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Comisión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia Carta sobre función pastoral de los museos eclesiásticos IntraText CT - Texto |
2. 3. 2. Tipología de los objetos recogidos
Los museos eclesiásticos conservan todo lo que se refiere a
la historia y a la vida de la Iglesia y de la comunidad, incluso lo
considerado de menor importancia. Estos evitan la eliminación,
el abandono, la alienación, la dispersión de los objetos que actualmente ya no
son utilizados para el servicio litúrgico-pastoral. Consienten así que estos
materiales sean tutelados, conservados y gozados como una documentación
histórico-artística de la vivencia eclesial en sus diversas manifestaciones.
Debiendo describir a grandes rasgos algunas tipologías de las piezas presentes
en los museos eclesiásticos, se puede, ante todo, discernir las de uso
litúrgico y paralitúrgico, que pueden agruparse en las siguientes grandes
categorías: obras de arte (pinturas, esculturas, decoraciones, grabados,
impresos, trabajos de ebanistería y otros materiales considerados menores);
vasos sagrados; adornos; relicarios y ex votos; paramentos litúrgicos, tejidos,
encajes, bordados, vestiduras eclesiásticas; instrumentos musicales;
manuscritos y libros litúrgicos, libros corales, partituras musicales, etc.
A estas categorías de obras, que normalmente
constituyen el patrimonio de los museos eclesiásticos, se añaden frecuentemente
otros materiales, que pertenecen a los archivos y bibliotecas, como:
proyectos arquitectónicos y artísticos (dibujos, modelos, bocetos, planos, etc.);
material documental relacionado con las piezas (legados, testamentos, pedidos,
actos jurídicos, etc.); libros de memorias sobre las obras, documentaciones
sobre las colecciones, documentaciones sobre manifestaciones inherentes al
patrimonio histórico-artístico, etc.; otros materiales vinculados de algún modo
al patrimonio histórico-artístico (reglas, estatutos, registros, etc.)
referidos a las diócesis y parroquias, a los institutos de vida consagrada y a
las sociedades de vida apostólica, y a las cofradías y Obras pías.
Sería de desear
que el museo eclesiástico considerase también la conservación de la memoria de
los usos, las tradiciones y las costumbres propias de la comunidad eclesial y
de la sociedad civil, especialmente en aquellas naciones en las que la
conservación de las obras y de los documentos no ocupa todavía un puesto
relevante.
Pero más allá de las subdivisiones tipológicas, el museo eclesiástico se
caracteriza por el esfuerzo en poner de relieve el "espíritu" de cada
una de las obras que conserva y expone. A estas no sólo les
atribuye un valor artístico, histórico, antropológico, cultural, sino que sobre
todo pone de relieve su dimensión espiritual y religiosa. Estas últimas
connotan de un modo específico la identidad de las
piezas de carácter devocional, cultual y caritativo, convirtiéndose así en la
óptica para comprender la voluntad del donante, la sensibilidad del mecenas, la
capacidad interpretativa del artista y los complejos significados de la obra
misma.