En los márgenes y a mano
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YA HACE TIEMPO QUE LES PERDÍ EL
RESPETO
desde
un amor intenso cuanto loco.
Si aún
frecuento su cuerpo desarmado
es para
hacerlos míos abrazándolos,
para
decirme en ellos que estoy vivo,
que
caricias y gestos son mi modo
de
hablar, que los anhelo tanto, tanto...
Que en
serio no los tomo, pensaría,
si no
hago una pestaña de sus puntas,
muesca
de amor aunque muy imperfecto,
cita
para retornos reincidentes.
Pensaría
que no los tomo en serio
si no
pongo señales y advertencias
en sus
palabras o paisajes más
bellos,
si no les digo claramente
lo que
percibo y siento: complicidades
sobre
el entendimiento, muchas veces,
o sobre
una sospecha o mis distancias.
Desde
mi proprio límite, asilado
tras el
velo sutil de unas palabras.
Desde
alturas en punta, sin aliento
ni
palabras porque el profundo abismo
provoca
escalofríos, y el vértigo
la
huida. Desde la ausencia incómoda
de la
luz, que asienta poco a poco
el
movimiento ansioso del mirar.
Desde
la propia alcoba ensimismada
sin
ventanas a un mar en que espejarse.
Pero a
la vez desde ese mimo mar
sin fin
y de horizonte sin acceso.
Desde
el alba aún dormida o la noche
aún
despierta, desde el sol que no miras
porque
ciega tus ojos con sus suyos
o la
tarde que dándote la espalda
se hace
desear por su ternura
sosegada
y más cierta. Desde el bar - 6 -
ahíto
de bullicio y de tabaco,
desde
los decibelios y el alcohol
de
contorsión desinhibida y casi
ciega y
muda, desde la calle en cueros
aturdida
de prisas y de cláxones,
desde
tu confesión, desde el silencio,
desde
la voz coral de nuestros labios.
Desde
esos microclimas, no explorados
del
todo, escribo estas anotaciones:
palabras
en los márgenes y a mano.
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