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Comisión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia Carta sobre función pastoral de los museos eclesiásticos IntraText CT - Texto |
1. 2. Aproximación a la
conservación del patrimonio histórico-artístico
Han sido diferentes los modos con que las diversas culturas han procedido a la
conservación de su patrimonio cultural. Por ejemplo, en Occidente y en las
culturas a él asimiladas se cultiva la memoria del
pasado conservando las piezas que se han convertido en obsoletas por la
importancia histórico-artística, o simplemente como recuerdo. En otras, por el contrario,
el cultivo de la memoria se circunscribe prevalentemente a la
narración oral de las gestas del pasado, y esto debido a que, por razones
climáticas, resulta difícil la conservación de los restos. En
otras, por último, la conservación se lleva a cabo mediante la recreación de
las piezas respetando los materiales y los modelos estilísticos. No obstante, en todos los pueblos subsiste el sentido vivo
de la memoria como un valor básico que se debe cultivar con gran esmero.
En los países de antigua tradición cristiana, el patrimonio histórico-artístico
que a lo largo de los siglos se ha ido enriqueciendo continuamente con nuevas
formas interpretativas y ha sido un instrumento privilegiado de catequesis y de
culto para generaciones enteras, en tiempos más recientes ha adquirido, algunas
veces, a causa de la secularización, un significado casi exclusivamente
estético. Por ello, es oportuno que las Iglesias confirmen, por medio de
convenientes estrategias, la importancia
contextual de los bienes histórico-artísticos, de modo que la pieza
considerada desde su valor estético no sea totalmente separada de su función
pastoral, así como del contexto histórico, social, ambiental y devocional, de
los que constituye una peculiar expresión y un testimonio.
Un museo eclesiástico tiene sus raíces en el territorio, está directamente
conectado con la acción de la Iglesia y es el resumen visible de su memoria
histórica. No se reduce a la simple "colección de
antigüedades y curiosidades", como pretendían en el renacimiento Pablo
Giovio y Alberto Lollio, sino que conserva, porque las valora, obras de arte y
objetos de carácter religioso. Un museo eclesiástico no es tampoco el Mousêion,
es decir, el "templo de las Musas", en el sentido etimológico del
término, en recuerdo de cuanto fundó Tolomeo Sóter en Alejandría de Egipto,
sino que es siempre el edificio en el que se custodia el patrimonio
histórico-artístico de la Iglesia. A pesar de que numerosas piezas hayan
perdido su específica función eclesial, continúan, no
obstante, transmitiendo un mensaje que las comunidades cristianas de épocas
pretéritas han querido entregar a las generaciones sucesivas.
A la luz de estas consideraciones es importante desarrollar programas
específicos para llevar a cabo una adecuada valorización y conservación, con
sentido eclesial, del patrimonio histórico-artístico. Tales programas deberán fundamentarse
sobre los siguientes compromisos: la salvaguarda promovida por los
organismos específicos instituidos en el ámbito diocesano y nacional; el conocimiento
de su peculiar finalidad e historia, además de su consistencia a través de la
elaboración de inventarios y catálogos9; la contextualización de las
obras en la vivencia social, eclesial, devocional; la consideración de las
obras del pasado con referencia a la actual experiencia eclesial y cultural; la
conservación y la eventual utilización de estas obras del pasado en una
dimensión pastoral10.
Para realizar tales compromisos puede ser
oportuno instituir museos eclesiásticos que, haciendo referencia al patrimonio
histórico y artístico de un determinado territorio, asuman, también, el papel
de centros de animación cultural. Será igualmente importante
la racionalización de los diversos departamentos encargados del sector de los
bienes culturales dentro de la Iglesia. Donde sea posible, se deberá trabajar
para crear formas de colaboración entre los correspondientes departamentos
eclesiásticos y sus análogos civiles, con el fin de concertar proyectos
comunes.