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Gustavo Adolfo Bécquer
El Cristo de la calavera

IntraText - Concordancias

(Hapax Legomena)
grues-valor | vamos-yunqu

     Capítulo
501 I | peones, venía a reunirse al grueso del ejército castellano.~ 502 I | enclavados éstos en los gruesos sillares de los muros; por 503 I | entreabrió respetuosamente el grupo que formaban los espectadores 504 I | falda uno de los perfumados guantes, cuyos botones de oro se 505 II | volviendo a ponerse en guardia y previniendo con una voz 506 II | lejano de vela de algún guerrero, el rumor de los pasos de 507 II | oscuridad más profuda. Como guiados de un mismo pensamiento, 508 I | juglar, acompañado de la guzla; los de más allá comprando 509 II | quedan ni aun los restos, habitaba doña Inés de Tordesillas.~ 510 | hacer 511 II | llevando en sus manos grandes hachas encendidas, a cuyo rojizo 512 I | ligera onda de perfume que halgaba su vanidad,ora partían como 513 II | cualquier parte donde se puedan hallar cuatro palmos de terreno 514 I | sus miembros como si se hallasen acometidos de una repentina 515 I | en Toledo; juntos habían hecho sus primeras armas, y en 516 | hemos 517 II | pero, deteniéndose como heridos de una idea súbita, volvieron 518 II | deudos de doña Inés, sus hermanos entre ellos, marchaban al 519 I | direciones una nube de damas hermosas con ricas vestiduras chapadas 520 I | demostraban que la cólera hervía comprimida en el seno de 521 I | mismo afán, trocando los hierros por las plumas y las mallas 522 II | sino que la mismo tiempo hirió sus oídos el eco profundo 523 I | señores, o refiriendo antiguas historias de caballerías o aventuras 524 I | patios, alrededor de inmensas hogueras y diseminados sin orden 525 I | de San Martín, no pasaba hora sin que se oyese el ronco 526 I | podría calificarse de un horrible desacato.~No obstante, Lope 527 II | ninguno de los combatientes hubiese podido dar un solo paso 528 I | con afán, como vasallos humildes en torno de su señora, los 529 I | I~El rey de Castilla marchaba 530 I | como una saeta aguda que iba a buscar, para clavarse 531 II | deteniéndose como heridos de una idea súbita, volvieron los ojos 532 II | sé que amas a doña Inés; ignoro si tanto como yo, pero la 533 I | se habían inclinado con igual presteza a recogerle, y 534 I | corazón. Estos dos caballeros, iguales en cuna, valor y nobles 535 II | II~Al llegar la medianoche, 536 III| III~Al dia siguiente, la reina, 537 II | colgado de una cuerda, que lo iluminaba débilmente, vacilando al 538 I | torno de su señora, los más ilustres vástagos de la nobleza toledana, 539 II | defensa. Su contrario le imitó; pero esta vez no tan solo 540 I | Lope y Alonso permanecían impasibles, mudos, midiéndose con los 541 I | ademán de inclinarse, una impecable sonrisa de vanidad satisfecha 542 I | su dama; y aquella noche, impelidos, sin duda, por un mismo 543 II | una sombra espesísima e impenetrable, sino que la mismo tiempo 544 I | palabras aprobaba con una imperceptible sonrisa los conceptos escogidos 545 II | dichas estas palabras, el impetuoso joven tornó a colocarse 546 I | ligeros relámpagos de los ojos imposibles de ocultar, demostraban 547 II | débilmente, vacilando al impulso del aire, formaban todo 548 I | acertaremos a decir si a impulsos de la emoción o por salir 549 I | salones, cuando un nuevo incidente vino a romper la valla del 550 I | sus pies; ambos se habían inclinado con igual presteza a recogerle, 551 II | doña Inés, sin duda, que, inclinándose sobre el calado antepecho, 552 I | su brillante comitiva se inclinaron presurosos a recogerlo, 553 I | todos hicieron el ademán de inclinarse, una impecable sonrisa de 554 I | atención por su belleza incomparable una mujer, aclamada reina 555 I | presteza a recogerle, y al incorporarse, cada cual lo tenía asido 556 II | una fuerza y una efusión indecibles.~Pasados algunos minutos, 557 II | animación y un movimiento indescriptibles. Por todas partes se veían 558 I | estaba serena; ni había indignación en su rostro ni cólera en 559 I | gritos o blasfemias las inesperadas vueltas de la fortuna, personificada 560 I | voces descompuestas, risas inextinguibles, gritos desaforados, notas 561 II | ser el dichoso, cuál el infeliz. Su decisión será respetada 562 I | recientemente acaecidos, formaban un infernal y atronador conjunto, imposible 563 I | el cortesano combate de ingenio y galanura comenzaba a hacerse 564 I | lucha de frases enamoradas e ingeniosas, epigramas embozados y agudos.~ 565 II | dos horas, en las calles inmediatas a estos puntos reinó un 566 I | anchurosos patios, alrededor de inmensas hogueras y diseminados sin 567 II | como él, como él pálido e inmóvil - . Dios no quiere permitir 568 I | por un extremo. Al verlos inmóviles, desafiándose en silencio 569 III| descubrimiento no dejaba de inquietarla algo, sobre todo teniendo 570 I | rivales.~La situación era insostenible. La dama lo comprendió así, 571 I | convulsiva, parecían ya buscar instintivamente con la otra el puño de oro 572 II | tablas que lo defendía de la intemperie, y el pequeño farolillo 573 I | clavaron una mirada tenaz e intensa.~Una mirada en aquel lance 574 II | podido dar un solo paso o intentar un golpe, la luz se apagó 575 II | diálogo, los dos jóvenes se internaron por una de las estrechas 576 I | a lo lejos, formando un intricado laberinto de pilastras esbeltas 577 I | comenzaba a descubrirse y a dar involuntarias señales de existencia en 578 II | con el rey de Toledo, e irá a buscar el consuelo del 579 II | contestó el otro.~- ¿Y adónde iremos?~- A cualquier parte donde 580 | jamás 581 I | pendón señorial y seguido de jinetes y peones, venía a reunirse 582 II | estas palabras, el impetuoso joven tornó a colocarse en actitud 583 I | aprisionando sus rizos, joyas de rubíes llameando sobre 584 II | escapar una exclamación de júbilo y, apresurando el paso en 585 I | torneos de Zocodover, en los juegos florales de la corte, siempre 586 I | de guerra que entonaba un juglar, acompañado de la guzla; 587 II | cielo ante el cual nos hemos jurado cien veces una amistad eterna.~ 588 I | desaforados, notas destempladas, juramentos y sonidos extraños y discordes, 589 I | talabartes de terciopelo, justillos de brocado y calzas de seda, 590 I | ligeros.~Pero entre esta juventud brillante y deslumbradora, 591 I | una mirada benévola que juzgaba haber sorprendido en sus 592 II | tender la vista por todos los lados, como buscando a alguien 593 III| y brilló en sus ojos una lágrima de despecho.~ 594 I | chispeante luz un sinnúmero de lámparas y de candelabros de bronce, 595 I | intensa.~Una mirada en aquel lance equivalía a un bofetón, 596 III| pasaban por debajo del estrado lanzando chispas de fuego de sus 597 II | el seno de las sombras.~Largo rato anduvieron dando vueltas 598 II | misteriosa, semejante a esos largos gemidos del vendaval, que 599 II | la noche más que el grito lejano de vela de algún guerrero, 600 I | de brisa armoniosa, los lejanos acordes de la música del 601 II | debía esperarlo, descendió lentamente hacia la cuesta del alcázar, 602 II | encenderse y se mecía con lentitud en el aire, derramando una 603 I | dama lo comprendió así, y levantándose del sitial se disponía a 604 I | el guante que acababan de levantar del suelo, la dama dejó 605 II | puntas de sus espadas y levantaron los ojos hacia el farolillo, 606 II | busca: que ella decida con libre albedrío cuál ha de ser 607 I | esbeltas y ojivas caladas y ligeras como el encaje; por los 608 I | una palabra lisonjera, un ligerísimo favor o una promesa remota, 609 I | los yunques, chirridos de limas que mordían el acero, piafar 610 I | el otro, con una palabra lisonjera, un ligerísimo favor o una 611 II | que precedían las lujosas literas y las andas cubiertas e 612 II | de aire que ha abatido la llama al pasar - exclamó Carrillo, 613 I | rodeaban el estrado real, llamaba la atención por su belleza 614 I | pretendientes de una misma dama, llamábanse Alonso de Carrillo, el uno, 615 I | sus rizos, joyas de rubíes llameando sobre su seno, plumas sujetas 616 II | punto un ruido particular llamó su atención, y deteniéndose 617 II | Animados con esta esperanza, llegaron, en fin, al pie de la gótica 618 II | resonó en toda la plaza y llegó hasta el palacio.~Al oírla, 619 II | armas con lujosas casullas llenas de escudos y blasones, timbaleros 620 I | los conceptos escogidos o llenos de intención que ora salían 621 II | cubiertas e ricos paños, llevando en sus manos grandes hachas 622 II | movimiento de los dos jóvenes fue llevar las manos al puño de sus 623 I | de Santiago, o riendo con locas carcajadas de los chistes 624 II | la luz, próxima la morir, luce y se oscurece a intervalos 625 I | públicas,lujosos convites y lucidos torneos, hasta que, llegada, 626 II | un esplendor fabulosos.~Luego, poco a poco fue cesando 627 III| colocada en un estrado lujosísimo, veía desfilar las huestes 628 I | medio de fiestas públicas,lujosos convites y lucidos torneos, 629 II | entre la sombra de los altos machones que flaquean los muros, 630 I | caprichoso, más deslumbrador y magnífico.~Por las extensas galerías 631 I | hierros por las plumas y las mallas por los brocados y la seda, 632 I | devolvéroslo, os lo devuelvan manchado en sangre.~Cuando el rey 633 I | tafilete, capotillos de mangas perdidas y caperuza, puñales 634 I | sujetas en vaporoso cerco a un mango de marfil, colgadas del 635 II | ojeada, echaron a tierra sus mantos, y apercibiéndose mutuamente 636 I | sobre los cuales vertían un mar de chispeante luz un sinnúmero 637 I | I~El rey de Castilla marchaba a la guerra de moros, y 638 I | resonaban noche y día con el marcial rumor de los atabales y 639 I | vaporoso cerco a un mango de marfil, colgadas del puño, y rostrillos 640 I | cantares de guerra, rumor de martillos que golpeaban los yunques, 641 I | del antiguo puente de San Martín, no pasaba hora sin que 642 I | que cada vez acudía en mayor número. La catástrofe era 643 | me 644 II | vuelto a encenderse y se mecía con lentitud en el aire, 645 II | II~Al llegar la medianoche, los reyes se retiraron 646 I | huestes reales discurría en medio de fiestas públicas,lujosos 647 II | Toledo.~Qué dijo aquella voz medrosa y sobrehumana, nunca pudo 648 I | encajes que acariciaban sus mejillas, o alegres turbas de galanes 649 I | embozados y agudos.~Los astros menores de esta brillante constelación, 650 I | soldados, ballesteros y gente menuda, que éstos aderezando sus 651 II | respetada por ambos, y el que no merezca sus favores, mañana saldrá 652 I | permanecían impasibles, mudos, midiéndose con los ojos, de la cabeza 653 I | nervioso que agitaba sus miembros como si se hallasen acometidos 654 I | habían representado con mil colores diversos, escenas 655 I | caballerías o aventuras de amor, o milagros recientemente acaecidos, 656 II | indecibles.~Pasados algunos minutos, durante los cuales ambos 657 II | entreabiertos y ojos espantados, miraba desfilar con asombro a todo 658 I | deslumbradora, que los ancianos miraban desfilar con una sonrisa 659 II | cuesta del alcázar, los Miradores y el Zocodover.~Durante 660 II | extraño - murmuró Lope, mirando al farolillo, que espontáneamente 661 II | súbita, volvieron los ojos a mirarse, y se hubieron de encontrar 662 II | eco profundo de una voz misteriosa, semejante a esos largos 663 II | frases de despedida con su misterioso galán.~El primer movimiento 664 II | el farolillo, cuya luz, momentos antes apagada, volvió a 665 I | sentir en contacto de la del monarca y volviéndose a doña Inés 666 I | chirridos de limas que mordían el acero, piafar de corceles, 667 I | por la alfombra, y el otro mordiéndose los labios hasta hacerse 668 II | una luz, una luz pequeña y moribunda, en torno a la cual la niebla 669 II | cual la luz, próxima la morir, luce y se oscurece a intervalos 670 I | los clarines, y ya en la morisca puerta de Visagra, ya en 671 I | galanes que tanto empeño mostraban en servirla, sin mirar apenas 672 I | los caballeros, que, como movidas por un resorte, se abrieron 673 | mucho 674 I | permanecían impasibles, mudos, midiéndose con los ojos, 675 II | se dieron toda clase de muestras de amistad y cariño, Alonso 676 I | belleza incomparable una mujer, aclamada reina de la hermosura 677 I | involuntario, que ahogó el murmullo de los asombrados espectadores, 678 I | una repentina fiebre.~Los murmullos y las exclamaciones iban 679 II | quitándose los birretes y murmurando en voz baja una corta oración, 680 II | verdad que esto es extraño - murmuró Lope, mirando al farolillo, 681 II | Un arco rehundido en el muro, en el fondo del cual se 682 I | los lejanos acordes de la música del sarao.~Éste, que tenía 683 II | mantos, y apercibiéndose mutuamente para el combate y dándose 684 I | de Sandoval.~Ambos habían nacido en Toledo; juntos habían 685 I | que por un ligero temblor nervioso que agitaba sus miembros 686 | ninguno 687 I | iguales en cuna, valor y nobles prendas, servidores de un 688 I | premio de su galantería.~Al notar la precipitación con que 689 I | inextinguibles, gritos desaforados, notas destempladas, juramentos 690 | nuestra 691 I | cada vez acudía en mayor número. La catástrofe era ya segura; 692 | nunca 693 I | delicadas burlas; y la hermosa objeto de aquel torneo de palabras 694 I | palabras.~Sobre aquel revuelto océano de cantares de guerra, rumor 695 I | de los ojos imposibles de ocultar, demostraban que la cólera 696 II | deteniéndose en uno de los ángulos, ocultos entre la sombra de los altos 697 II | un combate entre nosotros ofende al cielo ante el cual nos 698 II | la mismo tiempo hirió sus oídos el eco profundo de una voz 699 II | reconocieron el terreno con una ojeada, echaron a tierra sus mantos, 700 II | a buscar el consuelo del olvido en la agitación de la guerra.~- 701 I | adoradores como una ligera onda de perfume que halgaba su 702 II | murmurando en voz baja una corta oración, reconocieron el terreno 703 I | hogueras y diseminados sin orden ni concierto, se veía una 704 I | la frontera y concluir de ordenar las huestes reales discurría 705 I | asomó a los labios de la orgullosa doña Inés, que después de 706 | os 707 I | volvían los ojos se veían oscilar y agitarse en distintas 708 II | alrededor. La noche estaba oscura; no brillaba una sola estrella 709 II | enmarañado laberinto de calles oscuras, estrechas y torcidas, y 710 II | próxima la morir, luce y se oscurece a intervalos en señal de 711 II | habían crecido entre los oscuros y rotos sillares, formando 712 I | no pasaba hora sin que se oyese el ronco grito de los centinelas 713 II | formando una especie de pabellón de verdura.~Los caballeros, 714 II | involuntario, y por sus frentes, pálidas y descompuestas, comenzó 715 II | asombrado como él, como él pálido e inmóvil - . Dios no quiere 716 II | se puedan hallar cuatro palmos de terreno donde revolverse 717 I | de candelabros de bronce, palta y oro, colgadas aquéllas 718 II | andas cubiertas e ricos paños, llevando en sus manos grandes 719 II | gemidos del vendaval, que parece que se queja y articula 720 II | adónde iremos?~- A cualquier parte donde se puedan hallar cuatro 721 I | que halgaba su vanidad,ora partían como una saeta aguda que 722 II | llegar a aquel punto un ruido particular llamó su atención, y deteniéndose 723 I | ellos había dos que más particularmente se distinguían por su asiduidad 724 II | pues al amanecer debían partir las huestes reales, y Alonso 725 III| de los combatientes, que pasaban por debajo del estrado lanzando 726 II | al azar plazas desiertas, pasadizos sombríos, callejones estrechos 727 II | una efusión indecibles.~Pasados algunos minutos, durante 728 II | que ha abatido la llama al pasar - exclamó Carrillo, volviendo 729 II | detuvo un momento y volvió a pasear la mirada a su alrededor. 730 I | singular. En los anchurosos patios, alrededor de inmensas hogueras 731 I | caballero que, precedido de su pendón señorial y seguido de jinetes 732 III| en una nube de polvo los pendones reunidos de las casas de 733 II | horas de la mañana pudiesen penetrar en su palacio.~Animados 734 II | Como guiados de un mismo pensamiento, y al verse rodeados de 735 I | señorial y seguido de jinetes y peones, venía a reunirse al grueso 736 II | lo lejos una luz, una luz pequeña y moribunda, en torno a 737 II | defendía de la intemperie, y el pequeño farolillo colgado de una 738 III| noche anterior había creído percibir a lo lejos y en uno de los 739 II | dirección en que comenzó a percibirse un ligero ruido como de 740 I | tafilete, capotillos de mangas perdidas y caperuza, puñales con 741 II | para recuperar el terreno perdido, tendió el brazo y los aceros 742 II | dispersarse en todas direcciones, perdiéndose entre las sombras del enmarañado 743 I | sobre su falda uno de los perfumados guantes, cuyos botones de 744 I | como una ligera onda de perfume que halgaba su vanidad,ora 745 I | chapadas en oro, redes de perlas aprisionando sus rizos, 746 I | obstante, Lope y Alonso permanecían impasibles, mudos, midiéndose 747 II | tornó a apagar por sí misma, permaneciendo así mientras no se separaron 748 II | inmóvil - . Dios no quiere permitir este combate, porque es 749 II | desempeñaba cerca de la persona del rey, había tenido que 750 I | inesperadas vueltas de la fortuna, personificada en los dadosdel cubilete; 751 I | esta celebrada hermosura, a pesar de su carácter altivo y 752 I | limas que mordían el acero, piafar de corceles, voces descompuestas, 753 I | un intricado laberinto de pilastras esbeltas y ojivas caladas 754 I | atronador conjunto, imposible de pintar con palabras.~Sobre aquel 755 II | escalinata que conducía a la plataforma del palacio apareció un 756 II | Prosiguieron, pues,cruzando al azar plazas desiertas, pasadizos sombríos, 757 II | sarao, y los curiosos de la plebe, que aguardaban con impaciencia 758 I | resbaló por entre los anchos pliegues de seda y cayó en la alfombra. 759 I | birrete de tercipelo, cuya pluma arrastraba por la alfombra, 760 II | a cuyo rojizo resplandor podía verse a la multitud que, 761 II | los combatientes hubiese podido dar un solo paso o intentar 762 I | y en presencia del rey, podría calificarse de un horrible 763 I | predilectos de la hermosa, podrían calificarse de los más adelantados 764 III| envueltos en una nube de polvo los pendones reunidos de 765 I | y caperuza, puñales con pomo de filigrana y estoques 766 I | ejército, se dispuso un postrer sarao, con el que debieran 767 II | servidores de a pie que precedían las lujosas literas y las 768 I | de algún caballero que, precedido de su pendón señorial y 769 I | galantería.~Al notar la precipitación con que todos hicieron el 770 I | que, al parecer, si no los predilectos de la hermosa, podrían calificarse 771 I | esperaba en silencio ser el preferido. Sin embargo, entre todos 772 I | movimiento de cabeza en premio de su galantería.~Al notar 773 I | en cuna, valor y nobles prendas, servidores de un mismo 774 II | voz a Lope, que parecía preocupado.~Lope dio un paso adelante 775 I | que en el alcázar, y en presencia del rey, podría calificarse 776 I | siempre que se les había presentado coyuntura para rivalizar 777 I | próxima a desmayarse, exclamó, presentándolo, con acento, aunque templado, 778 I | espectadores, los cuales presentían una escena borrascosa que 779 I | habían inclinado con igual presteza a recogerle, y al incorporarse, 780 II | algunas frases en voz baja.~- Presumí que me aguardabas - dijo 781 II | el uno.~- Esperaba que lo presumirías - contestó el otro.~- ¿Y 782 I | continuo a formar el séquito de presuntos galanes de doña Inés de 783 I | brillante comitiva se inclinaron presurosos a recogerlo, disputándose 784 I | servidores de un mismo rey y pretendientes de una misma dama, llamábanse 785 I | desmayaban jamás en sus pretensiones; y éste animado con una 786 II | volviendo a ponerse en guardia y previniendo con una voz a Lope, que 787 II | su misterioso galán.~El primer movimiento de los dos jóvenes 788 I | encontraban Lope y Alonso, los primeros que parecían haber llegado 789 III| su lado a las damas más principales de Toledo. Entre ellas estaba 790 II | el último o el ruido que producían las albadas de algunas puertas 791 II | sumida en la oscuridad más profuda. Como guiados de un mismo 792 II | oscuridad de la noche era tan profunda, que el duelo parecía imposible. 793 I | extensas galerías que se prolongaban a lo lejos, formando un 794 I | aturdida o complaciéndose en prolongarla, daba vueltasde un lado 795 I | un ligerísimo favor o una promesa remota, cada cual esperaba 796 I | pero breves, secas, y al pronunciarlas, si bien las acompañaba 797 II | Toledo, buscando un lugar a propósito para terminar sus diferencias; 798 II | asombro, tan cómica, que ambos prorrumpieron en una ruidosa carcajada, 799 II | reales, y Alonso con ellas.~Prosiguieron, pues,cruzando al azar plazas 800 I | discurría en medio de fiestas públicas,lujosos convites y lucidos 801 II | primeras horas de la mañana pudiesen penetrar en su palacio.~ 802 II | medrosa y sobrehumana, nunca pudo saberse; pero al oírla ambos 803 II | cabalgata; la gente del pueblo, a su vez, comenzó a dispersarse 804 II | cualquier parte donde se puedan hallar cuatro palmos de 805 I | la embocadura del antiguo puente de San Martín, no pasaba 806 I | clarines, y ya en la morisca puerta de Visagra, ya en la de 807 I | mangas perdidas y caperuza, puñales con pomo de filigrana y 808 II | atrás, bajaron la suelo las puntas de sus espadas y levantaron 809 II | calles inmediatas a estos puntos reinó un bullicio, una animación 810 III| juntos, todo lo adivinó, y la púrpura de la vergüenza enrojeció 811 | Qué 812 II | un palacio del que ya no quedan ni aun los restos, habitaba 813 II | violencia, y todo volvió a quedar en silencio.~ 814 II | apagó de repente y la calle quedó sumida en la oscuridad más 815 II | vendaval, que parece que se queja y articula palabras al correr 816 | quien 817 II | pálido e inmóvil - . Dios no quiere permitir este combate, porque 818 II | guerra.~- Pues que tú lo quieres, sea - contestó Lope.~Y 819 II | respetuosamente a la imagen de Cristo quitándose los birretes y murmurando 820 II | la pelea.~- Será alguna ráfaga de aire que ha abatido la 821 II | seno de las sombras.~Largo rato anduvieron dando vueltas 822 II | Tordesillas.~Estaba a punto de rayar el alba, y como algunos 823 II | batirse, y batirse antes que rayase el alba, pues al amanecer 824 II | terreno donde revolverse y un rayo de claridad que nos alumbre.~ 825 II | Alonso Carrillo, que, en razón al puesto de honor que desempeñaba 826 I | aventuras de amor, o milagros recientemente acaecidos, formaban un infernal 827 I | al sitial donde ella se reclinó un instante después de haber 828 I | desdeñosa, tendió la mano para recoger el guante en la dirección 829 I | inclinado con igual presteza a recogerle, y al incorporarse, cada 830 I | inclinaron presurosos a recogerlo, disputándose el honor de 831 II | baja una corta oración, reconocieron el terreno con una ojeada, 832 II | dio un paso adelante para recuperar el terreno perdido, tendió 833 II | cual se veía la imagen del Redentor enclavado en la cruz y con 834 I | vestiduras chapadas en oro, redes de perlas aprisionando sus 835 II | la escena que acabamos de referir, exclamó, dirigiéndose a 836 I | propio de sus señores, o refiriendo antiguas historias de caballerías 837 I | otros repitiendo en coro el refrán de un romance de guerra 838 I | otro, como buscando dónde refugiarse y evitar las miradas de 839 I | que debieran terminar los regocijos.~La noche del sarao, el 840 II | retablo en que ardía.~Un arco rehundido en el muro, en el fondo 841 I | torno de ambos galanes, reían y esforzaban las delicadas 842 II | inmediatas a estos puntos reinó un bullicio, una animación 843 I | florido de la nobleza de sus reinos. Las silenciosas calles 844 I | una sonrisa, los ligeros relámpagos de los ojos imposibles de 845 I | combatir con los enemigos de la religión había apelado en son de 846 I | ligerísimo favor o una promesa remota, cada cual esperaba en silencio 847 I | distinguían por su asiduidad y rendimiento, dos, que, al parecer, si 848 II | golpe, la luz se apagó de repente y la calle quedó sumida 849 I | hallasen acometidos de una repentina fiebre.~Los murmullos y 850 II | y al verse rodeados de repentinas tinieblas, los dos combatientes 851 I | dadosdel cubilete; los otros repitiendo en coro el refrán de un 852 II | carcajada, carcajada que, repitiéndose de eco en eco en el silencio 853 I | la seda y el oro habían representado con mil colores diversos, 854 I | ponerse de pie, el guante resbaló por entre los anchos pliegues 855 II | entre nosotros es imposible, resolvámonos a encomendar nuestra suerte 856 I | silenciosas calles de Toledo resonaban noche y día con el marcial 857 II | el silencio de la noche, resonó en toda la plaza y llegó 858 I | que, como movidas por un resorte, se abrieron si dificultad 859 II | infeliz. Su decisión será respetada por ambos, y el que no merezca 860 I | vino a romper la valla del respetuoso comedimiento en que se contenían 861 II | soldados cubiertos de armaduras resplandecientes, pajes con capotillos de 862 II | encendidas, a cuyo rojizo resplandor podía verse a la multitud 863 II | ya no quedan ni aun los restos, habitaba doña Inés de Tordesillas.~ 864 II | por tercera vez volvió a resucitar, y las tinieblas se disiparon.~- 865 II | de algún curioso que se retiraba el último o el ruido que 866 II | medianoche, los reyes se retiraron a su cámara. Terminó el 867 III| miradas que a ella se volvían retozaba una sonrisa burlona.~Este 868 I | que germinó algún tiempo retraído y silencioso, pero que al 869 I | de la nobleza toledana, reunida en el sarao de aquella noche.~ 870 II | dos caballeros se hubieron reunido cambiaron algunas frases 871 III| nube de polvo los pendones reunidos de las casas de Carrillo 872 I | jinetes y peones, venía a reunirse al grueso del ejército castellano.~ 873 II | rodeaban la plaza, vino a reunírsele, Lope de Sandoval. Cuando 874 I | tempestad de sus almas se revelase más que por un ligero temblor 875 II | palmos de terreno donde revolverse y un rayo de claridad que 876 I | con palabras.~Sobre aquel revuelto océano de cantares de guerra, 877 II | caracoleando en sus corceles ricamente enjaezados, reyes de armas 878 I | nube de damas hermosas con ricas vestiduras chapadas en oro, 879 II | y las andas cubiertas e ricos paños, llevando en sus manos 880 I | sepulcro de Santiago, o riendo con locas carcajadas de 881 I | corceles, voces descompuestas, risas inextinguibles, gritos desaforados, 882 I | presentado coyuntura para rivalizar entre sí en gallardía o 883 I | perlas aprisionando sus rizos, joyas de rubíes llameando 884 II | de la nobleza castellana, rodeada en aquella ocasión de un 885 II | pensamiento, y al verse rodeados de repentinas tinieblas, 886 II | vez no tan solo volvió a rodearlos una sombra espesísima e 887 II | hachas encendidas, a cuyo rojizo resplandor podía verse a 888 I | en coro el refrán de un romance de guerra que entonaba un 889 I | más allá comprando a un romero conchas, cruces y cintas 890 I | un nuevo incidente vino a romper la valla del respetuoso 891 I | hora sin que se oyese el ronco grito de los centinelas 892 I | marfil, colgadas del puño, y rostrillos de blancos encajes que acariciaban 893 II | crecido entre los oscuros y rotos sillares, formando una especie 894 I | aprisionando sus rizos, joyas de rubíes llameando sobre su seno, 895 II | ambos prorrumpieron en una ruidosa carcajada, carcajada que, 896 III| todo teniendo en cuenta las ruidosas carcajadas que la noche 897 I | versados en la ciencia del gay saber, a la que se volvían con 898 II | sobrehumana, nunca pudo saberse; pero al oírla ambos jóvenes 899 I | vanidad,ora partían como una saeta aguda que iba a buscar, 900 II | merezca sus favores, mañana saldrá con el rey de Toledo, e 901 I | llenos de intención que ora salían de los labios de sus adoradores 902 I | antemano por su alteza para la salida del ejército, se dispuso 903 II | aquellas horas. El que, saliendo de entre las sombras de 904 I | impulsos de la emoción o por salir más airosa del paso, se 905 I | para el combate; aquéllos saludando con gritos o blasfemias 906 I | que después de hacer un saludo general a los galanes que 907 I | embocadura del antiguo puente de San Martín, no pasaba hora sin 908 I | tocadas en el sepulcro de Santiago, o riendo con locas carcajadas 909 I | impecable sonrisa de vanidad satisfecha asomó a los labios de la 910 II | a sua amigo:~- Lope, yo que amas a doña Inés; ignoro 911 | sea 912 I | en la forma, pero breves, secas, y al pronunciarlas, si 913 I | de su pendón señorial y seguido de jinetes y peones, venía 914 | según 915 I | salones que formaban el segundo cuerpo del alcázar, ofrecía, 916 I | número. La catástrofe era ya segura; los dos jóvenes habían 917 I | constelación, formando un dorado semicírulo en torno de ambos galanes, 918 I | fin, la víspera del día señalado de antemano por su alteza 919 I | descubrirse y a dar involuntarias señales de existencia en sus acciones 920 I | la pelea, propio de sus señores, o refiriendo antiguas historias 921 I | precedido de su pendón señorial y seguido de jinetes y peones, 922 I | con una sonrisa de gozo, sentados en los altos sitiales de 923 I | abrieron si dificultad al sentir en contacto de la del monarca 924 II | permaneciendo así mientras no se separaron los estoques.~- En verdad 925 I | cruces y cintas tocadas en el sepulcro de Santiago, o riendo con 926 I | de continuo a formar el séquito de presuntos galanes de 927 I | el rey.~Su frente estaba serena; ni había indignación en 928 I | tanto empeño mostraban en servirla, sin mirar apenas y con 929 III| Carrillo y Sandoval; al ver la significativa sonrisa que la saludar a 930 III| III~Al dia siguiente, la reina, colocada en un 931 I | nobleza de sus reinos. Las silenciosas calles de Toledo resonaban 932 I | algún tiempo retraído y silencioso, pero que al cabo comenzaba 933 I | reyes ofrecía un aspecto singular. En los anchurosos patios, 934 I | mar de chispeante luz un sinnúmero de lámparas y de candelabros 935 | sino 936 II | cuidar del farol del retablo sisa a los devotos y escasea 937 I | gozo, sentados en los altos sitiales de alerce que rodeaban el 938 I | parecían haber llegado al sitio en que cayera.~En efecto, 939 I | seno de ambos rivales.~La situación era insostenible. La dama 940 II | dijo aquella voz medrosa y sobrehumana, nunca pudo saberse; pero 941 II | plazas desiertas, pasadizos sombríos, callejones estrechos y 942 I | religión había apelado en son de guerra a todo lo más 943 I | destempladas, juramentos y sonidos extraños y discordes, flotaban 944 I | flotaban a intervalos, como un soplo de brisa armoniosa, los 945 I | algunas palabras en voz sorda, y mientras que con la una 946 I | benévola que juzgaba haber sorprendido en sus ojos; el otro, con 947 II | exclamó, dirigiéndose a sua amigo:~- Lope, yo sé que 948 I | y las exclamaciones iban subiendo de punto; la gente comenzaba 949 II | como heridos de una idea súbita, volvieron los ojos a mirarse, 950 II | descompuestas, comenzó a correr un sudor frío como el de la muerte.~ 951 II | resolvámonos a encomendar nuestra suerte en sus manos. Vamos en su 952 I | mientras que con la una mano sujetaban el guante con una fuerza 953 I | llameando sobre su seno, plumas sujetas en vaporoso cerco a un mango 954 II | repente y la calle quedó sumida en la oscuridad más profuda. 955 II | en que hicieron ademán de suspender la pelea.~- Será alguna 956 I | las miradas, por la que suspiraban en secreto todos los corazones; 957 | suyos 958 II | pie; un tosco cobertizo de tablas que lo defendía de la intemperie, 959 I | calzas de seda, borceguíes de tafilete, capotillos de mangas perdidas 960 I | alegres turbas de galanes con talabartes de terciopelo, justillos 961 | tanta 962 I | espaciosos salones vestidos de tapices, donde la seda y el oro 963 II | paso en su dirección, no tardaron mucho en encontrarse junto 964 I | cabeza a los pies, sin que la tempestad de sus almas se revelase 965 I | presentándolo, con acento, aunque templado, firme:~- Tomad, señora, 966 II | pie de la gótica torre del templo; mas al llegar a aquel punto 967 I | se clavaron una mirada tenaz e intensa.~Una mirada en 968 II | caballero, el cual, después de tender la vista por todos los lados, 969 II | las torcidas, estrechas y tenebrosas calles de Toledo.~Qué dijo 970 II | callejones estrechos y tenebrosos, hasta que, por último,vieron 971 II | la persona del rey, había tenido que acompañarle en su cámara 972 I | sus manos el birrete de tercipelo, cuya pluma arrastraba por 973 II | claridad que nos alumbre.~Terminado este brevísimo diálogo, 974 II | poseídos de tan profundo terror, que las espadas se escaparon 975 II | antepecho, cambió algunas tiernas frases de despedida con 976 II | con una ojeada, echaron a tierra sus mantos, y apercibiéndose 977 II | llenas de escudos y blasones, timbaleros vestidos de colores vistosos, 978 I | conchas, cruces y cintas tocadas en el sepulcro de Santiago, 979 II | estoques. Pero apenas se habían tocado los aceros, y antes que 980 II | el brazo y los aceros se tocaron otra vez; mas, al tocarse, 981 II | tocaron otra vez; mas, al tocarse, la luz se tornó a apagar 982 I | ilustres vástagos de la nobleza toledana, reunida en el sarao de 983 I | aunque templado, firme:~- Tomad, señora,y cuidad de no dejarlo 984 I | hermosa objeto de aquel torneo de palabras aprobaba con 985 II | fin, al pie de la gótica torre del templo; mas al llegar 986 II | una calavera al pie; un tosco cobertizo de tablas que 987 II | anduvieron dando vueltas a través de las calles de Toledo, 988 II | derramando una claridad trémula y extraña sobre el amarillo 989 I | duda, por un mismo afán, trocando los hierros por las plumas 990 I | guerra, y adornados con trofeos de armas y escudos, sobre 991 I | asunto de las coplas de los trovadores más versados en la ciencia 992 | 993 II | estrechas y torcidas, y ya no turbaba el profundo silencio de 994 I | sus mejillas, o alegres turbas de galanes con talabartes 995 II | entre los apiñados grupos la última cabalgata; la gente del 996 II | lo iluminaba débilmente, vacilando al impulso del aire, formaban 997 I | empresa los caballeros más valientes, cuyos encantos eran asunto 998 I | incidente vino a romper la valla del respetuoso comedimiento 999 I | de Visagra, ya en la de Valmardón o en la embocadura del antiguo 1000 I | caballeros, iguales en cuna, valor y nobles prendas, servidores


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