Cap., N.

 1 INT, 1 |          movidos por el Espíritu divino, e ilustrando sus mentes
 2 INT, 2 |      parece también en esto a su Divino Fundador. Porque, aun cuando
 3 INT, 2 |         el estímulo del Espíritu divino, las mueve y en cierto modo
 4 INT, 5 |        en el mismo Cuerpo con el Divino Redentor; y al mismo tiempo
 5   I, 6 |     Eterno con aquel mismo único divino amor asumió de la descendencia
 6   I, 6 |          más excelente, nada más divino que aquella frase con que
 7   I, 8 |       según el mandato mismo del Divino Redentor, se perpetúan los
 8   I, 8 |        para dilatar el reino del Divino Redentor tienen en la sociedad
 9   I, 9 |       por medio de un inefable y divino vínculo. Y, por último,
10   I    |         Pentecostés23. Porque el Divino Redentor comenzó la edificación
11   I, 12|         Porque, mientras nuestro Divino Salvador predicaba en un
12   I, 14|          de fuego, como con dedo divino indicase a la Iglesia su
13   I, 16|        mirar por ellos51, así el Divino Redentor rige el timón de
14   I, 17|         gobierna por sí mismo el Divino Salvador la sociedad por
15   I, 17|          y ordinaria gobierna el Divino Redentor, por su Vicario
16   I, 19|        necesitan del auxilio del Divino Redentor, puesto que El
17   I, 19|         han de ofrecer a nuestro Divino Salvador. ~A las razones
18   I, 20|          de contemplar a nuestro Divino Salvador como un excelso
19   I, 20|     enseña, gobierna e inmola el divino Sacrificio. Ella, además,
20   I, 23|       que, recibiendo fuerza del Divino Redentor, como de manantial
21   I, 24|      Redentor mismo sustenta con divino poder la sociedad por El
22   I, 24|   Iglesia94, imitando en ello al Divino Maestro que a él mismo,
23   I, 24|          jurídica, con la que el Divino Redentor envió a los Apóstoles
24   I, 25|  asemejen cada día más a nuestro Divino Salvador. El Espíritu de
25   I, 26|  miembros y en ellos obre con su divino influjo, se sirve del ministerio
26   I, 27|        que Cristo es el Salvador divino de este Cuerpo. El, con
27   I, 28|       enriqueció con el Espíritu divino al Cuerpo de la Iglesia
28   I, 29|      mismo, a saber, el Espíritu divino, quien, como dice el Angélico,
29   I, 29|    pregonando la sabiduría de su divino Arquitecto, es, sin embargo,
30   I, 29|   vivifican, ya con su manantial divino. ~
31   I, 30|         pues no entienden que el Divino Redentor por este mismo
32   I, 30|        dijo al infundir el soplo divino: Recibid el Espíritu Santo127,
33   I, 30|         mal; inclinación, que su Divino Fundador permite aun en
34  II, 31|          enseñan que el Redentor divino constituye con su Cuerpo
35  II    |       tierra. Porque así como el Divino Redentor envió el Espíritu
36  II, 33| esperanza que nos unen a nuestro Divino Redentor en su Cuerpo místico
37  II, 33|      sangre. Por lo cual nuestro Divino Salvador nos exhorta encarecidamente
38  II, 33|    asegurar que amamos a nuestro Divino Redentor, si odiamos a los
39  II, 34|          de nosotros el Redentor divino, está por encima de todo
40  II, 35|   refiere a nuestra unión con el Divino Redentor y de modo especial
41  II, 35|          invadir erróneamente lo divino, sin que ni un solo atributo,
42  II, 35|   nuestra unión con Cristo y del divino Paráclito que en nosotros
43  II, 36|        la Iglesia. Y así como el Divino Redentor, al morir en la
44 III, 37|          misma persona física al Divino Redentor con los miembros
45 III, 38|         a la acción del Espíritu divino toda la vida espiritual
46 III, 40|  ciertamente, erróneo: porque el Divino Redentor tiene estrechamente
47 III, 40|          también preces al mismo Divino Redentor; ya que todos los
48 III, 41|          penetrados de un solo y divino Espíritu; somos, por último,
49 III, 44|         sin embargo, el amor del Divino Esposo es tan vasto que
50 III, 46|          y propagan el Reino del Divino Redentor. Esta común plegaria
51 III, 47|         siguiendo el ejemplo del Divino Redentor, eleven continuamente
52 III, 50|   dolores a los sufrimientos del Divino Redentor, para procurar
53 III, 51|         Dios, llena del Espíritu divino de Jesucristo, haga eficaces,
54 III, 51|    consiguió que el Espíritu del Divino Redentor, otorgado ya en