! - dijo Alonso - . Será 135 II | combatientes dieron un paso atrás, bajaron la suelo las puntas de sus 136 I | multitud de pajes, soldados, ballesteros y gente menuda, que éstos 137 I | y esta sola mirada fue bastante para darle a conocer lo 138 II | dijo Alonso - . Será la beata encargada de cuidar del 139 I | en los clarines el aire bélico para entrar en la pelea, 140 I | llamaba la atención por su belleza incomparable una mujer, 141 I | labios, aquél con una mirada benévola que juzgaba haber sorprendido 142 I | y al pronunciarlas, si bien las acompañaba una ligera 143 I | silencio entre sus manos el birrete de tercipelo, cuya pluma 144 I | del puño, y rostrillos de blancos encajes que acariciaban 145 I | aquéllos saludando con gritos o blasfemias las inesperadas vueltas 146 II | casullas llenas de escudos y blasones, timbaleros vestidos de 147 I | aquel lance equivalía a un bofetón, a un guante arrojado al 148 I | brocado y calzas de seda, borceguíes de tafilete, capotillos 149 I | cuales presentían una escena borrascosa que en el alcázar, y en 150 I | perfumados guantes, cuyos botones de oro se entretenía en 151 I | aquéllas de las altísimas bóvedas y enclavados éstos en los 152 I | corteses en la forma, pero breves, secas, y al pronunciarlas, 153 II | alumbre.~Terminado este brevísimo diálogo, los dos jóvenes 154 II | noche estaba oscura; no brillaba una sola estrella en el 155 III| chispas de fuego de sus brillantes armaduras y envueltos en 156 III| vergüenza enrojeció su frente y brilló en sus ojos una lágrima 157 I | intervalos, como un soplo de brisa armoniosa, los lejanos acordes 158 I | terciopelo, justillos de brocado y calzas de seda, borceguíes 159 I | plumas y las mallas por los brocados y la seda, de pie junto 160 I | lámparas y de candelabros de bronce, palta y oro, colgadas aquéllas 161 I | los labios hasta hacerse brotar la sangre, se clavaron una 162 I | filigrana y estoques de corte, bruñidos, delgados y ligeros.~Pero 163 I | carcajadas de los chistes de un bufón, o ensayando en los clarines 164 II | a estos puntos reinó un bullicio, una animación y un movimiento 165 II | aproximándose, creyó distinguir el bulto de un hombre: sin duda, 166 I | esforzaban las delicadas burlas; y la hermosa objeto de 167 III| volvían retozaba una sonrisa burlona.~Este descubrimiento no 168 II | en sus manos. Vamos en su busca: que ella decida con libre 169 III| dos antiguos rivales, que cabalgaban juntos, todo lo adivinó, 170 II | apiñados grupos la última cabalgata; la gente del pueblo, a 171 I | refiriendo antiguas historias de caballerías o aventuras de amor, o milagros 172 II | escaparon de sus manos, el cabello se les erizó y por sus cuerpos, 173 I | silencioso, pero que al cabo comenzaba a descubrirse 174 I | pilastras esbeltas y ojivas caladas y ligeras como el encaje; 175 II | que, inclinándose sobre el calado antepecho, cambió algunas 176 II | desiertas, pasadizos sombríos, callejones estrechos y tenebrosos, 177 I | justillos de brocado y calzas de seda, borceguíes de tafilete, 178 I | los dos jóvenes habían ya cambiado algunas palabras en voz 179 II | caballeros se hubieron reunido cambiaron algunas frases en voz baja.~- 180 II | sobre el calado antepecho, cambió algunas tiernas frases de 181 I | sinnúmero de lámparas y de candelabros de bronce, palta y oro, 182 I | aquel revuelto océano de cantares de guerra, rumor de martillos 183 I | capotillos de mangas perdidas y caperuza, puñales con pomo de filigrana 184 I | si no tan fantástico y caprichoso, más deslumbrador y magnífico.~ 185 II | se veían cruzar escuderos caracoleando en sus corceles ricamente 186 I | hermosura, a pesar de su carácter altivo y desdeñoso, no desmayaban 187 II | de muestras de amistad y cariño, Alonso tomó la palabra, 188 III| pendones reunidos de las casas de Carrillo y Sandoval; 189 II | todo lo mejor de la nobleza castellana, rodeada en aquella ocasión 190 I | reunirse al grueso del ejército castellano.~El tiempo que faltaba para 191 I | I~El rey de Castilla marchaba a la guerra de 192 II | reyes de armas con lujosas casullas llenas de escudos y blasones, 193 I | acudía en mayor número. La catástrofe era ya segura; los dos jóvenes 194 II | amigos se dirigieron hacia la catedral, en cuya plaza, y en un 195 I | llegado al sitio en que cayera.~En efecto, ambos jóvenes 196 I | anchos pliegues de seda y cayó en la alfombra. Al verlo 197 I | diversos, escenas de amor, de caza y de guerra, y adornados 198 I | tal era el nombre de esta celebrada hermosura, a pesar de su 199 I | oyese el ronco grito de los centinelas anunciando la llegada de 200 III| ángulos de la plaza, cuando cerraba el balcón y despedía a su 201 II | ruido de las puertas, que se cerraron con violencia, y todo volvió 202 II | albadas de algunas puertas al cerrarse, cuando en lo alto de la 203 II | Luego, poco a poco fue cesando el ruido y la animación; 204 I | hermosas con ricas vestiduras chapadas en oro, redes de perlas 205 I | que golpeaban los yunques, chirridos de limas que mordían el 206 III| debajo del estrado lanzando chispas de fuego de sus brillantes 207 I | cuales vertían un mar de chispeante luz un sinnúmero de lámparas 208 I | locas carcajadas de los chistes de un bufón, o ensayando 209 II | el cual nos hemos jurado cien veces una amistad eterna.~ 210 I | trovadores más versados en la ciencia del gay saber, a la que 211 I | romero conchas, cruces y cintas tocadas en el sepulcro de 212 II | ambos jóvenes se dieron toda clase de muestras de amistad y 213 I | hacerse brotar la sangre, se clavaron una mirada tenaz e intensa.~ 214 I | aguda que iba a buscar, para clavarse en él, el punto más vulnerable 215 II | calavera al pie; un tosco cobertizo de tablas que lo defendía 216 II | retablo, alrededor del cual colgaban algunos festones de yedra 217 II | y el pequeño farolillo colgado de una cuerda, que lo iluminaba 218 II | impetuoso joven tornó a colocarse en actitud de defensa. Su 219 I | guerra de moros, y para combatir con los enemigos de la religión 220 I | la valla del respetuoso comedimiento en que se contenían los 221 I | vuelta por los salones, comenzaron una elegante lucha de frases 222 II | una cara de asombro, tan cómica, que ambos prorrumpieron 223 I | que formaban su brillante comitiva se inclinaron presurosos 224 I | doña Inés, o aturdida o complaciéndose en prolongarla, daba vueltasde 225 I | la guzla; los de más allá comprando a un romero conchas, cruces 226 I | insostenible. La dama lo comprendió así, y levantándose del 227 I | demostraban que la cólera hervía comprimida en el seno de ambos rivales.~ 228 I | imperceptible sonrisa los conceptos escogidos o llenos de intención 229 I | allá comprando a un romero conchas, cruces y cintas tocadas 230 I | diseminados sin orden ni concierto, se veía una abigarrada 231 I | camino de la frontera y concluir de ordenar las huestes reales 232 II | alto de la escalinata que conducía a la plataforma del palacio 233 II | en átomos de niebla y se confunden en el seno de las sombras.~ 234 I | un infernal y atronador conjunto, imposible de pintar con 235 II | la palabra, y con acento conmovido aún por la escena que acabamos 236 I | fue bastante para darle a conocer lo que pasaba. Con toda 237 I | menores de esta brillante constelación, formando un dorado semicírulo 238 II | Toledo, e irá a buscar el consuelo del olvido en la agitación 239 I | dificultad al sentir en contacto de la del monarca y volviéndose 240 I | respetuoso comedimiento en que se contenían los dos jóvenes enamorados. 241 I | noche.~Los que asistían de continuo a formar el séquito de presuntos 242 I | uno a uno mientras duró la conversación. Al ponerse de pie, el guante 243 I | fiestas públicas,lujosos convites y lucidos torneos, hasta 244 I | el guante con una fuerza convulsiva, parecían ya buscar instintivamente 245 I | encantos eran asunto de las coplas de los trovadores más versados 246 I | adelantados en el camino de su corazón. Estos dos caballeros, iguales 247 I | suspiraban en secreto todos los corazones; alrededor de la cual se 248 I | los otros repitiendo en coro el refrán de un romance 249 II | de terciopelo y birretes coronados de plumas, y servidores 250 II | las avenidas de palacio, corrieron a estacionarse en la cuesta 251 II | momento formando grupos y corrillos en las avenidas de palacio, 252 II | murmurando en voz baja una corta oración, reconocieron el 253 I | todos los torneos y las cortes de amor de la época, cuyos 254 I | contrario: su amor propio.~Ya el cortesano combate de ingenio y galanura 255 I | crudo; las frases eran aún corteses en la forma, pero breves, 256 III| diversa expresión de la costumbre. Diríase que en todas las 257 I | se les había presentado coyuntura para rivalizar entre sí 258 II | extraña sobre el amarillo cráneo de la calavera colocada 259 II | festones de yedra que habían crecido entre los oscuros y rotos 260 II | que iban aproximándose, creyó distinguir el bulto de un 261 I | comprando a un romero conchas, cruces y cintas tocadas en el sepulcro 262 I | hacerse de cada vez más crudo; las frases eran aún corteses 263 II | Redentor enclavado en la cruz y con una calavera al pie; 264 II | ellas.~Prosiguieron, pues,cruzando al azar plazas desiertas, 265 II | Por todas partes se veían cruzar escuderos caracoleando en 266 II | leve movimiento de cabeza, cruzaron los estoques. Pero apenas 267 I | alcázar, ofrecía, a su vez, un cuadro, si no tan fantástico y 268 | cualquier 269 II | parte donde se puedan hallar cuatro palmos de terreno donde 270 II | lujosas literas y las andas cubiertas e ricos paños, llevando 271 II | colores vistosos, soldados cubiertos de armaduras resplandecientes, 272 I | personificada en los dadosdel cubilete; los otros repitiendo en 273 III| sobre todo teniendo en cuenta las ruidosas carcajadas 274 I | que formaban el segundo cuerpo del alcázar, ofrecía, a 275 II | cabello se les erizó y por sus cuerpos, que estremecía un temblor 276 I | firme:~- Tomad, señora,y cuidad de no dejarlo caer en otra 277 II | Será la beata encargada de cuidar del farol del retablo sisa 278 I | galantería del doncel más cumplido, tomó el guante de las manos 279 I | dos caballeros, iguales en cuna, valor y nobles prendas, 280 III| Diríase que en todas las curiosas miradas que a ella se volvían 281 II | rumor de los pasos de algún curioso que se retiraba el último 282 II | Terminó el sarao, y los curiosos de la plebe, que aguardaban 283 II | grandes hachas encendidas, a cuyo rojizo resplandor podía 284 II | aún, a la imagen que le da su nombre.~Al verla, ambos 285 I | complaciéndose en prolongarla, daba vueltasde un lado a otro, 286 I | instante después de haber dado una vuelta por los salones, 287 I | fortuna, personificada en los dadosdel cubilete; los otros repitiendo 288 I | otra el puño de oro de sus dagas, cuando se entreabrió respetuosamente 289 II | sombras.~Largo rato anduvieron dando vueltas a través de las 290 II | mutuamente para el combate y dándose la señal con un leve movimiento 291 I | mirada fue bastante para darle a conocer lo que pasaba. 292 III| combatientes, que pasaban por debajo del estrado lanzando chispas 293 II | como buscando a alguien que debía esperarlo, descendió lentamente 294 II | el alba, pues al amanecer debían partir las huestes reales, 295 I | postrer sarao, con el que debieran terminar los regocijos.~ 296 II | cuerda, que lo iluminaba débilmente, vacilando al impulso del 297 II | Vamos en su busca: que ella decida con libre albedrío cuál 298 I | silencio con la mirada y decididos ambos a no abandonar el 299 II | dichoso, cuál el infeliz. Su decisión será respetada por ambos, 300 II | cobertizo de tablas que lo defendía de la intemperie, y el pequeño 301 II | colocarse en actitud de defensa. Su contrario le imitó; 302 III| Este descubrimiento no dejaba de inquietarla algo, sobre 303 I | descuido, doña Inés había dejado sobre su falda uno de los 304 I | Tomad, señora,y cuidad de no dejarlo caer en otra ocasión donde 305 I | levantar del suelo, la dama dejó escapar un grito leve e 306 I | estoques de corte, bruñidos, delgados y ligeros.~Pero entre esta 307 I | reían y esforzaban las delicadas burlas; y la hermosa objeto 308 I | ojos imposibles de ocultar, demostraban que la cólera hervía comprimida 309 II | con lentitud en el aire, derramando una claridad trémula y extraña 310 I | calificarse de un horrible desacato.~No obstante, Lope y Alonso 311 I | extremo. Al verlos inmóviles, desafiándose en silencio con la mirada 312 I | arrojado al rostro, aun desafío a muerte.~ 313 I | risas inextinguibles, gritos desaforados, notas destempladas, juramentos 314 II | desembocan en el Zocodover, desapareciendo en la oscuridad como esos 315 II | Al oírla, la forma blanca desapareció del balcón, se escuchó el 316 II | alguien que debía esperarlo, descendió lentamente hacia la cuesta 317 III| una sonrisa burlona.~Este descubrimiento no dejaba de inquietarla 318 I | que al cabo comenzaba a descubrirse y a dar involuntarias señales 319 I | con intención, acaso por descuido, doña Inés había dejado 320 I | apenas y con la mirada alta y desdeñosa, tendió la mano para recoger 321 I | de su carácter altivo y desdeñoso, no desmayaban jamás en 322 II | imposible. No obstante, ambos deseaban batirse, y batirse antes 323 II | las estrechas calles que desembocan en el Zocodover, desapareciendo 324 II | razón al puesto de honor que desempeñaba cerca de la persona del 325 II | instante al que los ve, se deshacen en átomos de niebla y se 326 II | cruzando al azar plazas desiertas, pasadizos sombríos, callejones 327 II | aparecer en él un hombre que se deslizó hasta el suelo, al parecer 328 I | fantástico y caprichoso, más deslumbrador y magnífico.~Por las extensas 329 I | esta juventud brillante y deslumbradora, que los ancianos miraban 330 I | carácter altivo y desdeñoso, no desmayaban jamás en sus pretensiones; 331 I | dueña parecía próxima a desmayarse, exclamó, presentándolo, 332 III| sus ojos una lágrima de despecho.~ 333 III| cuando cerraba el balcón y despedía a su amante; pero al mirar 334 II | algunas tiernas frases de despedida con su misterioso galán.~ 335 I | gritos desaforados, notas destempladas, juramentos y sonidos extraños 336 I | airosa del paso, se había desvanecido en brazos de los que la 337 II | plaza de este nombre se detuvo un momento y volvió a pasear 338 II | alba, y como algunos de los deudos de doña Inés, sus hermanos 339 I | en otra ocasión donde al devolvéroslo, os lo devuelvan manchado 340 II | farol del retablo sisa a los devotos y escasea el aceite, por 341 I | donde al devolvéroslo, os lo devuelvan manchado en sangre.~Cuando 342 III| III~Al dia siguiente, la reina, colocada 343 II | Terminado este brevísimo diálogo, los dos jóvenes se internaron 344 II | contrario entonces, y en otros días su mejor amigo, asombrado 345 II | intervalos en señal de agonía.~Y dichas estas palabras, el impetuoso 346 II | albedrío cuál ha de ser el dichoso, cuál el infeliz. Su decisión 347 II | una amistad eterna.~Y esto diciendo, se arrojó en los brazos 348 II | propósito para terminar sus diferencias; pero la oscuridad de la 349 I | resorte, se abrieron si dificultad al sentir en contacto de 350 I | las acompañaba una ligera dilatación de los labios, semejante 351 II | parecía preocupado.~Lope dio un paso adelante para recuperar 352 II | él pálido e inmóvil - . Dios no quiere permitir este 353 II | comenzó a dispersarse en todas direcciones, perdiéndose entre las sombras 354 I | y agitarse en distintas direciones una nube de damas hermosas 355 III| expresión de la costumbre. Diríase que en todas las curiosas 356 II | acabamos de referir, exclamó, dirigiéndose a sua amigo:~- Lope, yo 357 II | del alcázar, por la que se dirigió hacia el Zocodover.~Al llegar 358 II | abandonar el alcázar para dirigirse a Zocodover era Alonso Carrillo, 359 I | juramentos y sonidos extraños y discordes, flotaban a intervalos, 360 I | ordenar las huestes reales discurría en medio de fiestas públicas, 361 I | existencia en sus acciones y discursos.~En los torneos de Zocodover, 362 I | alrededor de inmensas hogueras y diseminados sin orden ni concierto, 363 II | resucitar, y las tinieblas se disiparon.~- Ah! - exclamó Lope al 364 II | pueblo, a su vez, comenzó a dispersarse en todas direcciones, perdiéndose 365 I | levantándose del sitial se disponía a volver a los salones, 366 I | sus corceles y sus armas y disponiéndolos para el combate; aquéllos 367 I | salida del ejército, se dispuso un postrer sarao, con el 368 I | presurosos a recogerlo, disputándose el honor de alcanzar un 369 I | que más particularmente se distinguían por su asiduidad y rendimiento, 370 II | iban aproximándose, creyó distinguir el bulto de un hombre: sin 371 I | caballeros, ansiosos de distinguirse a los ojos de su dama; y 372 I | veían oscilar y agitarse en distintas direciones una nube de damas 373 III| le parecía advertir, con diversa expresión de la costumbre. 374 I | representado con mil colores diversos, escenas de amor, de caza 375 II | Cristo, y la luz que se divisaba en uno de sus extremos parecía 376 I | entre sí en gallardía o donaire, se habían aprovechado con 377 I | Con toda la galantería del doncel más cumplido, tomó el guante 378 | dónde 379 I | constelación, formando un dorado semicírulo en torno de ambos 380 II | de claridad fantástica y dudosa.~Habían llegado a la calle 381 I | apoyada en el brazo de una dueña parecía próxima a desmayarse, 382 I | arrancar uno a uno mientras duró la conversación. Al ponerse 383 II | terreno con una ojeada, echaron a tierra sus mantos, y apercibiéndose 384 I | sitio en que cayera.~En efecto, ambos jóvenes habían visto 385 II | suyos con una fuerza y una efusión indecibles.~Pasados algunos 386 I | salones, comenzaron una elegante lucha de frases enamoradas 387 I | silencio ser el preferido. Sin embargo, entre todos ellos había 388 I | la de Valmardón o en la embocadura del antiguo puente de San 389 I | e ingeniosas, epigramas embozados y agudos.~Los astros menores 390 I | decir si a impulsos de la emoción o por salir más airosa del 391 I | a los galanes que tanto empeño mostraban en servirla, sin 392 I | tiempo que faltaba para emprender el camino de la frontera 393 I | colores habían adoptado por empresa los caballeros más valientes, 394 I | elegante lucha de frases enamoradas e ingeniosas, epigramas 395 I | contenían los dos jóvenes enamorados. Tal vez con intención, 396 I | caladas y ligeras como el encaje; por los espaciosos salones 397 I | y rostrillos de blancos encajes que acariciaban sus mejillas, 398 I | caballeros más valientes, cuyos encantos eran asunto de las coplas 399 II | Alonso - . Será la beata encargada de cuidar del farol del 400 II | espontáneamente había vuelto a encenderse y se mecía con lentitud 401 II | sus manos grandes hachas encendidas, a cuyo rojizo resplandor 402 II | veía la imagen del Redentor enclavado en la cruz y con una calavera 403 I | las altísimas bóvedas y enclavados éstos en los gruesos sillares 404 II | imposible, resolvámonos a encomendar nuestra suerte en sus manos. 405 I | en la dirección en que se encontraban Lope y Alonso, los primeros 406 II | mirarse, y se hubieron de encontrar con una cara de asombro, 407 I | y para combatir con los enemigos de la religión había apelado 408 II | en sus corceles ricamente enjaezados, reyes de armas con lujosas 409 II | perdiéndose entre las sombras del enmarañado laberinto de calles oscuras, 410 III| púrpura de la vergüenza enrojeció su frente y brilló en sus 411 I | los chistes de un bufón, o ensayando en los clarines el aire 412 I | un romance de guerra que entonaba un juglar, acompañado de 413 | entonces 414 I | clarines el aire bélico para entrar en la pelea, propio de sus 415 II | con cara atónita, labios entreabiertos y ojos espantados, miraba 416 I | de sus dagas, cuando se entreabrió respetuosamente el grupo 417 I | cuyos botones de oro se entretenía en arrancar uno a uno mientras 418 III| sus brillantes armaduras y envueltos en una nube de polvo los 419 I | enamoradas e ingeniosas, epigramas embozados y agudos.~Los 420 I | Una mirada en aquel lance equivalía a un bofetón, a un guante 421 II | manos, el cabello se les erizó y por sus cuerpos, que estremecía 422 I | intricado laberinto de pilastras esbeltas y ojivas caladas y ligeras 423 II | cuando en lo alto de la escalinata que conducía a la plataforma 424 II | terror, que las espadas se escaparon de sus manos, el cabello 425 II | retablo sisa a los devotos y escasea el aceite, por la cual la 426 I | con mil colores diversos, escenas de amor, de caza y de guerra, 427 I | imperceptible sonrisa los conceptos escogidos o llenos de intención que 428 II | desapareció del balcón, se escuchó el ruido de las puertas, 429 II | todas partes se veían cruzar escuderos caracoleando en sus corceles 430 I | de ambos galanes, reían y esforzaban las delicadas burlas; y 431 I | como el encaje; por los espaciosos salones vestidos de tapices, 432 II | labios entreabiertos y ojos espantados, miraba desfilar con asombro 433 II | rotos sillares, formando una especie de pabellón de verdura.~ 434 II | palacio.~Animados con esta esperanza, llegaron, en fin, al pie 435 II | buscando a alguien que debía esperarlo, descendió lentamente hacia 436 II | volvió a rodearlos una sombra espesísima e impenetrable, sino que 437 II | ocasión de un fausto y un esplendor fabulosos.~Luego, poco a 438 II | mirando al farolillo, que espontáneamente había vuelto a encenderse 439 II | de palacio, corrieron a estacionarse en la cuesta del alcázar, 440 II | brazos de Alonso, que le estrechó entre los suyos con una 441 II | pasadizos sombríos, callejones estrechos y tenebrosos, hasta que, 442 II | oscura; no brillaba una sola estrella en el cielo, ni en toda 443 II | erizó y por sus cuerpos, que estremecía un temblor involuntario, 444 I | rodeaban.~Alonso y Lope, el uno estrujando en silencio entre sus manos 445 II | jurado cien veces una amistad eterna.~Y esto diciendo, se arrojó 446 I | buscando dónde refugiarse y evitar las miradas de la gente, 447 II | ambos dejaron escapar una exclamación de júbilo y, apresurando 448 I | fiebre.~Los murmullos y las exclamaciones iban subiendo de punto; 449 I | involuntarias señales de existencia en sus acciones y discursos.~ 450 III| parecía advertir, con diversa expresión de la costumbre. Diríase 451 I | deslumbrador y magnífico.~Por las extensas galerías que se prolongaban 452 II | derramando una claridad trémula y extraña sobre el amarillo cráneo 453 II | En verdad que esto es extraño - murmuró Lope, mirando 454 I | destempladas, juramentos y sonidos extraños y discordes, flotaban a 455 I | cual lo tenía asido por un extremo. Al verlos inmóviles, desafiándose 456 II | se divisaba en uno de sus extremos parecía ser la del farolillo 457 II | un fausto y un esplendor fabulosos.~Luego, poco a poco fue 458 I | Inés había dejado sobre su falda uno de los perfumados guantes, 459 I | castellano.~El tiempo que faltaba para emprender el camino 460 II | en la oscuridad como esos fantasmas de la noche que, después 461 II | formaba un cerco de claridad fantástica y dudosa.~Habían llegado 462 I | vez, un cuadro, si no tan fantástico y caprichoso, más deslumbrador 463 II | encargada de cuidar del farol del retablo sisa a los devotos 464 II | en aquella ocasión de un fausto y un esplendor fabulosos.~ 465 I | lisonjera, un ligerísimo favor o una promesa remota, cada 466 II | y el que no merezca sus favores, mañana saldrá con el rey 467 II | del cual colgaban algunos festones de yedra que habían crecido 468 I | acometidos de una repentina fiebre.~Los murmullos y las exclamaciones 469 I | reales discurría en medio de fiestas públicas,lujosos convites 470 III| aquel día, como siempre, se fijaban todos los ojos; pero, según 471 III| mirar aparecer entre las filas de los combatientes, que 472 I | caperuza, puñales con pomo de filigrana y estoques de corte, bruñidos, 473 I | acento, aunque templado, firme:~- Tomad, señora,y cuidad 474 II | de los altos machones que flaquean los muros, vieron, no sin 475 I | Zocodover, en los juegos florales de la corte, siempre que 476 I | de guerra a todo lo más florido de la nobleza de sus reinos. 477 I | sonidos extraños y discordes, flotaban a intervalos, como un soplo 478 II | rehundido en el muro, en el fondo del cual se veía la imagen 479 II | torno a la cual la niebla formaba un cerco de claridad fantástica 480 I | que asistían de continuo a formar el séquito de presuntos 481 I | inesperadas vueltas de la fortuna, personificada en los dadosdel 482 II | combate, porque es una lucha fraticida, porque un combate entre 483 II | involuntario, y por sus frentes, pálidas y descompuestas, 484 II | comenzó a correr un sudor frío como el de la muerte.~La 485 I | emprender el camino de la frontera y concluir de ordenar las 486 III| estrado lanzando chispas de fuego de sus brillantes armaduras 487 II | despedida con su misterioso galán.~El primer movimiento de 488 I | cortesano combate de ingenio y galanura comenzaba a hacerse de cada 489 I | magnífico.~Por las extensas galerías que se prolongaban a lo 490 I | para rivalizar entre sí en gallardía o donaire, se habían aprovechado 491 I | versados en la ciencia del gay saber, a la que se volvían 492 II | semejante a esos largos gemidos del vendaval, que parece 493 I | después de hacer un saludo general a los galanes que tanto 494 I | amor por ella, amor que germinó algún tiempo retraído y 495 II | solo paso o intentar un golpe, la luz se apagó de repente 496 I | rumor de martillos que golpeaban los yunques, chirridos de 497 II | llegaron, en fin, al pie de la gótica torre del templo; mas al 498 I | desfilar con una sonrisa de gozo, sentados en los altos sitiales 499 II | los muros, vieron, no sin grande asombro, abrirse el balcón 500 II | paños, llevando en sus manos grandes hachas encendidas, a cuyo