Cap., N.

 1 INT, 2 |   confesamos con ánimo agradecido a Dios, que, incluso en esta nuestra
 2 INT, 2 |         ignoramos que la Iglesia de Dios no sólo es despreciada,
 3 INT, 2 |         Iglesia, a quien después de Dios debemos todo. ~Y abrigamos
 4 INT, 2 |          reciben como de la mano de Dios con ánimo resignado y tranquilo,
 5 INT, 2 |           con más ansia el Reino de Dios. Porque, a la verdad, cuanto
 6 INT, 3 |            es decir, para morada de Dios por virtud del Espíritu4. ~
 7 INT, 5 |             misterios revelados por Dios, ni deben, como tesoro escondido
 8 INT, 5 |            bien, han sido dados por Dios, para que contribuyan al
 9 INT, 5 |             alcanza con la ayuda de Dios alguna inteligencia, ciertamente
10 INT, 5 |      Pesadas maduramente delante de Dios todas estas cosas; a fin
11   I, 6 |             humano fue colocado por Dios en tan excelsa condición,
12   I, 6 |           Mas el misericordiosísimo Dios de tal modo.. amó al mundo,
13   I, 6 |        carne, del Hijo Unigénito de Dios, recibieran el poder de
14   I, 6 |            de llegar a ser hijos de Dios10. Y por esto Cristo Jesús,
15   I, 6 |         Porque así como el Verbo de Dios, para redimir a los hombres
16   I, 8 |             con el favor y ayuda de Dios pueden subir a la cumbre
17   I, 9 |            se dedican y consagran a Dios los que han de inmolar la
18   I, 9 |      procede advertir que, así como Dios al principio del tiempo
19   I    |    saludable temor, y excitados por Dios a orar y a arrepentirse
20   I, 13|             reconciliar a ambos con Dios en un solo Cuerpo por medio
21   I, 15|             evidente que el Hijo de Dios y de la Bienaventurada Virgen
22   I, 15|           más alto lugar que Cristo Dios, el cual, como Verbo del
23   I, 15|         Hijo verdadero y natural de Dios, y por su admirable y gloriosa
24   I, 15|           como único... mediador de Dios y de los hombres47 junta
25   I, 15|            Hombre, es más amado por Dios que todos los demás hombres,
26   I, 18|          las vírgenes consagradas a Dios. Nos, considerando tales
27   I, 20|          angélica, por la bondad de Dios supera a la de los ángeles:
28   I, 20|             a la imagen del Hijo de Dios75 y nos renovásemos según
29   I, 22|        creyentes son iluminados por Dios, y toda la gracia con que
30   I, 22|             de los Santos Padres. A Dios nadie jamás le vio; el Hijo
31   I, 22|            a conocer82. Viniendo de Dios como maestro83, para dar
32   I, 23|         esperanza nos convertimos a Dios, siempre procedemos movidos
33   I, 24|     inefable, por el que el Hijo de Dios asumió una concreta naturaleza
34   I, 25|       gracia y de verdad el Hijo de Dios adornó su alma en el seno
35   I, 25|             hizo hijos adoptivos de Dios104, para que algún día todos
36   I, 27|          dando gracias incesantes a Dios. Y lo que nuestro Salvador
37   I, 28|        nacido de la Virgen Madre de Dios, está sentado ahora a la
38   I, 28|           de Cristo; y Cristo es de Dios115. Porque la Iglesia, fundada
39   I, 28|           como destino la gloria de Dios y del que El envió, Jesucristo. ~
40   I, 30|            toda vez que el Verbo de Dios asumió una naturaleza humana
41   I, 30|             cuyo nombre pide ella a Dios todos los días: Perdónanos
42  II    |         mismo Cuerpo para gloria de Dios y del Cordero que fue sacrificado137.
43  II    |        acuerdo a la mayor gloria de Dios trino y uno, sino por virtud
44  II, 32|             juntan uno a otro y con Dios, a saber: la fe, la esperanza
45  II, 32|             nos adherimos a un solo Dios y al que él envió, Jesucristo140.
46  II, 32|     íntimamente nos une esta fe con Dios, nos lo enseñan las palabras
47  II, 32|             que Jesús es el Hijo de Dios, Dios está en él y él en
48  II, 32|           Jesús es el Hijo de Dios, Dios está en él y él en Dios141.
49  II, 32|             Dios está en él y él en Dios141. Y no es menos lo que
50  II, 32|           vida en la fe del Hijo de Dios, que nos amó y se entregó
51  II, 32|           por la fe nos adherimos a Dios en esta tierra como a fuente
52  II, 32|            venida gloriosa del gran Dios146. Y por aquel anhelo común
53  II, 33|         amor celestial que el mismo Dios infunde en nuestras almas?
54  II, 33|          infunde en nuestras almas? Dios es caridad: y quien permanece
55  II, 33|            la caridad, permanece en Dios y Dios en él150. En virtud,
56  II, 33|        caridad, permanece en Dios y Dios en él150. En virtud, por
57  II, 33|             una ley establecida por Dios, esta caridad hace que al
58  II, 33|          menester que a este amor a Dios y a Cristo corresponda la
59  II, 33|             alguno dijere que ama a Dios mientras odia a su hermano,
60  II, 33|            ojos, ¿cómo puede amar a Dios, a quien no ve? Y este mandato
61  II, 33|           mandato hemos recibido de Dios: que quien ame a Dios, ame
62  II, 33|            de Dios: que quien ame a Dios, ame también a su hermano153.
63  II, 33|      estaremos tanto más unidos con Dios y con Cristo, cuanto más
64  II, 33|             el amor que nos junte a Dios y a nuestra divina Cabeza. ~
65  II, 34|          mundo el Unigénito Hijo de Dios nos abrazó con su eterno
66  II, 35|     atributo, propio del sempiterno Dios, pueda atribuírsele como
67  II, 35|        puesto que todo se refiere a Dios como a suprema cosa eficiente. ~
68  II, 35|             un tanto los arcanos de Dios, se consigue comparando
69  II, 35|       diferencia de aquella con que Dios abraza a los del cielo,
70 III, 38|           gracia suya [es decir, de Dios] no estuvo baldía en mí,
71 III, 38|            no yo, sino la gracia de Dios conmigo170. Es, pues, del
72 III, 39|           para ascender al altar de Dios. Cierto que, como bien sabéis,
73 III, 40|           las oraciones dirigidas a Dios en privado son de poca monta,
74 III, 40|         Jesucristo, sino más bien a Dios o al Eterno Padre por medio
75 III, 40|            razón de "mediador entre Dios y los hombres"172. Sin embargo,
76 III, 40|           Jesús es el mismo Hijo de Dios, y el mismo Dios. Aún más:
77 III, 40|            Hijo de Dios, y el mismo Dios. Aún más: mientras la Iglesia
78 III, 43|        dignos de compasión, clama a Dios desde la tierra183. ~
79 III, 44|         sangre para reconciliar con Dios en la Cruz a todos los hombres
80 III, 45|              a pesar de ser Hijo de Dios, ya con los fúlgidos ejemplos
81 III, 45|             que se han consagrado a Dios en la vida religiosa, sino
82 III, 46|           llamados a la herencia de Dios, ya en la propia patria,
83 III, 47|       Cuerpo místico se eleve hasta Dios, para que todos los descarriados
84 III, 47|         cual es imposible agradar a Dios200, debe ser un libérrimo
85 III, 47|             ni los fieles dirigen a Dios oraciones fervorosas por
86 III, 48| Insistentemente se ha de suplicar a Dios que todos cuantos están
87 III, 48|      procedido según la voluntad de Dios. De manera espantosa y repentina
88 III, 48|           grandes tormentos. Porque Dios no exceptuará persona alguna
89 III, 49|             gratuitamente dados por Dios. Y esta misma lluvia de
90 III, 49|             no solamente elevamos a Dios ardientes plegarias, sobre
91 III, 49|       resignado, como de la mano de Dios, los trabajos y dolores
92 III, 50|             oblación de sí mismos a Dios, que suelen hacer los miembros
93 III, 50|    asociación que, como gratísima a Dios, deseamos de corazón recomendar
94 III, 51|              51. La Virgen Madre de Dios, cuya alma santísima fue,
95 III, 51|         todas las demás creadas por Dios, llena del Espíritu divino
96 III, 51|         espiritual entre el Hijo de Dios y la naturaleza humana216.