Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
Gustavo Adolfo Bécquer
El rayo de luna

IntraText - Concordancias

(Hapax Legomena)
majes-vuelv

    Capítulo
501 V | y su andar acompasado y majestuoso como las cadencias de una 502 III| rompiendo por entre la maleza y las plantas parásitas, 503 III| entre aquellas intrincadas malezas. ¡Afán inútil!~Vagó algunas 504 VI | hierro de pies a cabeza; mandáis desplegar al aire vuestro 505 IV | apareció en el dintel con un manojo de llaves en la mano, restregándose 506 III| busca, separando con las manos las redes de piedra que 507 IV | como se halla enfermo, mantiene encendida su lámpara hasta 508 V | arrebujada con tal arte en su manto de anascote, que se me figuró 509 VI | pendón de rico hombre, y marchamos a la guerra. En la guerra 510 III| oscura por entre las corvas márgenes que lo encarcelan.~Manrique, 511 IV | de Valdecuellos, montero mayor de nuestro señor el rey, 512 III| ya deslizándose con las mayores precauciones sobre la hierba, 513 I | en afilar el hierro de su maza contra una piedra.~ - ¿Dónde 514 II | las ortigas brotaban en medio de los enarenados caminos, 515 V | son tan expresivos, tan melancólicos, tan... Sí..., no hay duda: 516 IV | albergarlos. Fija en su mente esta idea, penetró en la 517 VI | glorias..., felicidad..., mentiras todo, fantasmas vanos que 518 V | iba creciendo en su alma, merced a sus aún más absurdas imaginaciones, 519 II | un grito leve y ahogado, mezcla extraña de sorpresa, de 520 | 521 VI | temblor nervioso agita sus miembros, un temblor que va creciendo, 522 I | habitaban espíritus de fuego de mil colores, que corrían como 523 VI | inmóvil casi, y con una mirada vaga e inquieta como la 524 IV | escudero, el cual, después de mirarlo un buen espacio de tiempo 525 VI | la vista por su recinto y miró a través de las macizas 526 | misma 527 | mismo 528 V | amiga de la soledad y el misterio, como todas las almas soñadoras, 529 III| de las ramas, a la mujer misteriosa. Había desaparecido. ¿Por 530 I | lago vivían unas mujeres misteriosas, hadas, sílfides u ondinas, 531 V | rostros envuelven en un misterioso crepúsculo las sombras de 532 I | formas o escuchar sonidos misteriosos, formas de seres sobrenaturales, 533 II | luna blanca y serena en mitad de un cielo azul, luminoso 534 I | soledad, y la amaba de tal modo, que algunas veces hubiera 535 I | estará en el claustro del monasterio de la Peña; sentado al borde 536 I | cantaban y se reían en el monótono rumor del agua, rumor que 537 IV | Alonso de Valdecuellos, montero mayor de nuestro señor el 538 IV | herido en la guerra contra moros, se encuentra en esta ciudad 539 VI | última que ha compuesto Mosén Arnaldo, el trovador provenzal?~ - ¡ 540 III| cuales había desaparecido se movían, ya imaginando distinguir 541 | muchos 542 I | llamas, y se pasaba las horas muertas sentado en un escabel, junto 543 I | de la conversación de los muertos; o en el puente, mirando 544 I | esos puntos de luz sean mundos; si es verdad que en ese 545 II | y oscuras piedras de las murallas de Soria, hay un puente 546 VI | amor es un rayo de luna - murmuraba el joven.~ - ¿Por qué no 547 III| por una de las puertas del muro, que en aquel tiempo llegaba 548 II | anchos torreones de sus muros; aún se veían, como en parte 549 I | ondas del río, entre los musgos de la fuente y sobre los 550 V | como las cadencias de una música. Y esa mujer, que es hermosa 551 II | que la mano del hombre la mutilase, creyendo embellecerla.~ 552 I | verdad que en ese globo de nácar que rueda sobre las nubes 553 III| la claridad del cielo... ¡Nadie! ¡Ah!... Por aquí, por aquí 554 II | contempló un momento la negra silueta de la ciudad que 555 IV | rosa, se reflejaba en el negruzco y agrietado paredón de la 556 VI | inmóvil; un ligero temblor nervioso agita sus miembros, un temblor 557 V | dado agua bendita en San Nicolás a una vieja, arrebujada 558 I | I~Era noble; había nacido entre el estruendo 559 IV | ella, que vuelve de sus nocturnas excursiones, puede estarlo 560 | nos 561 III| otras pensando oírla: ya notando que las ramas por entre 562 I | del cielo, en seguir una nube con la vista o contemplar 563 | nuestra 564 | nuestras 565 IV | lanzarse a la puerta, todo fue obra de un instante.~ - ¿Quién 566 II | cruzado el sendero y se ocultaba entre el follaje, en el 567 V | de lo que yo gusto, que odia lo que yo odio, que es un 568 V | gusto, que odia lo que yo odio, que es un espíritu hermano 569 VI | creciendo, que va creciendo, y ofrece los síntomas de una verdadera 570 I | rumor del agua, rumor que oía en silencio, intentando 571 III| va - exclamó entonces - . Oigo sus pisadas sobre las hojas 572 III| creyendo verla, otras pensando oírla: ya notando que las ramas 573 I | correr una tras otra las olas del río por debajo de sus 574 I | Creía que en el fondo de las ondas del río, entre los musgos 575 I | misteriosas, hadas, sílfides u ondinas, que exhalaban lamentos 576 II | referimos, los caballeros de la Orden habían ya abandonado sus 577 III| desde esta altura podré orientarme para seguir mis pesquisas 578 II | desapareció en la oscuridad. La orla del traje de una mujer, 579 II | cardos silvestres y las ortigas brotaban en medio de los 580 II | momento y desapareció en la oscuridad. La orla del traje de una 581 | otros 582 V | nuestras basílicas, cuyos ovalados rostros envuelven en un 583 I | domaban los potros, los pajes enseñaban a volar a los 584 IV | aquel que pudiéramos llamar palacio se veía un rayo de luz templada 585 I | de su castillo, donde los palafreneros domaban los potros, los 586 V | flotar aquella noche, al par que su traje, y eran negros...; 587 III| lado a otro, fuera de sí, parándose para escuchar, ya deslizándose 588 III| la maleza y las plantas parásitas, hasta una especie de rellano 589 III| aguas se retrataban sus pardas almenas.~ 590 IV | noche, que unas veces le parecían los pasos de alguna persona 591 IV | el negruzco y agrietado paredón de la casa de enfrente.~ - 592 I | sombra no lo siguiese a todas partes.~Amaba la soledad porque 593 III| capotillo de terciopelo, partió como una exhalación hacía 594 II | II~Sobre el Duero, que pasa lamiendo las carcomidas 595 I | cúspide de las llamas, y se pasaba las horas muertas sentado 596 IV | barrio hay una casa donde, pasada la medianoche, aún hay gente 597 IV | luz templada y suave, que, pasando a través de unas ligeras 598 I | debían buscar en el anchuroso patio de su castillo, donde los 599 II | galerías ojivales de sus patios de armas, en las que suspiraba 600 II | flotando al viento como el penacho de una cimera, y las campanillas 601 VI | desplegar al aire vuestro pendón de rico hombre, y marchamos 602 VI | al Duero, y aún no había penetrado en ella, cuando de sus labios 603 IV | Fija en su mente esta idea, penetró en la población y, dirigiéndose 604 III| exhalación hacía el puente.~Pensaba atravesarlo y llegar a la 605 I | que pudiera encerrar sus pensamientos, y nunca los había encerrado 606 III| veces creyendo verla, otras pensando oírla: ya notando que las 607 I | grietas de las peñas imaginaba percibir formas o escuchar sonidos 608 III| punto en que había visto perderse, entre la espesura de las 609 III| firmemente persuadido de que un perfume especial, que aspiraba a 610 II | verano, templada, llena de perfumes y de rumores apacibles, 611 I | ojos un punto del oscuro pergamino en que leía la última carta 612 VI | espantados ojos en el suelo, permanece un rato inmóvil; un ligero 613 IV | el lejano ladrido de un perro, ora el rumor de una puerta 614 IV | parecían los pasos de alguna persona que había doblado ya la 615 III| pies; luego, firmemente persuadido de que un perfume especial, 616 IV | es su casa.~En esta firme persuasión, y revolviendo en su cabeza 617 III| intervalos, era un aroma perteneciente a aquella mujer que se burlaba 618 IV | blasones de su dueño, giraron pesadamente sobre los goznes, con un 619 IV | cadena que lo sujetaba al pesebre en las subterráneas caballerizas.~ 620 III| orientarme para seguir mis pesquisas a través de ese confuso 621 IV | el relincho de corcel que piafando hacía sonar la cadena que 622 V | sueños de adolescente, que piensa como yo pienso, que gusta 623 V | adolescente, que piensa como yo pienso, que gusta de lo que yo 624 I | cielo entre un vapor de plata, o a las estrellas, que 625 VI | luna brillaba en toda su plenitud en lo más alto del cielo, 626 V | delante de mis ojos aquellos pliegues de una tela diáfana y blanquísima; 627 III| gorra, cuya redonda y larga pluma podía embarazarlo para correr, 628 IV | esta idea, penetró en la población y, dirigiéndose hacía el 629 IV | violentamente, dirigió al pobre escudero, el cual, después 630 Int| vean en su fondo, al menos podrá entretenerlos un rato.~ 631 II | imaginación de un vértigo de poesía, después de atravesar el 632 I | aquellas largas noches de poético insomnio exclamaba:~ - Si 633 V | como esos ángeles de las portadas de nuestras basílicas, cuyos 634 III| la estela que dejaba en pos de sí una barca que se dirigía 635 V | encontrar, y la gloria de poseerla excederá seguramente al 636 II | de los Templarios, cuyas posesiones se extendían a lo largo 637 I | Peña me ha dicho, que es posible que esos puntos de luz sean 638 V | noches al sereno, hecho poste de una esquina; que he gastado 639 I | palafreneros domaban los potros, los pajes enseñaban a volar 640 III| deslizándose con las mayores precauciones sobre la hierba, ya en una 641 I | cambiantes de las piedras preciosas. En aquellas largas noches 642 III| una sombra! - dijo, y se precipitó en su busca, separando con 643 II | largos y flexibles tallos, pregonaban la victoria de la destrucción 644 I | Dónde está vuestro señor? - preguntaba algunas veces su madre.~ - 645 II | transparente.~Manrique, presa su imaginación de un vértigo 646 VI | la de un idiota, apenas prestaba atención ni a las caricias 647 I | sentado al borde de una tumba, prestando oído a ver si sorprende 648 V | al sitio donde la vi la primera y única vez que la he visto... ¿ 649 I | Si es verdad, como el prior de la Peña me ha dicho, 650 IV | y tortuosas. Un silencio profundo reinaba en ellas, silencio 651 II | arcos de su claustro, las prolongadas galerías ojivales de sus 652 IV | goznes, con un chirrido prolongado y agudo. Un escudero apareció 653 VI | verdadera convulsión, y prorrumpe, al fin, en una carcajada, 654 VI | Mosén Arnaldo, el trovador provenzal?~ - ¡No! ¡No! - exclamó 655 II | en los trozos de fábrica, próxima a desplomarse, el jaramago, 656 IV | ventanas ojivales de aquel que pudiéramos llamar palacio se veía un 657 III| al cabo en un punto, no pudo contener una blasfemia. 658 VI | a quien ames, y amándote pueda hacerte feliz?~ - ¡El amor!... 659 IV | sus nocturnas excursiones, puede estarlo a esas horas?... 660 Int| parece historia; lo que puedo decir es que en su fondo 661 | Pues 662 I | que es posible que esos puntos de luz sean mundos; si es 663 II | históricas fortalezas; pero aún quedaban en pie restos de los anchos 664 I | delirio hasta el punto de quedarse una noche entera mirando 665 VI | es un rayo de luna.~ - ¿Queréis que os diga una cantiga, 666 I | arcos; o acurrucado en la quiebra de una roca y entretenido 667 | quien 668 II | en que el loco soñador de quimeras o imposibles penetraba en 669 I | de un trovador.~Los que quisieran encontrarlo no lo debían 670 II | lanzó en su seguimiento, rápido como una saeta.~ 671 V | hacen unos ojos azules muy rasgados y adormidos, y una cabellera 672 V | castillo en el aire, que la realidad desvanecía con un soplo; 673 III| mujer de sus sueños, la realización de sus más locas esperanzas. 674 VI | tendió la vista por su recinto y miró a través de las macizas 675 V | nunca. Verdad es que ya he recorrido inútilmente todas las calles 676 VI | que lo que había hecho era recuperar el juicio.~ 677 III| separando con las manos las redes de piedra que se extendían 678 III| al suelo la gorra, cuya redonda y larga pluma podía embarazarlo 679 II | río.~En la época a que nos referimos, los caballeros de la Orden 680 IV | de seda color de rosa, se reflejaba en el negruzco y agrietado 681 I | serán las mujeres de esas regiones luminosas! Y yo no podré 682 I | suspiros o cantaban y se reían en el monótono rumor del 683 IV | tortuosas. Un silencio profundo reinaba en ellas, silencio que sólo 684 II | años las plantas de los religiosos, la vegetación, abandonada 685 IV | puerta al cerrarse, ora el relincho de corcel que piafando hacía 686 III| parásitas, hasta una especie de rellano que iluminaba la claridad 687 III| barca que se dirigía a todo remo a la orilla opuesta.~En 688 II | La luna, que se había ido remontando lentamente, estaba ya en 689 IV | encuentra en esta ciudad reponiéndose de sus fatigas.~ - Pero, ¿ 690 I | entretenían los días de reposo en afilar el hierro de su 691 IV | a Soria? ¿Tiene esposo? Responde, animal - ésta fue la salutación 692 I | su madre.~ - No sabemos - respondían sus servidores - ; acaso 693 II | pero aún quedaban en pie restos de los anchos torreones 694 IV | manojo de llaves en la mano, restregándose los ojos y enseñando al 695 III| del río, en cuyas aguas se retrataban sus pardas almenas.~ 696 III| parte del Duero, que se retuerce a sus pies, arrastrando 697 IV | esta firme persuasión, y revolviendo en su cabeza las más locas 698 IV | mayor de nuestro señor el rey, que, herido en la guerra 699 III| las hojas, que parece que rezan en voz baja, me han impedido 700 VI | al aire vuestro pendón de rico hombre, y marchamos a la 701 III| blasfemia. La luz de la luna rielaba chispeando en la estela 702 I | porque en su seno, dando rienda suelta a la imaginación, 703 I | acurrucado en la quiebra de una roca y entretenido en contar 704 I | escribirlos!~Creía que entre las rojas ascuas del hogar habitaban 705 I | porque tenía los labios rojos, a la otra porque se cimbreaba 706 III| en otros álamos. Llegó, rompiendo por entre la maleza y las 707 I | danzaban en una luminosa ronda de chispas en la cúspide 708 IV | colgaduras de seda color de rosa, se reflejaba en el negruzco 709 V | basílicas, cuyos ovalados rostros envuelven en un misterioso 710 III| arrastra por el suelo y roza en los arbustos - y corría, 711 I | instante: a ésta porque era rubia, a aquélla porque tenía 712 I | en ese globo de nácar que rueda sobre las nubes habitan 713 II | victoria de la destrucción y la ruina.~Era de noche; una noche 714 V | que la he visto... ¿Quién sabe si, caprichosa como yo, 715 I | algunas veces su madre.~ - No sabemos - respondían sus servidores - ; 716 V | acaso...; pero aun sin saberlo, la encontraré...; la encontraré; 717 IV | ésta fue la salutación que, sacudiéndole el brazo violentamente, 718 II | seguimiento, rápido como una saeta.~ 719 VI | arcadas... Estaba desierto.~Salió de él, encaminó sus pasos 720 V | figuró una deidad; y al salir de la Colegiata, una noche 721 IV | Responde, animal - ésta fue la salutación que, sacudiéndole el brazo 722 I | tanto, que nunca le habían satisfecho las formas en que pudiera 723 | sea 724 I | posible que esos puntos de luz sean mundos; si es verdad que 725 III| pisadas sobre las hojas secas, y el crujido de su traje, 726 IV | unas ligeras colgaduras de seda color de rosa, se reflejaba 727 V | una noche de maitines, he seguido como un tonto la litera 728 V | la encuentro, estoy casi seguro de que he de conocerla... ¿ 729 V | perdió entre las intrincadas sendas de sus jardines.~ 730 II | mujer que había cruzado el sendero y se ocultaba entre el follaje, 731 II | y en los jardines cuyos senderos no hollaban hacía muchos 732 I | la soledad porque en su seno, dando rienda suelta a la 733 V | de mi ser, ¿no se ha de sentir conmovida al encontrarme? ¿ 734 I | para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba a todas las mujeres 735 III| se precipitó en su busca, separando con las manos las redes 736 IV | noche no faltó la luz ni él separó la vista un momento.~Cuando 737 Int| triste, de la que acaso yo seré uno de los últimos en aprovecharme, 738 V | pasado noches y noches al sereno, hecho poste de una esquina; 739 I | sonidos misteriosos, formas de seres sobrenaturales, palabras 740 III| allá, y no la veía - . Pero siguen sonando sus pisadas - murmuró 741 I | por que su sombra no lo siguiese a todas partes.~Amaba la 742 I | mujeres misteriosas, hadas, sílfides u ondinas, que exhalaban 743 II | contempló un momento la negra silueta de la ciudad que se destacaba 744 II | cubierto de césped; los cardos silvestres y las ortigas brotaban en 745 | sino 746 VI | creciendo, y ofrece los síntomas de una verdadera convulsión, 747 I | misteriosos, formas de seres sobrenaturales, palabras inteligibles que 748 V | eco de sus pisadas o una sola palabra suya que vuelva 749 I | volar a los halcones y los soldados se entretenían los días 750 IV | reinaba en ellas, silencio que sólo interrumpían, ora el lejano 751 V | misterioso crepúsculo las sombras de sus doseles de granito!~¡ 752 II | júbilo.~En el fondo de la sombría alameda había visto agitarse 753 II | troncos de los árboles; y las sombrías calles de álamos, cuyas 754 II | instante en que el loco soñador de quimeras o imposibles 755 V | misterio, como todas las almas soñadoras, se complace en vagar por 756 IV | corcel que piafando hacía sonar la cadena que lo sujetaba 757 I | Amar! Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. 758 I | percibir formas o escuchar sonidos misteriosos, formas de seres 759 VI | carcajada, en una carcajada sonora, estridente, horrible.~Aquella 760 V | realidad desvanecía con un soplo; dos meses durante los cuales 761 I | prestando oído a ver si sorprende alguna palabra de la conversación 762 II | Las plantas trepadoras subían encaramándose por los añosos 763 IV | sujetaba al pesebre en las subterráneas caballerizas.~Manrique, 764 III| jadeante y cubierto de sudor, a la entrada, ya los que 765 IV | hacía sonar la cadena que lo sujetaba al pesebre en las subterráneas 766 III| hablado... El viento, que suspira entre las ramas; las hojas, 767 I | que exhalaban lamentos y suspiros o cantaban y se reían en 768 | suya 769 II | sobre sus largos y flexibles tallos, pregonaban la victoria 770 III| que se extendían como un tapiz de unos en otros álamos. 771 | te 772 V | aquellos pliegues de una tela diáfana y blanquísima; noche 773 I | o a las estrellas, que temblaban a lo lejos como los cambiantes 774 III| a su alrededor; pero al tenderla y fijarla al cabo en un 775 | tener 776 I | rubia, a aquélla porque tenía los labios rojos, a la otra 777 III| desnudándose del ancho capotillo de terciopelo, partió como una exhalación 778 II | Templarios.~La medianoche tocaba a su punto. La luna, que 779 II | de álamos, cuyas copas se tocaban y se confundían entre sí, 780 III| ciudad antes que la barca tocase en la otra orilla. ¡Locura! 781 IV | eran entonces, y lo son todavía, oscuras y tortuosas. Un 782 Int| tal vez hubiera hecho un tomo de filosofía lacrimosa; 783 V | maitines, he seguido como un tonto la litera del arcediano, 784 III| una lengua extranjera...~Y tornó a correr en su seguimiento, 785 II | pie restos de los anchos torreones de sus muros; aún se veían, 786 IV | lo son todavía, oscuras y tortuosas. Un silencio profundo reinaba 787 V | excederá seguramente al trabajo de buscarla.~¿Cómo serán 788 I | en silencio, intentando traducirlo.~En las nubes, en el aire, 789 V | noche?~Dos meses habían transcurrido desde que el escudero de 790 II | un cielo azul, luminoso y transparente.~Manrique, presa su imaginación 791 II | embellecerla.~Las plantas trepadoras subían encaramándose por 792 III| confuso laberinto - exclamó, trepando de peña en peña con la ayuda 793 Int| una verdad, una verdad muy triste, de la que acaso yo seré 794 I | el insólito clamor de una trompa de guerra no le hubiera 795 II | enarenados caminos, y en los trozos de fábrica, próxima a desplomarse, 796 I | sentado al borde de una tumba, prestando oído a ver si 797 | u 798 IV | de un sitio a otro.~Por último, se detuvo al pie de un 799 Int| acaso yo seré uno de los últimos en aprovecharme, dadas mis 800 V | donde la vi la primera y única vez que la he visto... ¿ 801 V | V~ - Yo la he de encontrar, 802 VI | inmóvil casi, y con una mirada vaga e inquieta como la de un 803 III| intrincadas malezas. ¡Afán inútil!~Vagó algunas horas de un lado 804 V | cuales había buscado en vano a aquella mujer desconocida, 805 VI | mentiras todo, fantasmas vanos que formamos en nuestra 806 I | flotaba en el cielo entre un vapor de plata, o a las estrellas, 807 I | de la fuente y sobre los vapores del lago vivían unas mujeres 808 Int| leyenda, que, a los que nada vean en su fondo, al menos podrá 809 II | plantas de los religiosos, la vegetación, abandonada de sí misma, 810 V | esquina; que he gastado más de veinte doblas de oro en hacer charlar 811 II | veían, como en parte se ven hoy, cubiertos de hiedra 812 IV | De dónde es? ¿A qué ha venido a Soria? ¿Tiene esposo? 813 IV | alegría. En una de las altas ventanas ojivales de aquel que pudiéramos 814 IV | vagar por sus calles a la ventura.~Las calles de Soria eran 815 II | Era de noche; una noche de verano, templada, llena de perfumes 816 VI | ofrece los síntomas de una verdadera convulsión, y prorrumpe, 817 VI | intervalos por entre la verde bóveda de los árboles cuando 818 III| seguimiento, unas veces creyendo verla, otras pensando oírla: ya 819 I | luminosas! Y yo no podré verlas, y yo no podré amarlas... ¿ 820 IV | envidia a un cocodrilo.~Verlo Manrique y lanzarse a la 821 II | presa su imaginación de un vértigo de poesía, después de atravesar 822 VI | en nuestra imaginación y vestimos a nuestro antojo, y los 823 VI | de sus escuderos - . Os vestís de hierro de pies a cabeza; 824 II | flexibles tallos, pregonaban la victoria de la destrucción y la ruina.~ 825 V | todas las fuerzas de mi vida, con todas las facultades 826 V | bendita en San Nicolás a una vieja, arrebujada con tal arte 827 IV | postigo de San Saturio se viene a este barrio... En este 828 IV | que, sacudiéndole el brazo violentamente, dirigió al pobre escudero, 829 I | sobre los vapores del lago vivían unas mujeres misteriosas, 830 IV | callejón desierto; otras, voces confusas de gentes que hablaban 831 I | potros, los pajes enseñaban a volar a los halcones y los soldados 832 VI | ligera, flotante, había vuelto a brillar ante sus ojos; 833 IV | Quién, sino ella, que vuelve de sus nocturnas excursiones,


majes-vuelv

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL