Cap., N.

 1   I, 6 |        la mente las palabras del Apóstol: Donde abundó el delito,
 2   I, 7 |   sagrado texto. Cristo -dice el Apóstol - es la cabeza del cuerpo
 3   I, 8 |        es otra la manera como el Apóstol describe a la Iglesia cuando
 4   I, 10|          todos nosotros -dice el Apóstol - somos bautizados en un
 5   I, 13|    oscuras aquellas palabras del Apóstol, con las que enseña a los
 6   I, 19|            y, según el dicho del Apóstol, todo el crecimiento de
 7   I, 20|    angélica, sino -según dice el Apóstol - la del linaje de Abraham72.
 8   I, 24|         si creemos al Niseno, el Apóstol con frecuencia llama Cristo
 9   I, 26|      suya esta sublime frase del Apóstol: Y yo vivo, o más bien no
10   I, 27|   brevemente, de aquel texto del Apóstol: Cristo es la Cabeza de
11   I, 28|           conforme a aquello del Apóstol: Todo es vuestro y vosotros
12  II, 31|          fundados en aquello del Apóstol: El mismo [Cristo] es la
13  II, 32| cristiana. ~Pues, como enseña el Apóstol, uno es el Señor, una la
14  II, 32|     gloria celestial, no dudó el Apóstol de las Gentes en decir:
15  II, 33|       Cuerpo místico? Por eso el Apóstol predilecto de Cristo nos
16  II, 34|      Espíritu de Cristo -dice el Apóstol -, no es de El; pero si
17 III, 37|      advirtiendo bastante que el apóstol Pablo habló de esta materia
18 III, 37|       mente y al pensamiento del Apóstol, quien aun uniendo entre
19 III, 43|      como justamente advierte el Apóstol: Mucho más necesarios son
20 III, 44|       por la suavísima frase del Apóstol de las Gentes, cantemos
21 III, 49|   presente. Porque así, según el Apóstol, cumpliremos en nuestra