Cap., N.

 1 INT, 1 | primeramente de labios del mismo Redentor, por la que aparece en su
 2 INT, 2 |      advertirse que, así como el Redentor del género humano fue vejado,
 3 INT, 5 |       mismo Cuerpo con el Divino Redentor; y al mismo tiempo sacar
 4   I, 8 |         mandato mismo del Divino Redentor, se perpetúan los oficios
 5   I, 8 |      dilatar el reino del Divino Redentor tienen en la sociedad cristiana
 6   I    |          misericordia de nuestro Redentor no niega ahora un lugar
 7   I    |     mancillados los miembros del Redentor; pero, quien miserablemente
 8   I    |  Pentecostés23. Porque el Divino Redentor comenzó la edificación del
 9   I, 12|         lugar, con la muerte del Redentor, a la Ley Antigua abolida
10   I, 16|       por ellos51, así el Divino Redentor rige el timón de toda la
11   I, 17|     ordinaria gobierna el Divino Redentor, por su Vicario en la tierra,
12   I, 17|   deforman el Cuerpo místico del Redentor, de tal manera, que los
13   I, 19| necesitan del auxilio del Divino Redentor, puesto que El mismo dijo:
14   I, 20|   obediencia y la virginidad del Redentor. Ella, por las múltiples
15   I, 23|     recibiendo fuerza del Divino Redentor, como de manantial primario,
16   I, 24|          el hecho de que nuestro Redentor mismo sustenta con divino
17   I, 24|   jurídica, con la que el Divino Redentor envió a los Apóstoles al
18   I, 25|          alma bienaventurada del Redentor como en su amadísimo templo;
19   I, 26|          celestiales que nuestro Redentor concede a la Iglesia juntamente
20   I, 29|        es el Espíritu de nuestro Redentor, que, como manantial de
21   I, 30|          entienden que el Divino Redentor por este mismo motivo quiso
22  II, 31|       Iglesia134, enseñan que el Redentor divino constituye con su
23  II    |        Porque así como el Divino Redentor envió el Espíritu Paráclito
24  II, 33|        nos unen a nuestro Divino Redentor en su Cuerpo místico son
25  II, 33|          amamos a nuestro Divino Redentor, si odiamos a los que él
26  II, 34|  Encarnación tuvo de nosotros el Redentor divino, está por encima
27  II, 34|    plenitud y el complemento del Redentor; y Cristo viene en cierto
28  II, 35|      nuestra unión con el Divino Redentor y de modo especial a la
29  II, 36|    Iglesia. Y así como el Divino Redentor, al morir en la Cruz, se
30  II, 36|        de Cristo y amar al mismo Redentor en todos los miembros de
31 III, 37|         persona física al Divino Redentor con los miembros de la Iglesia
32 III, 40|        erróneo: porque el Divino Redentor tiene estrechamente unidas
33 III, 40|   también preces al mismo Divino Redentor; ya que todos los cristianos
34 III, 43|    hombres, tanto más amados del Redentor cuanto más dignos de compasión,
35 III, 45|       momento en el cual nuestro Redentor, desde su Encarnación, cuando
36 III, 46|        particular mostró nuestro Redentor su ardentísimo amor para
37 III, 46|     propagan el Reino del Divino Redentor. Esta común plegaria no
38 III, 46|  ordenados al Cuerpo místico del Redentor, carecen, sin embargo, de
39 III, 47|  siguiendo el ejemplo del Divino Redentor, eleven continuamente estas
40 III, 50|          sufrimientos del Divino Redentor, para procurar la salvación
41 III, 51|       que el Espíritu del Divino Redentor, otorgado ya en la Cruz,