Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
Comisión pontificia para los bienes culturales de la Iglesia Carta sobre función pastoral de los museos eclesiásticos IntraText CT - Texto |
4. 2. El disfrute en
sentido eclesial
4. 2. 1. El
disfrute en la "mens eclesial"
Para que se pueda disfrutar adecuadamente de los museos eclesiásticos es
necesario poner de relieve la conexión íntima entre el elemento estético y el
religioso. Además, es necesario que aparezca clara la unión indisoluble entre
el patrimonio expuesto y el momento actual de la Iglesia y del mundo: el
acercamiento a las obras promovidas por el cristianismo no es similar al de los
restos de las civilizaciones desaparecidas, ya que muchas de las cosas que se
presentan a los visitantes tienen una estrecha unión con la actualidad
eclesial.
En este momento histórico de generalizada secularización, el museo eclesiástico
está llamado, en particular, a proponer de nuevo los vestigios de un sistema
existencial que encuentra en el sensus fidei su primera razón de
existencia, de experiencia, de esperanza. La
recogida de las piezas materiales no es un signo de orgullo, sino
del ofrecimiento a Dios del genio de tantos artistas para darle gracias. Incluso las cosas más bellas siempre tienen que poner de manifiesto
el límite de la creatividad humana, siguiendo las palabras de Jesús:
"Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni
hilan. Pero yo os
digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de
ellos"46.
El museo eclesiástico asume un papel formativo
en la enseñanza de la catequesis y de la cultura. Las
instalaciones museísticas ofrecen al público obras estimulantes para la nueva
evangelización del hombre de nuestro tiempo. A través
de visitas guiadas, conferencias, publicaciones (catálogos del museo, catálogos
de las exposiciones didácticas, trípticos ilustrativos de los
itinerarios del territorio) los visitantes tienen la posibilidad de percibir
los elementos fundamentales del cristianismo al que la mayor parte de estos se
ha adherido personalmente a través de los sacramentos de la iniciación
cristiana. Con este insólito instrumento, los visitantes pueden reencontrar los
caminos para poder crecer y madurar en el camino de la fe, pudiendo así
expresar mejor su propia adhesión a Cristo. Los no creyentes, por su parte,
visitando los museos eclesiásticos, pueden intuir cuánta importancia ha dado la
comunidad cristiana al anuncio de la fe, al culto
divino, a las obras de caridad y a una cultura de inspiración cristiana.
Una atenta lectura de la historia de la Iglesia, incluso en su desarrollo en el
territorio local y en la composición del patrimonio histórico-artístico, se
refiere naturalmente al conocimiento de los grandes temas del arte cristiano.
En la herencia cultural que nos ha llegado, se lee y
se comprende el sentido del sacrificio, del amor, de la compasión, del respeto
por la vida, de la relación particular con la muerte, de la esperanza en un
mundo renovado. Estas
realidades expresadas por las obras recogidas en los museos conducen a las
grandes líneas de la misión eclesial: el culto, que se concreta en la
liturgia, en la piedad popular, en las devociones personales; la catequesis,
que se manifiesta en la enseñanza y en la educación; la cultura, que se
explicita en las múltiples ciencias, resaltando en particular las ciencias
humanas; la caridad, que se expresa, sobre todo, en las obras de misericordia
espirituales y corporales.
Sobre cada una de estas coordenadas se ha ido
tejiendo una trama abundante de signos sensibles que se desarrollan a lo largo del tiempo. Su permanencia
constituye el depósito de la memoria que se puede tutelar y valorar por medio
de los museos eclesiásticos. A través de esta concepción, se supera el
aspecto meramente estético e histórico, alcanzándose el sentido y el significado
más íntimo y profundo en el ámbito de la civitas christiana.